(...)
Le había pedido no recuerdo qué texto, y él había hurgado en la mesa, entre una pila de originales amontonados peligrosamente, y sin ningún criterio de tamaño o forma, unos sobre los otros. Había encontrado el texto en cuestión y, al extraerlo, los otros habían ido a parar al suelo. Se habían abierto las carpetas y las hojas se habían salido de su sitio.
--¿No podía haber quitado antes lo de encima? --pregunté. Era como clamar en el desierto: siempre hacía lo mismo.
E invariablemente respondía:
--Las recogerá Gudrun esta tarde. Tiene que tener una misión en la vida, si no perderá su identidad.
Pero aquella vez me interesaba personalmente salvar los originales, porque ya me había incorporado a la empresa:
--Pero Gudrun no es capaz de volver a armarlos, pondrá las hojas donde no corresponde.
--Si Diotallevi oyese eso, saltaría de alegría. Surgirán libros distintos, eclécticos, casuales. está dentro de la lógica de los diabólicos.
--Pero estaremos en la situación del cabalista. Necesitaremos milenios para encontrar la combinación adecuada. Usted asigna a Gudrun la función del mono que teclea eternamente en la máquina de escribir. Sólo cambia la duración. Desde el punto de vista evolutivo estaríamos en lo mismo. ¿No hay un programa que permita a Abulafia hacer este trabajo?
Entretanto había llegado Diotallevi.
--Claro que lo hay --dijo Belbo--, y en teoría permite trabajar con dos mil datos. Basta con tener ganas de escribirlos. Suponga que se trata de versos de poesías posibles. El programa le pregunta cuántos versos debe tener la poesía, y usted decide, diez, veinte, cien. Después el programa extrae del reloj interno del ordenador el número de segundos y lo randomiza, en pocas palabras, extrae de él una fórmula de combinación siempre nueva. Con diez versos puede obtener miles y miles de poesías casuales.
Ayer inserté versos del tipo tiemblan los frescos tilos, tengo los párpados pesados, si la aspidistra quisiera, aquí te entrego la vida... He aquí algunos resultados:
Cuento las noches, suena el sistro...
Muerte, tu victoria...
Muerte, tu victoria...
Si la aspidistra quisiera...
Del corazón de aurora (oh corazón)
Tú siniestro albatros (si la aspidistra quisiera...)
Muerte, tu victoria.
Tiemblan los frescos tilos, cuento las noches, suena el sistro, ya me acecha la upupa.
Tiemblan los frescos tilos.
--Hay repeticiones, no he logrado evitarlas, para eso habría que complicar mucho el programa. Pero también las repeticiones tienen un sentido poético.
--Interesante --dijo Diotallevi--. Esto me reconcilia con su máquina.
¿Así que si le diese toda la Torah y le dijese, cómo se dice, que randomizase, haría auténtica Temurah y volvería a combinar los versículos del Libro?
--Sí, sólo es cuestión de tiempo. En pocos siglos está hecho.
--Pero si se insertan algunas decenas de proposiciones tomadas de las obras de los diabólicos --dije--, por ejemplo que los templarios huyeron a Escocia, o que el Corpus Hermeticum llegó a Florencia en 1460, más algún conectivo, como es evidente que o esto prueba que, pueden obtenerse secuencias reveladoras. Después se llenan los huecos, o se consideran las repeticiones como vaticinios, insinuaciones y advertencias. En el peor de los casos, inventamos un capítulo inédito de la historia de la magia.
--Genial --dijo Belbo--. Empecemos ahora mismo.
--No, son las siete. Mañana.
--Lo haré esta noche. Sólo le pido que me ayude un momento. Recoja del suelo una veintena de hojas al azar, léame la primera frase que vea y la convertimos en un dato.
Me incliné y recogí:
--José de Arimatea lleva el Grial a Francia.
--Perfecto. Anotado. Prosiga.
--Según la tradición templaria, Godofredo de Bouillon establece en Jerusalén el Gran Priorato de Sión. Debussy era un rosacruz.
