El humano: ese animal que se autoengaña

Laberíntico

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20 Jul 2023
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Una de las mayores miserias del ser humano es sin duda el autoengaño.

Durante muchos años uno puede vivir deseando algo e incluso tratando de obtenerlo, cada vez más esperando a ver si llega solo, y conforme van pasando los años va aceptando que eso no llegará, hasta que llega un día en el que piensas que si hubo de pasar fue hace años y que ya no, y entonces es cuando uno se autoengaña.

El que siempre quiso una pareja y fue incapaz de conseguirla empieza a autoconvencerse de que la mejor situación es la de estar soltero, y si vive con sus padres se termina autoconvenciendo de que probablemente sea la mejor opción porque total, si no tiene pareja... Igual pasa con los hijos, muchos directamente dicen que no quieren tener hijos, la realidad es que no pueden pero prefieren decir que no quieren porque así hacen ver que controlan la situación. El que no tiene dinero termina autoconvenciendose de que el dinero es un mal que te termina poseyendo, o que para qué quiere dinero si vive con sus padres, que le mantienen, y con eso tiene suficiente, o incluso el que está dolido yendo todos los dias a currar 8-9 horas por 1500€ se termina autoconvenciendo de que al menos tiene un buen sueldo. O la peor, el que cuando interactúa con otra persona decide sacar en conclusión lo que le da la gana, sin hacer ningún esfuerzo por entender lo que la otra persona dice y cuyo único interés es llevar razón o quedar por encima, para autoconvencerse de que aunque su vida sea pobre, lleve una larga lista de fracasos y ninguna de éxitos, y sea más un demostrado despojo social que alguien con un pronóstico de prosperidad, al menos llevarse esa falsa ilusión como el trofeo de ser el más listo por un momento. Ese flashazo de luz efímero en su hambrienta oscuridad que no hace mas que confundirlo aún más.

Lo de autoconvencerse es una señal clara de haber claudicado, como puede una persona carente autoengañarse para creer que sabe más, que su opinión es más acertada y todo eso sin ni si quiera haber vivido la experiencia. Algunos quieren opinar de todo y tienen los zapatos nuevos.

La humildad del ignorante se ha perdido y eso lo define como simple, y no es el efecto sino la causa consentida de su fracaso.