¿PASTILLA AZUL O PASTILLA ROJA?
Morfeo le ofreció a Neo dos posibilidades: la pastilla azul, para quedarse en el mundo tal y como lo conocía; o la pastilla roja, para despertar y conocer la auténtica realidad. ¿Cuál escogerías tú? La roja, ¿verdad? Supongo que es ésa la elección más común, está en nuestra naturaleza. Aunque, posteriormente, seguro que más de uno desearía haber escogido la azul.
Podemos percibir The Matrix como una simple película de ciencia ficción y acción. Como mero entretenimiento. Como una película que, además, marcó época estéticamente, sobre todo a la hora de rodar las escenas de acción -desde entonces todas se filman del mismo modo-. También en la interpretación, con esa ausencia de emoción, donde los personajes permanencen con expresiones inertes a pesar de estar experimentando situaciones límite. Movimientos y planos en los que no hay sitio para la imperfección humana. Lamentablemente, todo esto es lo que más ha trascendido. Lo que más han percibido y disfrutado la gran mayoría de los espectadores.
Sin embargo, podemos, más allá de quedarnos con eso, explorar e indagar en la multitud de cuestiones que en sí plantea. Ahí descubriremos la auténtica magnitud de la obra y su indudable talento.
Lo primero que nos sugiere es la falsedad del mundo que nos rodea, donde creemos controlar nuestras vidas cuando éstas no son más que insignificantes puntos que conforman un sistema que establece nuestras prioridades. Un sistema que sin ese control que ejerce sobre nosotros no podría existir. Que nos priva de libertad sin que seamos capaces de verlo. Una prisión. Y es así, exactamente idéntico, el funcionamiento de Matrix. Por tanto, es evidente la crítica social.
Del mismo modo, hay una imperceptible minoría que puede y quiere ver más allá de ese mundo. Que elige despertar. Que es capaz de liberar su mente y desafiar todo lo que se acepta como una verdad irrebatible.
En realidad mi intención no es realizar un análisis de la película como tal, sino resaltar precisamente ese paralelismo con nuestro mundo. La cuestión no es simplemente decidir por la pastilla roja o azul. Para ello primero hay que tener la capacidad de intuir la falsedad, intrascendencia e insignificancia de todo lo que nos rodea. Suponiendo que llegas allí, ¿tú eliges seguir con tu vida como si nada, aun sabiéndote víctima de una trampa?
Todos lo hacéis, e incluso los más abiertos de mente criticáis lo que se sale de la línea marcada cuando no podéis comprenderlo. No sólo sois cómplices de ese sistema sino que, inconscientemente, sois sus soldados más devotos, defendiéndolo a capa y espada.
Si todavía piensas que mis palabras son vacías, plantéate si quizá te equivocaste. Sólo plantéatelo.
Hace tiempo que escogí la pastilla roja con todas sus consecuencias. Roja como la sangre.