Uritorco
The White Revolution is the only solution.
Las reacciones y proclamas que en su momento hemos tenido ocasión de leer y oír con motivo de la publicación de los nuevos e importantes avances sobre el genoma humano han constituido un ejemplo tan palmario como da repelúsnte de cómo los autodenominados medios de comunicación, los sectarios igualitaristas y los paniaguados del Sistema no sólo mienten compulsiva, continua, cínica y profesionalmente, sino que son capaces de interpretar, a voluntad y en cualquier sentido, incluso hechos científicos no sujetos a debate, hasta el punto de darles la vuelta y otorgarles un alcance y un sentido justamente opuestos a los que en rigor les corresponden.
Así, han proclamado, desvergonzadamente, que los resultados del estudio sobre el genoma humano desbaratan el basamento científico del "racismo" (obsérvese, no obstante, que, tras las alharacas iniciales, apenas se ha insistido en el asunto. Estrategia clásica: se hace el daño que se puede y luego se retiran, en espera de mejor ocasión, para evitar la respuesta que, de manera inevitable, se produciría de insistir en el ataque. ¿os acordáis de aquellos pequeños cobardes del patio del colegio?). La realidad es absolutamente contraria: si el estudio sobre el genoma afecta en algo a las posturas llamadas "racistas" (que lo hace muy escasamente), es para respaldarlas.
Antes que nada, habría que recordar sucintamente los aspectos de más interés e importancia del asunto que nos ocupa.
En primer lugar, y esto va a ser importantísimo para nuestras conclusiones, recordemos que el estudio del que hablamos ha arrojado nueva luz sobre el genoma humano.
Segundo, el estudio no fue definitivo, ya que no desentrañó totalmente (aunque si una muy significativa parte) la secuencia del material genético de nuestras células (de su núcleo, para ser exactos).
Tercero, se ha descubierto que el ser humano tiene muchos menos genes de los que se estimaba; disponemos de unos 30.000 genes (en realidad se trata de una cifra, por ahora indeterminada, que oscilaría entre los 26.000 y los 39.000 genes) frente a los 100.000 que se presumían.
Cuarto, se ha establecido (entre otras comparaciones) que el ser humano sólo tiene el doble de genes que la mosca del vinagre, un tercio más que un gusano y cinco veces más que la levadura, y que en un 98% la dotación genética humana es homóloga a la de un chimpancé.
Quinto, que la diferencia de un humano a otro se sitúa en torno al 0'2.
Sexto, que hay un 95% de ADN en el genoma humano cuyas funciones se desconocen.
Y séptimo, se ha descartado parcialmente la clave "cuantitativa", entendiendo que el número de genes, cuya importancia tampoco se desprecia, tiene menor peso, de cara a explicar las diferencias entre especies o individuos, que sus complejas estructuras e interacciones.
Pues bien, los ultra igualitaristas han decidido que, puesto que el ADN de un humano sólo difiere respecto del de otro en un 0'2, las diferencias entre razas e individuos no existen. ¡Fijaos qué gran descubrimiento!: el genoma humano de dos seres humanos es muy parecido. ¿Qué tiene eso de particular? ¿Qué esperaban? Lo cierto es que:
1º- La clave de las diferencias entre razas (y todo lo que de ellas se deriva) está en que las características comunes se transmiten genéticamente (características + transmisión genética = raza) y eso no lo altera en absoluto el resultado del estudio sobre el genoma.
2°- Si entre dos seres tan dramáticamente distintos como el ser humano y el chimpancé (de distintas especies) hay una diferencia de sólo el 2%, hay que estimar que la diferencia del 0'296 entre seres humanos (la misma especie) es enorme, tremenda, gigantesca.
3º- Si sólo se han descubierto 300 genes en el ser humano que no están presentes en el ratón, ¿cómo pueden considerarse insignificantes las diferencias halladas entre seres humanos?
4º- ¿Como pueden despreciarse nada menos que 2'1 millones de variaciones existentes entre genomas humanos (insistimos: de una misma especie)
5º- Puesto que, como apunta el Premio Nobel David Baltimore, la clave de la diferencia entre especies estaría no tanto en el número de genes como en sus complejas estructuras e interacciones, no resulta disparatado, si atendemos a las evidentísimas diferencias, preguntarse si entre individuos, razas y pueblos no ocurrirá otro tanto.
6º- ¿No sería más honesto esperar a desentrañar la función, aún ignorada, del 95% del ADN antes de sacar conclusiones políticas?
7º- El hecho de que existan diferencias genéticas entre individuos de una misma raza no desvirtúa las posturas "racistas", como pretenden los intérpretes políticos de la Ciencia. En todo caso, los únicos que defienden la igualdad entre todos los hombres son los fanáticos igualitaristas, no nosotros.
8º- Si, y a ello se agarran ahora más que nunca los enemigos de la Ciencia, el hombre no es sólo biología, sino, en gran parte, también "biografía", habrá que comprobar si en la "biografía" de los pueblos y las razas hay también diferencias. Comparemos, estamos dispuestos.
9°- Si se ha determinado, para alborozo de los igualitaristas, que las diferencias entre el genoma (no hablamos de otras diferencias más obvias e indiscutidas) de individuos de distinta raza son escasas, hemos de entender que se han estudiado individuos de distintas razas, algo que implica que los autores del estudio tienen claras las diferencias raciales (no pueden compararse dos cosas distintas sin tener previamente claro que lo son).
Resulta de gran interés el artículo "Los genes de la vida humana" (ABC, 12-11-01), donde el profesor Nombela, catedrático y ex presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, al comentar la investigación sobre el genoma y tras el pago del necesario peaje para publicar (ataca lo que el cree que es el racismo), jamás incurre en el disparate periodístico de hablar de "raza humana" en lugar de especie humana y realiza un reconocimiento, implícito pero inequívoco (no podía ser de otro modo), de la existencia de las razas y sus diferencias.
Aunque quizás nosotros y los científicos estemos equivocados, en cuyo caso, a partir de la interpretación político-periodística, parejas de personas de color o etnianos podrán tener hijos blancos y viceversa; y la parte buena es que los personas de color que asesinan blancos en Zimbabue, Sudáfrica o en las grandes ciudades norteamericanas ya no podrán seguir haciéndolo, pues no les será posible saber quien es blanco y quién no. Como ahora somos todos iguales...
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