--Perdonen --dijo Diotallevi--, pero también hay que insertar algún dato neutro, como que el koala vive en Australia o que Papin inventa la olla a presión.
--Minnie es la novia del Ratón Mickey --sugerí.
--Tampoco hay que exagerar.
--No, exageremos. Si empezamos admitiendo la posibilidad de que en el universo exista algún dato que no revele algo distinto, ya estamos fuera del pensamiento hermético.
--Tiene razón. Se acepta a Minnie. Y si me permiten yo introduciría un dato fundamental: los templarios están siempre por en medio.
--Esto no hay ni que decirlo --confirmó Diotallevi.
Seguimos un buen rato, hasta que se hizo realmente tarde. Pero Belbo dijo que no nos preocupásemos. Continuaría solo. Gudrun vino a avisar que iba a cerrar, Belbo le comunicó que se quedaría trabajando y le pidió que recogiese las hojas del suelo. Gudrun emitió algunos sonidos que podían pertenecer tanto al latín sine flexioné como al cheremiso, y que en ambos casos expresaban desdén y fastidio, signo del parentesco universal entre todas las lenguas, por descender del mismo tronco adámico. Procedió a recogerlas, randomizando mejor que un ordenador.
A la mañana siguiente Belbo estaba radiante.
--Funciona --dijo--. Funciona y produce resultados sorprendentes.
Nos tendió el output impreso:
Los templarios están siempre por en medio. Lo que viene a continuación no es cierto. Jesús fue crucificado siendo gobernador Poncio Pilato. El sabio Ormus fundó la orden Rosa-Cruz en Egipto. Hay cabalistas en Provenza ¿Quién se casó en las bodas de Caná?
Minnie es la novia del Ratón Mickey. De ello se deduce que si Los druidas veneraban a las vírgenes negras Entonces Simón el Mago reconoce a Sophia en una cortesana de Tiro.
¿Quién se casó en las bodas de Caná?
Los merovingios se declaran reyes por derecho divino Los templarios están siempre por en medio.
--Un poco confuso --dijo Diotallevi.
--Es que no sabes ver las relaciones. Y no valoras como corresponde esa interrogación que aparece dos veces: ¿quién se casó en las bodas de Caná? Las repeticiones son claves mágicas. Naturalmente, he completado algunas cosas, pero completar la verdad es prerrogativa del iniciado. Esta es mi interpretación: Jesús no fue crucificado, y por eso los templarios renegaban del crucifijo. La leyenda de José de Arimatea encubre una verdad más profunda: Jesús, y no el Grial, llega a Francia, a la Provenza de los cabalistas. Jesús es la metáfora del Rey del Mundo, del verdadero fundador de los rosacruces. ¿Y con quién llega Jesús? Con su esposa. ¿Por qué los Evangelios no dicen quién se casó en Caná? Porque eran las bodas de Jesús, de las que no se podía hablar porque se había casado con una meretriz, María Magdalena. Por eso desde entonces todos los iluminados, desde Simón el Mago hasta Postel, buscan el principio del eterno femenino en un burdel. Por tanto, Jesús es el fundador de la estirpe real de Francia.
--Vale --dijo Diotallevi--, nadie te tomaría en serio.
--Te equivocas, vendería varios cientos de miles de ejemplares --repliqué sombrío--. Esa historia existe, ya está escrita, con diferencias de detalle. Se trata de un libro sobre el misterio del Grial y sobre los secretos de Rennesle-Chateau. Además de leer originales, tendrían que leer lo que publican otros editores.
--Santos Serafines --exclamó Diotallevi--. Ya lo decía yo. Esta máquina se limita a decir lo que todos saben.
Y se marchó desconsolado.
--No, funciona --dijo Belbo, picado--. ¿Se me ha ocurrido algo que ya se les había ocurrido a otros? ¿Y eso qué? Se llama poligénesis literaria.
El señor Garamond diría que es la prueba de que estoy en lo cierto. Esos señores deben de haberse pasado años pensándolo, mientras que yo lo he resuelto todo en una noche.
