Bandicoot CRASH
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Todos los años el madrileño Instituto de Empresa organiza el Venture Lab, dos jornadas en las que pequeños emprendedores e inversores se juntan para arrancar proyectos empresariales. Un tímido rayo de esperanza en mitad del páramo laboral en el que se ha convertido España. Su organizador, Gary Stewart, sabe de lo que habla y cuenta con experiencia propia en el mundo del emprendimiento. Además, mantiene un blog en Libertad Digital dedicado a eso mismo, a emprender, que es la madre de la creación de riqueza y el cimiento de las sociedades libres y prósperas.
¿En qué consiste el Venture Lab?
Es una aceleradora de empresas. Elegimos los mejores proyectos de base tecnológica provenientes de los alumnos del Instituto de Empresa (IE), y durante seis meses apoyamos esos proyectos. Luego los cinco o seis mejores se los ofrecemos a los inversores.
Y esto, ¿quién lo paga?
El Instituto de Empresa es un simple intermediario. Tenemos relaciones con inversores más importantes de España y el resto de Europa. Cada seis meses hacemos un Venture Day en el que los emprendedores y los inversores entran en contacto. Finalmente, un tribunal formado por veinte inversores elige el proyecto ganador.
¿Desde cuándo lo organizáis?
Desde 2004
¿Va a más o a menos?
Va a más. El próximo Venture Day va a ser aun más grande. Esta vez hemos tenido 300 personas registradas más una sala streaming con otros 50. La idea es hacerlo más internacional, invitamos a gente de Inglaterra –de Oxford y Cambridge–, de Alemania, de Brasil, de China, de la India... etc.
¿No te parece chocante que en el país de los funcionarios alguien organice una cosa como esta?
Aunque no se conozca mucho, en España hay emprendedores. Quizá no reciban demasiada atención de la prensa o del Gobierno, que suele pensar en las empresas grandes y no en el emprendedor. En Estados Unidos el 70% de los empleos creados en los últimos cinco años se debe a las empresas start up. En España a estos pequeños emprendedores que empiezan de la nada no se los tiene muy en cuenta. Quizá para un periodista es más interesante entrevistar a alguien de Endesa que a un pequeño emprendedor. Es cierto que se trata de un mercado muy atomizado, pero luego, cuando esas startup alcanzan cierto volumen todos quieren hablar de Tuenti o de BuyVip.
¿Por qué hay tantos emprendedores en Estados Unidos y tan pocos en España?
Básicamente porque el coste social y económico es muy alto y la posibilidad de éxito es muy baja. Culturalmente el emprendedor está mal visto, aquí todo el mundo quiere ser funcionario. Si aquí aspiras a montar una empresa es que estás loco o no tienes trabajo. Luego, si la cosa fracasa, estás perdido. En Estados Unidos no sucede eso. Allí 4 de cada 5 startup cierran y no lo tomamos como un fracaso sino como un proceso de prueba y error, de aprendizaje. Es, en definitiva, una apuesta. Pero si vives en una cultura donde las apuestas empresariales no están bien vistas y luego si fracasas te van a castigar, Hacienda va a venir a por ti, el banco va a perseguirte... etc, emprender se pone muy cuesta arriba.
Aquí, por ejemplo, un buen sueldo –unos 50.000 euros anuales– no son suficientes para montar un negocio. Yo mismo tuve en Barcelona una pequeña agencia inmobiliaria con tres empleados. Costaba muchísimo dinero, mucho más de lo que un trabajador con un buen sueldo se puede permitir con recursos propios. Si las cosas van mal tienes que pagar por ello el resto de tu vida y eso es un gran desincentivo para crear una empresa.
Pero, curiosamente, en la cultura española el trabajo está bien considerado socialmente. Aparte de eso, ¿crees que los españoles tenemos alguna otro valor que nos ayude?
En España hay mucha voluntad. Hay gente que quiere cambiar las cosas. Lo que no hay es experiencia con el emprendimiento. Pero no culpo a los funcionarios, ellos no son emprendedores, no entienden el concepto de asumir riesgos, fracasar y después empezar de cero. Pero, ojo, que en España el inversor privado también tiene bastante aversión al riesgo.
Has vivido en Madrid y en Barcelona, ¿cuál de las dos ciudades está más viva?
Emprender en Cataluña es un poco más complicado por el tema lingüístico. Lo que quiere cualquier empresa multinacional es que la gente hable inglés, no que se ande discutiendo si se habla español o catalán. Creo que ese es un gran desincentivo. Lo que las empresas quieren es una fuerza de trabajo, un equipo, y da igual donde esté. Los temas locales a los empresarios les importan poco. Si los políticos catalanes quieren imponer esas obligaciones sobre el empresario, el empresario se irá a Madrid.
Eso sí, Barcelona es una ciudad que tiene mucho sex-appeal a nivel internacional. Por ejemplo, es más fácil convencer al organizador de un congreso para que lo celebre en Barcelona que para que lo haga en Madrid, porque la gente quiere ir a Barcelona. Esta muy bien posicionada como marca internacional. Hay, por lo tanto, muchos emprendedores internacionales en Barcelona porque les encanta la ciudad, la playa, la gente, la fiesta, la comida... etc. Barcelona, en definitiva, tiene mucho atractivo y en términos de emprendimiento, a pesar de todo, es muy activa.
Madrid tiene la ventaja de que las grandes empresas tecnológicas: Google, Facebook, Yahoo... están aquí. Por esta razón, muchos a la hora de elegir lugar de emprendimiento en España escogen Madrid.
