El artículo de propaganda desmoralizadora de la semana: "Ligar en la oficina: empieza la temporada de este deporte de riesgo"

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Ligar en la oficina: empieza la temporada de este deporte de riesgo

Nos pasamos la mayor parte del día en el trabajo, lo que convierte el entorno laboral en un 'semillero' propicio a las aventuras amorosas o sensuales. ¿Nos conviene dejarnos llevar? Hablan los que ya han pasado por ello.
  • IRENE NADAL
Actualizado Martes, 12 septiembre 2023 - 01:54


La oficina puede ser un lugar donde conocer a gente y ligar.

La oficina puede ser un lugar donde conocer a gente y ligar.GETTY
En las ocho horas que tienes que cumplir mínimo en una oficina, no todas las pasas trabajando", me decía un amigo cercano el otro día, intentando convencerme de que abondone la vía freelance. Y lo cierto es que tiene razón: el café, las reuniones que no sirven para nada y siempre duran demasiado, el ruido constante, las discusiones sencillas o los debates banales entretienen que es una barbaridad. Aunque lo de sentar el ojo ciego en la silla también tiene otros divertimentos anejos, como las cañas al salir, las comidas juntos al mediodía o los romances con compañeros.

Pasamos, con suerte, un 30% de nuestra vida (una media de nueve horas y media diarias) con nuestros compañeros de trabajo (uf, qué miedo de porcentaje) y dependiendo de en qué lugar y compañeros te hayan tocado, o cómo lo vivas tú, aquello puede convertirse en un 'Sálvame' a las tres de la tarde o en un 'Gran Hermano' al cabo de las ocho horas. Pero es que, amiga, pasando tanto tiempo juntos compartiendo objetivos comunes en el mismo espacio, ¿cómo no vamos a acabar fijándonos, flirteando o ligando con alguien que está sentado a nuestro lado?

Según una encuesta realizada por We-Vibe a más de 2.000 estadounidenses este verano, un 75% de los participantes había tenido algún tipo de interés o relación (ya sea un coqueteo o un romance en toda regla) con un compañero de trabajo y uno de cada 10 había engañado a su pareja con un compañero de trabajo. En ese porcentaje, podría encajar la historia de Alfonso (36) que cuando se sintió atraído por una compañera por primera vez, ambos tenían pareja: "Tuvimos semanas de mucha intensidad, de hablar mucho por Whatsapp y en el curro. Ella estaba en una relación abierta y siempre habló conmigo de que no quería que me doliera aquello o que me formara yo otra historia en la cabeza. Un día quedamos para tomar una cerveza, había mucho tonteo, nos miramos y me dijo: '¿Ves? Sabía que se iba a complicar'. Al final se diluyó porque su relación no estaba bien y ahora somos más fríos, aunque cordiales".

'Anatomía de Grey' o 'Gran Hermano'
Míticos son los argumentos de la serie 'Anatomía de Grey', basada en los líos -más amorosos que médicos- de un hospital estadounidense. Tantos que nos parecen inverosímiles, aunque lo que pasa entre las bambalinas de los centros hospitalarios españoles no se aleja tanto del imaginario, tal y como nos relata Mariana (31): "En el hospital se dice que cualquier persona que entra con novio a la residencia sale sin él, o como mínimo no será el mismo con el que has entrado. En mi caso he vivido varias historias. Hace un tiempo conocí a un chico en una quedada -yo tenía novio-, así que ese día no pasó nada, pero fue raro.

Luego coincidimos mucho en las rotaciones del trabajo, así que eso se fue haciendo grande, le empecé a contar que estaba mal con mi pareja y al final me invitó a una cerveza, nos liamos, y cada vez que estábamos de guardia juntos pasábamos a vernos por las consultas o dormíamos en la misma habitación en los descansos. Un día se me olvidó la llave donde dormía él y tuve que mentir a otro amigo para que la recogiera, ya que era un secreto. Al final el asunto se diluyó y ahora me da pereza, cuando nos vemos fingimos que no ha pasado nada".

Lo cierto es que Mariana tiene historias para aburrir basadas en su centro de trabajo, donde todo el mundo sabe y todo el mundo calla. Eso nos hace preguntarnos si hay profesiones más propensas que otras al flirtreo y al romance? La industria televisiva parece ser un escenario propicio: "Es rara la persona que no se lía con alguien; de hecho, cuando tienes novio y te dice que se va a grabar tres meses un programa a otro país u otra ciudad, olvídate. Si no te enteras de la infidelidad por un lado, te llegará por otro", relata Jessica, redactora de programas de televisión.

Errores... ¿inevitables?
En la redacción con horario de oficina, la cosa no es muy diferente, el chisme se convierte en el mejor argumento de guion para los compañeros, tal y como señala Rebeca: "Tuve un lío con un compañero, pero no cuajó, además fue muy complicado porque todo el mundo decidió opinar y lo pasé fatal. Así que me juré a mí misma que aquello no iba a volver a pasar, porque no quería mezclar mi vida personal con el trabajo".
Pero como no siempre somos nosotros quienes decidimos cuándo vamos a conocer a alguien, años después nuestra protagonista tuvo que cambiar su argumento: "Conocí a otro compañero con el que tenía mucho feeling, él tenía novia y al principio éramos amigos, pero nos empezamos a dar cuenta de que la chispa iba creciendo. Aunque intenté negarme para no repetir el error del pasado y porque ninguno queríamos mezclar lo laboral con lo personal, aquí seguimos juntos, 10 años después".