--Estoy de acuerdo con usted, el juego vale la pena. Pero creo que la regla debería consistir en introducir muchos datos que no procedan de los diabólicos. El problema no reside en hallar relaciones ocultas entre Debussy y los templarios. Eso es lo que hace todo el mundo. El problema consiste en hallar relaciones ocultas, por ejemplo, entre la Cábala y las bujías del coche.
Era un ejemplo tomado al azar, pero con ello le había dado una indicación a Belbo. Como me dijo al cabo de unos días.
--Tenía usted razón. Cualquier dato se vuelve importante cuando se lo conecta con otro. La conexión modifica la perspectiva. Induce a pensar que todo aspecto del mundo, toda voz, toda palabra escrita o dicha no tiene el sentido que percibimos, sino que nos habla de un Secreto. El criterio es simple: sospechar, sospechar siempre. Se puede leer entre lineas incluso una señal de dirección prohibida.
--Claro. Moralidad cátara. Horror de la reproducción. La dirección está prohibida porque es un engaño del Demiurgo. Por esa calle no se encontrará el Camino.
--Anoche encontré por casualidad un manual para aprender a conducir. Habrá sido la penumbra, o lo que me había dicho usted, pero empecé a sospechar que esas páginas expresaban Algo Distinto. ¿Y si el automóvil sólo existiese como metáfora de la creación? Pero no hay que limitarse a lo exterior, o a la ilusión del salpicadero, hay que ser capaz de ver lo que sólo el Artífice ve, lo que hay debajo. Lo que está debajo es como lo que está arriba. Es el árbol de las sefirot.
--No me diga.
--No soy yo quien lo dice. Ello se dice. Ante todo, el árbol motor, como su mismo nombre indica, es un Árbol. Pues bien, calcule, un motor, dos ruedas delanteras, embrague, cambio, dos juntas, diferencial y dos ruedas traseras. Diez articulaciones, como las sefirot.
--Pero las posiciones no coinciden.
--¿Quién lo ha dicho? Diotallevi nos ha explicado que, en ciertas versiones, Tifieret no era la sexta sino la octava sefirah, y estaba debajo de Nesah y de Hod. El mio es el árbol de Belboth, que corresponde a otra tradición.
--Fiat.
--Pero veamos la dialéctica del Árbol. En lo alto, el Motor, Omnia Movens, del que diremos que es la Fuente Creativa. El Motor comunica su energía creativa a las dos Ruedas Sublimes: la Rueda de la Inteligencia y la Rueda del Saber.
--Sí, si es un coche de tracción delantera...
--Lo bueno del árbol de Belboth es que admite opciones metafísicas.
Imagen de un cosmos espiritual con tracción delantera, donde el Motor, delante, comunica inmediatamente sus voluntades a las Ruedas Sublimes, mientras que en la versión materialista es imagen de un cosmos degradado, en el que un Motor Ultimo imprime Movimiento a las dos Ruedas Infimas: desde el fondo de la emanación cósmica se esparcen las fuerzas inferiores de la materia.
--¿Y si el motor y la tracción están atrás?
--Satánico. Coincidencia de lo Superior y de lo Infimo. Dios se identifica con los movimientos de la materia ordinaria trasera. Dios como aspiración eternamente fracasada a la divinidad. Debe de ser por la Rotura de los Recipientes.
--¿No será la Rotura de la cámara del Silenciador?
--Eso en los Cosmos Abortados, en los que el soplo venenoso de los Arcontes se dispersa por el Eter Cósmico. Pero no perdamos el hilo. Después del Motor y de las dos Ruedas viene el Embrague, la sefirah de la Gracia que establece o interrumpe la corriente de Amor que vincula al resto del Árbol con la Energía Suprema. Un Disco, un mandala que acaricia a otro mandala. De allí el Cofre de la Mutación; o del cambio, como lo llaman los positivistas, y que es el principio del Mal, porque permite a la voluntad humana acelerar o desacelerar el proceso continuo de emanación.