Neoyorquino, treintañero y emprendedor. Gary Stewart se afincó en España hace un lustro. Quiere desde el IE fomentar el emprendimiento, la mejor herramienta para estimular el crecimiento económico. Pero es un profeta en tierra de infieles, "aquí todos quieren ser funcionarios" afirma resignado.
¿En qué consiste el Venture Lab?
Es una aceleradora de empresas. Elegimos los mejores proyectos de base tecnológica provenientes de los alumnos del Instituto de Empresa (IE), y durante seis meses apoyamos esos proyectos. Luego los cinco o seis mejores se los ofrecemos a los inversores.
Y esto, ¿quién lo paga?
El Instituto de Empresa es un simple intermediario. Tenemos relaciones con inversores más importantes de España y el resto de Europa. Cada seis meses hacemos un Venture Day en el que los emprendedores y los inversores entran en contacto. Finalmente, un tribunal formado por veinte inversores elige el proyecto ganador.
¿Desde cuándo lo organizáis?
Desde 2004
¿Va a más o a menos?
Va a más. El próximo Venture Day va a ser aun más grande. Esta vez hemos tenido 300 personas registradas más una sala streaming con otros 50. La idea es hacerlo más internacional, invitamos a gente de Inglaterra –de Oxford y Cambridge–, de Alemania, de Brasil, de China, de la India... etc.
¿No te parece chocante que en el país de los funcionarios alguien organice una cosa como esta?
Aunque no se conozca mucho, en España hay emprendedores. Quizá no reciban demasiada atención de la prensa o del Gobierno, que suele pensar en las empresas grandes y no en el emprendedor. En Estados Unidos el 70% de los empleos creados en los últimos cinco años se debe a las empresas start up. En España a estos pequeños emprendedores que empiezan de la nada no se los tiene muy en cuenta. Quizá para un periodista es más interesante entrevistar a alguien de Endesa que a un pequeño emprendedor. Es cierto que se trata de un mercado muy atomizado, pero luego, cuando esas startup alcanzan cierto volumen todos quieren hablar de Tuenti o de BuyVip.
¿Por qué hay tantos emprendedores en Estados Unidos y tan pocos en España?
Básicamente porque el coste social y económico es muy alto y la posibilidad de éxito es muy baja. Culturalmente el emprendedor está mal visto, aquí todo el mundo quiere ser funcionario. Si aquí aspiras a montar una empresa es que estás loco o no tienes trabajo. Luego, si la cosa fracasa, estás perdido. En Estados Unidos no sucede eso. Allí 4 de cada 5 startup cierran y no lo tomamos como un fracaso sino como un proceso de prueba y error, de aprendizaje. Es, en definitiva, una apuesta. Pero si vives en una cultura donde las apuestas empresariales no están bien vistas y luego si fracasas te van a castigar, Hacienda va a venir a por ti, el banco va a perseguirte... etc, emprender se pone muy cuesta arriba.
Aquí, por ejemplo, un buen sueldo –unos 50.000 euros anuales– no son suficientes para montar un negocio. Yo mismo tuve en Barcelona una pequeña agencia inmobiliaria con tres empleados. Costaba muchísimo dinero, mucho más de lo que un trabajador con un buen sueldo se puede permitir con recursos propios. Si las cosas van mal tienes que pagar por ello el resto de tu vida y eso es un gran desincentivo para crear una empresa.
Pero, curiosamente, en la cultura española el trabajo está bien considerado socialmente. Aparte de eso, ¿crees que los españoles tenemos alguna otro valor que nos ayude?
En España hay mucha voluntad. Hay gente que quiere cambiar las cosas. Lo que no hay es experiencia con el emprendimiento. Pero no culpo a los funcionarios, ellos no son emprendedores, no entienden el concepto de asumir riesgos, fracasar y después empezar de cero. Pero, ojo, que en España el inversor privado también tiene bastante aversión al riesgo.
Has vivido en Madrid y en Barcelona, ¿cuál de las dos ciudades está más viva?
Emprender en Cataluña es un poco más complicado por el tema lingüístico. Lo que quiere cualquier empresa multinacional es que la gente hable inglés, no que se ande discutiendo si se habla español o catalán. Creo que ese es un gran desincentivo. Lo que las empresas quieren es una fuerza de trabajo, un equipo, y da igual donde esté. Los temas locales a los empresarios les importan poco. Si los políticos catalanes quieren imponer esas obligaciones sobre el empresario, el empresario se irá a Madrid.
Eso sí, Barcelona es una ciudad que tiene mucho sex-appeal a nivel internacional. Por ejemplo, es más fácil convencer al organizador de un congreso para que lo celebre en Barcelona que para que lo haga en Madrid, porque la gente quiere ir a Barcelona. Esta muy bien posicionada como marca internacional. Hay, por lo tanto, muchos emprendedores internacionales en Barcelona porque les encanta la ciudad, la playa, la gente, la fiesta, la comida... etc. Barcelona, en definitiva, tiene mucho atractivo y en términos de emprendimiento, a pesar de todo, es muy activa.
Madrid tiene la ventaja de que las grandes empresas tecnológicas: Google, Facebook, Yahoo... están aquí. Por esta razón, muchos a la hora de elegir lugar de emprendimiento en España escogen Madrid.
Neoyorquino, treintañero y emprendedor. Gary Stewart se afincó en España hace un lustro. Quiere desde el IE fomentar el emprendimiento, la mejor herramienta para estimular el crecimiento económico. Pero es un profeta en tierra de infieles, "aquí todos quieren ser funcionarios" afirma resignado.
