En España, de momento, y como quien no quiere la cosa, dicen que lo de las miocarditis sí, que es por la banderilla, pero que se la pusieron porque ellos quisieron. Tremendo (daría verguenza no salir a partir la cara a alguien si trataran así).
Nota: estrictamente hablando, es así, la gente se pinchó porque quiso, nadie la obligó, lo que dice ahora el ministerio de sanidad -más misterio que ministerio-. Evidentemente, si no hay abogao (no abogado) que no quiera perder 15 minutos de su jornada laboral para demandar a, por ejemplo, Feijoo que, como presidente de una comunidad autónoma -máximo representante de la autoridad del estado en tal región o cosa territorial-, dijo que él no obligaba a nadie a vacunarse, pero que impondría una sanción de 60.000 euros a quién no se vacunase... eso, viniendo de una autoridad máxima, es delito, cuando menos de coacción, además de otras muchas cosas (yo no te atraco, solo te digo que como no me des la cartera te introduciré esta navaja por alguna parte del cuerpo) -teniendo en cuenta que, para muchas o mayoría de personas, que te quiten 60.000 euros es quitarte todo y que tendrías más posibilidades de sobrevivir si el atracador te pinchara en alguna parte del cuerpo que si Feijoo te quitara 60.000 euros, los tuvieras o no, porque el truco es que se los deberías y te quitarían cualquier dinero que pudieran controlar...
Sánchez, Feijoo, Rajoy, Zapatero... qué triste.. qué vida más triste y patética nos ha tocado vivir. Sé que ha sido así desde casi el principio de la humanidad, pero es triste vivirla con seres así y tener que vivirla en persona y no en libros de historia o en fotografías que parecen de seres que no lo sufrieron. Qué triste.
Nota: lo más triste, para mí, no son ellos, pues ellos son, como mucho, tres, cuatro o veinte (si contamos a Montoros, Sorayas, Pachis, López, Corrucas o seres palmeros así -356 más o menos-. Lo más triste, para mí, es que para que esos cientos de malas personas puedan hacer el mal necesitan que otras muchas los jaleen, aplaudan -como ellos al que sea que los mande- o los voten. Y ahora, creo, que ya no es cosa de ignorancia... ahora es complicidad, por ignorancia, estupidez, vacuidad o entendimiento. Ahora, ya, nadie es inocente.