Las mafias de las gasolineras (y las de otros sectores) son el agujero oscuro por donde se escapa un buen porcentaje de la recaudación fiscal en este país.
Todo gestionado desde las cloacas del estado. Una auténtica mafia con su ley del silencio.
En estas tramas es necesario utilizar a la peor guano humana posible. Estamos ante un ejemplo palmario. Personas o repuestas, testaferros, con los que mueven los hilos sentados en los resortes que luego mueven las investigaciones y la administración de la justicia.