Qué dice la psicóloga
A este respecto, Ana Lombardía, psicóloga experta de We-Vibe confirma que es una situación muy usual: "Ser infiel con alguien del entorno laboral es algo muy frecuente, tanto en ellos como en ellas, por motivos evidentes de oportunidad: pasamos mucho tiempo en el trabajo, relacionándonos y construyendo vínculos entre compañeros, jefes y subordinados. Además, en el trabajo podemos tener un rol diferente al que tenemos en casa y/o con nuestra pareja, en el que podemos mostrar otra faceta nuestra, sentirnos más atractivos/as y, por tanto, más deseados/as, disfrutando de la mirada nueva con la que nos ven".

Tinder es tu sala de trabajo
A pesar de lo anterior, en el citado estudio también se concluye que los hombres son más propensos a tener una aventura en el entorno laboral que las mujeres. Lombardía explica que "aunque cada vez hay menos diferencias entre hombres y mujeres, ellos siguen mostrando más comportamientos de infidelidad que ellas. Igualmente, los motivos que llevan a la infidelidad a hombres y a mujeres también suelen ser distintos; por ejemplo, el disociar amor y sesso, los rasgos de personalidad narcisista, el miedo a la intimidad emocional y la evitación del conflicto suelen ser más propios de ellos".
Laura (30) lo experimentó en su propio puesto de trabajo, que estrenó hace menos de un año en una empresa de ingeniería. Ella venía del mundo de la comunicación, por lo que siempre, dice, había estado rodeada de más mujeres que hombres en el entorno laboral hasta ese momento. "Al llegar, apenas conozco a nadie, pero pasan los meses y voy al primer afterwork, que se organiza una vez por semana después del trabajo. Cada vez que iba, al día siguiente, me escribían varios chicos por la aplicación de mensajería Teams, lo que me parece muy heavy porque es una herramienta de trabajo. Al final se ha convertido en una especie de Tinder, puedo llegar a tener tres conversaciones a la vez con tres chicos diferentes al día. Hubo un momento en que mi Teams echaba humo". Y de ahí a la vida real: "Unos eran más sutiles que otros, pero al final me he liado con dos, la suerte es que no eran del mismo departamento que yo; es decir, que no tienes que cruzártelos todos los días".

Que no se entere nadie

Y es que, a pesar de que en el informe de We-Vibe se afirma que el 93% de los encuestados creían que no había problema en que los compañeros de trabajo puedan salir o tener una relación sensual, seguimos atreviéndonos a jugar por un lado, y con miedo a que se sepa por otro. "Es lo que más me ha preocupado de este tema: que se sepa. En parte creo que sí podría afectarme si la gente va pensando mal de mí. Aunque a la vez me parece anticuado que alguien pueda pensar eso, porque no tiene nada que ver con mi trabajo, yo cumplo y hago las cosas ejemplarmente, con quien me líe es personal y no debería afectar, pero, por ejemplo, ahora me hablan otros chicos por Teams y ya me da apuro", relata Laura. Lo mismo le pasa al resto de nuestros protagonistas, como Alfonso, que asegura que lo que más odia "es ser la comidilla de la oficina".

Somos un país cercano, pero pudoroso, seguimos priorizando el qué dirán al qué quiero o necesito yo: "En general, creo que todas y todos tenemos esa percepción y ese miedo a que un 'salseo' pueda opacar totalmente tu imagen profesional porque te vayan a tomar menos en serio", dice Alfonso. Y añade "El tema es aún más pronunciado en las mujeres por esa visión patriarcal y casposa de que si una mujer se lía con compañeros/as es una libertina". Laura, por su parte, cree que ellos ven esta sucesión de romances como la oportunidad de colocarse "medallitas" ante el resto, mientras que nosotras nos situamos en un lugar totalmente opuesto: "Yo siento como si fuera una juca, que sé que no lo soy, pero ya sabes. Parece que si te has liado con dos en la empresa la gente podría señalarte.

Riesgos más allá de un corazón roto
En este sentido, Lombardía advierte de que "las relaciones en el lugar de trabajo son delicadas, ya que pueden percibirse situaciones de favoritismo real o percibido, disminución del rendimiento laboral (debido a distracciones, retrasos y/o ausencias evitables) e intercambio no autorizado de información sensible/confidencial". Pero es que, en definitiva, no vivimos en una burbuja donde no recibamos estímulos o nos provoquen emociones, por lo que nadie, ni siquiera tú que estás leyendo esto como si fueran historias totalmente ajenas y lejanas, está libre del riesgo de vivir una historia de pasión, fugaz o duradera, en su entorno de trabajo, que al final no es más que la vida real.

Ligar en la oficina: empieza la temporada de este deporte de riesgo


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