Pues hombre, a eso que comentas se le aplica sentido común y unas cuotas específicas, y ya está. Si fuera así, ¿qué problema habría? Nadie quiere inmi gración ilimitada sin control ni necesidad específica (la inmi gración debe tomarse como lo que es, un recurso extranjero para situaciones y sectores específicos). Cualquiera con dos dedos de frente prefiere eso antes que hordas de potenciales delincuentes jovenlandeses (porque no hay otra forma humana de subsistir en un país donde no tienes trabajo), o parásitos subsidiados que no aportan nada ni a la sociedad ni a la economía del país que les acoge.
El problema de fondo está en que hay quienes no tienen la menor simpatía por la inmi gración per se. Y ése es el problema, bueno su problema. No voy a caer en la demagogia, pero conozco personas en mi ámbito laboral que siendo hispanos son de lo más normal del mundo, gente currante con estudios que va a lo suyo y quiere prosperar como cualquier hijo de vecino. Lógicamente hay de todo, pero es lo que decía antes: vagos, parásitos y delincuentes, fuera a tomar por trastero de aquí. Como hace Japón que le va de querida madre en ese sentido, un sistema de inmi gración súper exigente, súper específico, y súper estricto: si vienes aquí, te adaptas y aportas, si no te largas (te largamos).
La inmi gración regulada y bien empleada lejos de suponer un problema es un beneficio mutuo muy productivo. Lo que pasa es que quienes manejan el timón de los países de occidente tienen otros objetivos en mente, y dar aplicación a ese sentido común del que hablaba antes sería realmente difícil cuando lo que se pretende es todo lo contrario.