Por eso el cambio automático es más caro, porque en ese caso es el Árbol mismo el que decide conforme al Equilibrio Soberano. Después viene una Junta que, admirable casualidad, lleva el nombre de un mago renacentista, Cardano, y después un Par Cónico; adviértase la oposición con la Tétrada de los Cilindros en el motor, en el que hay una Corona (Keter Menor) que transmite el movimiento a las ruedas terrestres. Y aquí se manifiesta la función de la sefirah de la Diferencia, o diferencial, que con majestuoso sentido de la Belleza distribuye las fuerzas cósmicas en las dos Ruedas de la Gloria y de la Victoria, que en un cosmos no abortado (de tracción delantera) siguen el movimiento dictado por las Ruedas Sublimes.
--La lectura es coherente. ¿Y el corazón del Motor, sede del Uno, Corona?
--Oh, basta leer con ojos de iniciado. El Sumo Motor vive de un movimiento de Aspiración y Descarga. Una compleja respiración divina en la que originariamente las unidades, llamadas Cilindros (evidente arquetipo geométrico), eran dos, después engendran un tercero y por último se contemplan y se mueven por mutuo amor en la gloria del cuarto. En esa respiración, en el Primer Cilindro (ninguno de ellos es primero por jerarquía, sino por admirable alternancia de posición y relación), el Pistón (etimología de Pistis Sophia) desciende desde el Punto Muerto Superior hasta el Punto Muerto Inferior, mientras el Cilindro se llena de energía en estado puro. Estoy simplificando, porque aquí entrarían en juego jerarquías angélicas, o Mediadores de la Distribución que, como dice mi manual, “permiten abrir y cerrar las válvulas que comunican el interior de los cilindros con los conductos de aspiración de la mezcla...” La sede interna del Motor sólo puede comunicarse con el resto del cosmos a través de esa mediación, y aquí creo que se revela, quizá, pero no quisiera incurrir en herejía, la limitación originaria del Uno que, para crear, depende de alguna manera de las Grandes Excéntricas. Habrá que hacer una lectura más atenta del Texto. De todas formas, cuando el Cilindro se llena de Energía, el Pistón vuelve a subir al Punto Muerto Superior y realiza la Compresión Máxima.
Es el simsum. Y es entonces cuando acontece la gloria del Big Bang, la Explosión y la Expansión. Salta una chispa, la Mezcla refulge y se inflama: ésta es, según el manual, la única Fase Activa del Ciclo. Y que en la Mezcla no vayan a entrar las conchas, las gelippot, gotas de materia impura como agua o Coca-Cola, porque entonces no se produce la Expansión, o se produce a tirones abortivos...
--¿Shell no querrá decir gelippot? Pero entonces hay que desconfiar.
De ahora en adelante sólo Leche de Virgen...
--Habrá que verificarlo. Podría tratarse de una maquinación de las Siete Hermanas, principios inferiores que quieren controlar la marcha de la Creación... Como quiera que sea, después de la Expansión se produce el gran escape divino, que los textos más antiguos llaman Descarga. El Pistón vuelve a subir hasta el Punto Muerto Superior y expele la materia informe ya quemada. Sólo si consuma este acto de purificación puede iniciarse el Nuevo Ciclo que, si bien se mira, también coincide con el mecanismo neoplatónico del Exodo y del Párodo, admirable dialéctica del Camino Ascendente y el Camino Descendente.
--Quantum mortalia pectora caecae noctis habent! ¡Y los hijos de la materia nunca se habían dado cuenta!
--Por eso los maestros de la Gnosis dicen que no hay que fiarse de los Hílicos sino de los Pneumáticos.
--Para mañana prepararé una interpretación mística del listín de teléfonos. . .
--Siempre tan ambicioso nuestro Casaubon Mire que allí tendrá que resolver el problema abismal del Uno y de los Muchos. Es mejor no apresurarse. Vea primero el mecanismo de la lavadora.
--Eso son habas contadas. Transformación alquímica, de la obra en oscuro a la obra más blanca que el blanco.
Cuando uno entra en estado de sospecha ya no descuida la menor huella. Después de las elucubraciones alrededor del árbol motor, estaba dispuesto a descubrir signaturas reveladoras en cualquier objeto que cayese en mis manos.
(...)