El Gobierno central ha iniciado los trámites para intentar recuperar los 14,75 millones de euros en ayudas con cargo a los Presupuestos Generales del Estado que recibió en los ejercicios 2010 y 2011 el denominado proyecto ‘Hiriko’, el fallido intento por alumbrar el primer coche eléctrico ‘Made in Euskadi’ que en mayo del año pasado entró en vía muerta por falta de financiación tras consumir más de 17,5 millones de fondos públicos.
El pasado 5 de mayo, la Secretaría de Estado de Investigación, desarrollo e Innovación, dependiente del Ministerio de Economía, notificó a la Asociación para el Fomento y Promoción de actividades Industriales y Deportivas de Automoción (Afypaida), una de las promotoras del proyecto Hiriko, el acuerdo de inicio del procedimiento de expediente de reintegro de la subvención otorgada en 2010, que ascendió a 5,75 millones de euros.
Además, el Gobierno ultima los trabajos de revisión correspondientes a la subvención del año 2011, otros 9 millones de euros concedidos por la extinta Secretaría de Estado de Investigación, entonces dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, según consta en una respuesta parlamentaria del Ejecutivo al diputado socialista Odón Elorza.
Concebido antes de la crisis, en plena euforia por el coche eléctrico, una de las obsesiones del entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián, Hiriko (“urbano”, en euskera) pretendía poner en las carreteras un pequeño eléctrico biplaza y plegable, con puerta delantera al estilo Isetta y fabricado en el Parque Tecnológico de Miñano (Vitoria), donde arrancó en 2009, con el socialista Patxi López como lehendakari.
Con un diseño inspirado por el prestigioso MIT de Massachusetts, el proyecto inicial contemplaba una inversión total de 170 millones, que en su primera fase (40 millones) cubrirían en parte las Administraciones con casi 18 millones. El plan era vender el coche por unos 12.500 euros y empezar a ofrecerlo por el sistema de car sharing (coche compartido) por varias ciudades españolas, empezando por Vitoria.
El proyecto sedujo incluso al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que asistió a su presentación en Bruselas en enero de 2012, pero no pasó de la I+D, con cargo, en su mayor parte, al erario público.
Tras una inversión de unos 20 millones de euros, no se llegó a comercializar ninguna unidad y el proyecto naufragó definitivamente en mayo del año pasado tras comerse más de 17 millones de ayudas públicas, la mayoría, concedidas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como contrapartida al apoyo parlamentario que entonces le prestaba el PNV.
Hiriko fue promovido por un grupo de empresarios próximos al PNV, encabezados por Jesús Echave, que durante años fue consejero de Kutxabank en representación de ese partido, y que, según denunciaron trabajadores de la empresa tras quedarse en la calle, facturó a Hiriko a través de empresas de su propiedad diversas cantidades por alquilarle inmuebles (casi 328.000 euros) y reformas de los mismos (370.000 euros).
El naufragio de Hiriko, junto al de Epsilon, el fallido intento de crear un Fórmula 1 vasco en el que se enterraron otros 45 millones de euros en ayudas públicas, es objeto desde abril de una comisión de investigación del Parlmento Vasco que intentará depurar posibles responsabilidades políticas por las ayudas públicas concedidas.
Vozpópuli - El Estado reclama 14,7 millones que enterró en el fallido coche eléctrico 'Made in Euskadi'
El pasado 5 de mayo, la Secretaría de Estado de Investigación, desarrollo e Innovación, dependiente del Ministerio de Economía, notificó a la Asociación para el Fomento y Promoción de actividades Industriales y Deportivas de Automoción (Afypaida), una de las promotoras del proyecto Hiriko, el acuerdo de inicio del procedimiento de expediente de reintegro de la subvención otorgada en 2010, que ascendió a 5,75 millones de euros.
Además, el Gobierno ultima los trabajos de revisión correspondientes a la subvención del año 2011, otros 9 millones de euros concedidos por la extinta Secretaría de Estado de Investigación, entonces dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, según consta en una respuesta parlamentaria del Ejecutivo al diputado socialista Odón Elorza.
Concebido antes de la crisis, en plena euforia por el coche eléctrico, una de las obsesiones del entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián, Hiriko (“urbano”, en euskera) pretendía poner en las carreteras un pequeño eléctrico biplaza y plegable, con puerta delantera al estilo Isetta y fabricado en el Parque Tecnológico de Miñano (Vitoria), donde arrancó en 2009, con el socialista Patxi López como lehendakari.
Con un diseño inspirado por el prestigioso MIT de Massachusetts, el proyecto inicial contemplaba una inversión total de 170 millones, que en su primera fase (40 millones) cubrirían en parte las Administraciones con casi 18 millones. El plan era vender el coche por unos 12.500 euros y empezar a ofrecerlo por el sistema de car sharing (coche compartido) por varias ciudades españolas, empezando por Vitoria.
El proyecto sedujo incluso al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que asistió a su presentación en Bruselas en enero de 2012, pero no pasó de la I+D, con cargo, en su mayor parte, al erario público.
Tras una inversión de unos 20 millones de euros, no se llegó a comercializar ninguna unidad y el proyecto naufragó definitivamente en mayo del año pasado tras comerse más de 17 millones de ayudas públicas, la mayoría, concedidas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como contrapartida al apoyo parlamentario que entonces le prestaba el PNV.
Hiriko fue promovido por un grupo de empresarios próximos al PNV, encabezados por Jesús Echave, que durante años fue consejero de Kutxabank en representación de ese partido, y que, según denunciaron trabajadores de la empresa tras quedarse en la calle, facturó a Hiriko a través de empresas de su propiedad diversas cantidades por alquilarle inmuebles (casi 328.000 euros) y reformas de los mismos (370.000 euros).
El naufragio de Hiriko, junto al de Epsilon, el fallido intento de crear un Fórmula 1 vasco en el que se enterraron otros 45 millones de euros en ayudas públicas, es objeto desde abril de una comisión de investigación del Parlmento Vasco que intentará depurar posibles responsabilidades políticas por las ayudas públicas concedidas.
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