Vale que hagan conferencias de lo que le de la gana. Pero que no sea con dinero publico.
Es que ese es el problema, gravísimo según mi forma de entender el mundo.
Soy un gran amante de la libertad, y para mi cualquiera tiene el derecho a decir las chorradas que quiera, idear ideologías o intentar a convencer de que el milenarismo va a llegar. Mientras esté dentro de la ley, que publique su libro, hagas sus conferencias, y si es capaz de convencer al personal con sus pearcings y su pelo naranja de cosas tan científicas como que el consumo de carne es heteroxesual, pues adelante.
El puñetero problema es una distopía doble; por un lado a todos los presentes nos están quitando ese dinero que tanto nos cuesta ganar para que esta gente, que no sabe hacer nada productivo que los demás quisieran pagar voluntariamente, viva mejor que nosotros.
Y lo que es peor, estamos pagando para que un ayuntamiento (me da igual que fuera un CCAA o el propio estado...) NOS ALECCIONE. ¿Desde cuando esa es la labor de un político? ¿Por qué narices dejamos que esto pase, incluso podamos pensar que es normal?
Ellos están ahí para gestionar los fondos públicos, no para inculcarnos sus ideas. Pero es que encima cuando son tan absurdas e fulastres, la realidad es que se están metiendo en un terreno que no les corresponde en absoluto, mientras nos quitan dinero para dárselo a taradas cuyo libro jamás vendería una sola copia si no estuviera por medio ese doping público.
Es mucho más grave de lo que parece.