El café para todos ha resultado ser un desastre en cualquier aspecto. Un país de 47 millones de habitantes partido en 17 administraciones con superposición y duplicación de cuanta cosa exista no puede llevar a otra cosa que una catástrofe.
Hora de recentralizar todo y ahorrar el 30% del gasto público.
Eso sí, habrá muchos, pero muchos, que deberán comenzar a trabajar por primera vez en su vida, entre ellos al menos la mitad del enchufismo catalán. Te esperan días aciagos, mi trolleta de cabecera.