@Obiwanchernobil
Cada vez que me pasa algo malo, hay un pensamiento recurrente: ¿en qué momento perdí la inocencia?.
No puedo dar una fecha exacta, ni un acontecimiento que sea el arco. Pero,
lo que sí que puedo afirmar es que todos somos bravos hasta que algo o alguien (generalmente, las dos cosas), nos alejan de nuestro camino. Cuando somos pequeños, jugamos y luchamos, pero en un momento de nuestras vidas, o en la sucesión de varios adquirimos la indefensión aprendida.
Y, por si eso fuera poco, luego tienes que ir al colegio, al trabajo, etc. y las mujeres... ¿qué os voy a contar? Multitud de guerras se han iniciado por el poder que ejerce sobre nosotros una vagina. Y, es normal, es nuestro premio: la exclusividad sensual. Ellas son capaces de detectar en un nanosegundo quien es alfa y quien es veta. Quien los tiene bien puestos y quien va a la deriva. Son máquinas infalibles de detectar perdedores. Pero, eso muchos de aquí no lo entendéis, puesto que
LAS IDEAS SE MERECEN.
Luego, es muy probables que esos chavales que perdieron la inocencia tan pronto, terminen estudiando una carrera y siendo buenos curritos. O apuntándose a algún arte marcial, pues tienen que desquitarse de todo los vivido.
Lo más macabro de la pérdida de la inocencia es
QUE ES CASI IMPOSIBLE SABER CUANDO LA HAS PERDIDO. Y ESO, AMIGOS, PUEDE LLEGAR A PERTURBAS HASTA AL MÁS CUERDO.
Ayuda tú también a salvar la infancia de miles de niños.