Sr. Pérez
Madmaxista
Floreros todos,
Me levantaba hoy el sonido del timbre de mi puerta, que rara vez suena y menos veces aún acudo a atender. Pero como me pasé la semana pasada haciendo acopio de libros acudí raudo y veloz a abrir. Suelo comprar los libros de segunda mano en páginas como abebooks y discoverbooks. Como me gustan cosas frikis, de las que se escribe y publica lo mejor en la lengua del Chéspir, y como en los paises anglos tienen un mercado de segunda mano vibrante, amplio y económico, es una magnífica manera de surtir la biblioteca antes de las nieves que ya se presienten en el frío helado que baja de las cumbres.
Total, que esperaba paquete y he salido corriendo hacia la puerta presa de emoción infantil ante la perspectiva de la caja de cartón destripada para dar salida a los tesoros que contiene, sus vistosas portadas y demás. Cual no ha sido mi sorpresa al encontrarme a un señor, vestido de DHS, informándome de que debo abonarle la friolera de 35,90 lereles en concepto de "aduanas".
Yo ya había oido hablar de las andanzas recaudatorio-depredadoras de nuestro estado bienamado, especialmente apuntando al sector de la compra por correo. De sus últimas exacciones y leyes al respecto. No quiero llamar, amigos romanos, vuestra atención en este caso sobre el atropello manifiesto de cargar casi 40 napos por un libro -¡de segunda mano!- que cuesta menos de los 10 pavos que cuesta el enviármelo desde la tierra de los libres y hogar de los valientes. Ni siquiera sobre el manifiesto atropello de cargar aduana, portazgo o gabela alguna sobre libros y algunos otros artículos que debieran circular libremente para instrucción y ensanchecimiento de los humanos todos.
No. Lo que me tiene mosca es que, ahora, resulte que un señor cualquiera, con un polo de DHS, pueda cobrarme, al pie de mi misma puerta, tributos que son, y deberían ser, competencia exclusiva del estado y sus funcionarios debidamente habilitados e identificados. Me estoy perdiendo algo, ¿o ahora cualquier mangarrán con furgoneta y tablet te puede cobrar impuestos y aduanas? ¿Me estaba intentando hacer el lío el furgonetero? Lo digo porque me traía un paquete con un único libro cuando hice un pedido por varios (podría ser que vienen de tiendas diferentes, a veces pasa, pero es muy raro).
Total, que me voy a tirar todo el día ahora pensando que tenía que haberle pedido el número de placa al DHSito este al que he despedido con un "a robar a Sierra Morena" y portazo destemplado. Y también el número de envío. Mis datos los tenía, evidentemente, así como la web de donde lo había comprado, pero eso se puede sacar todo de internet sin mucho trabajo.
Y la última... ¿los libros que la gente rechaza porque se niega a contribuir al sostenimiento de este estado incapaz y latrocínico, a dónde van a parar?
En fin, opinen, despachen, desahogen, ambicionen o hagan chanza de mi cuita.
Saludos, buen floro y gracias de antebrazo.
Me levantaba hoy el sonido del timbre de mi puerta, que rara vez suena y menos veces aún acudo a atender. Pero como me pasé la semana pasada haciendo acopio de libros acudí raudo y veloz a abrir. Suelo comprar los libros de segunda mano en páginas como abebooks y discoverbooks. Como me gustan cosas frikis, de las que se escribe y publica lo mejor en la lengua del Chéspir, y como en los paises anglos tienen un mercado de segunda mano vibrante, amplio y económico, es una magnífica manera de surtir la biblioteca antes de las nieves que ya se presienten en el frío helado que baja de las cumbres.
Total, que esperaba paquete y he salido corriendo hacia la puerta presa de emoción infantil ante la perspectiva de la caja de cartón destripada para dar salida a los tesoros que contiene, sus vistosas portadas y demás. Cual no ha sido mi sorpresa al encontrarme a un señor, vestido de DHS, informándome de que debo abonarle la friolera de 35,90 lereles en concepto de "aduanas".
Yo ya había oido hablar de las andanzas recaudatorio-depredadoras de nuestro estado bienamado, especialmente apuntando al sector de la compra por correo. De sus últimas exacciones y leyes al respecto. No quiero llamar, amigos romanos, vuestra atención en este caso sobre el atropello manifiesto de cargar casi 40 napos por un libro -¡de segunda mano!- que cuesta menos de los 10 pavos que cuesta el enviármelo desde la tierra de los libres y hogar de los valientes. Ni siquiera sobre el manifiesto atropello de cargar aduana, portazgo o gabela alguna sobre libros y algunos otros artículos que debieran circular libremente para instrucción y ensanchecimiento de los humanos todos.
No. Lo que me tiene mosca es que, ahora, resulte que un señor cualquiera, con un polo de DHS, pueda cobrarme, al pie de mi misma puerta, tributos que son, y deberían ser, competencia exclusiva del estado y sus funcionarios debidamente habilitados e identificados. Me estoy perdiendo algo, ¿o ahora cualquier mangarrán con furgoneta y tablet te puede cobrar impuestos y aduanas? ¿Me estaba intentando hacer el lío el furgonetero? Lo digo porque me traía un paquete con un único libro cuando hice un pedido por varios (podría ser que vienen de tiendas diferentes, a veces pasa, pero es muy raro).
Total, que me voy a tirar todo el día ahora pensando que tenía que haberle pedido el número de placa al DHSito este al que he despedido con un "a robar a Sierra Morena" y portazo destemplado. Y también el número de envío. Mis datos los tenía, evidentemente, así como la web de donde lo había comprado, pero eso se puede sacar todo de internet sin mucho trabajo.
Y la última... ¿los libros que la gente rechaza porque se niega a contribuir al sostenimiento de este estado incapaz y latrocínico, a dónde van a parar?
En fin, opinen, despachen, desahogen, ambicionen o hagan chanza de mi cuita.
Saludos, buen floro y gracias de antebrazo.