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✟ Católico converso ✟
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La forma de hombre (y persona en general) que más admiro es la que la mayoría del mundo califica de forma despectiva como "hombre blandengue". Es un hombre que no busca dominar al otro, que se muestra tierno y amable, que busca la armonia grupal, apenas sin ego, sin maldad, en un status quo que hace apología de las figuras autoritarias y fuertemente individualistas.
Generalmente, se ve a este hombre como alguien reprimido, como alguien que no ha alcanzado su pontecial, como alguien castrado, tanto por los conservadores como por los progresistas y feministas. Lo ven como alguien carente de "personalidad", que no puede "liderar". Se lo ve como alguien defectuoso, alguien que no es "un hombre".
Pero, el "hombre blandengue" no es necesariamente nada de eso. Esa falta de gran ego, esa generosidad, esa ternura y ese "anarquismo" le vienen principalmente de serie, y, si "alcanza todo su potencial" lo será aún más. El "hombre blandengue" tiene una ética basada en la virtud y sueña con un mundo donde nadie domine a nadie.
Para mí, resulta obvio que es el modelo de hombre que más se asemeja a lo que considero ser "humano" y, a su vez, resulta el único modelo de hombre (y mujer) que no me produce vergüenza ajena. En un mundo repleto de feministas gritando que quieren más poder de sometimiento sobre los otros y hombres mazándose en el gimnasio y en la oficina para aparentar que lo tienen, la virtud, armonía y el corazón del "hombre blandegue" brillan más que nunca.
Generalmente, se ve a este hombre como alguien reprimido, como alguien que no ha alcanzado su pontecial, como alguien castrado, tanto por los conservadores como por los progresistas y feministas. Lo ven como alguien carente de "personalidad", que no puede "liderar". Se lo ve como alguien defectuoso, alguien que no es "un hombre".
Pero, el "hombre blandengue" no es necesariamente nada de eso. Esa falta de gran ego, esa generosidad, esa ternura y ese "anarquismo" le vienen principalmente de serie, y, si "alcanza todo su potencial" lo será aún más. El "hombre blandengue" tiene una ética basada en la virtud y sueña con un mundo donde nadie domine a nadie.
Para mí, resulta obvio que es el modelo de hombre que más se asemeja a lo que considero ser "humano" y, a su vez, resulta el único modelo de hombre (y mujer) que no me produce vergüenza ajena. En un mundo repleto de feministas gritando que quieren más poder de sometimiento sobre los otros y hombres mazándose en el gimnasio y en la oficina para aparentar que lo tienen, la virtud, armonía y el corazón del "hombre blandegue" brillan más que nunca.
