A este hijo de la gran fruta jamás podría tenerle ni un mínimo de empatía, te lo aseguro, ajjaja. Me refería sólo al hecho de como "actúa" y "cambia el carácter" según le venga bien y en que situaciones, vamos, como lleva haciendo siempre que sale de la madriguera. Me da todo el ardor de estomago el puñetero alcohólico, y si pudiese, sería en primero en ofrecerme voluntario para convertirle las costillas en harina.