Deberíamos sentirnos todos orgullosos y el que no encuentre motivo para tanto, como ese escuálido no lo hice yo, que al menos respete una de las mayores gestas del mundo por descubrir un tierra ignota para todos y dar a conocer a los americanos que a ambos lados de sus mares se extendía un mundo que también ellos desconocían. Y sí, la hicimos "nosotros" pues si es posible y necesario vincularse y reconocerse en una cultura y tradición, lo es también con la herencia recibida. No somos españoles por elección y nacimos en una patria que otros labraron, por tanto, como españoles hemos recibido un suelo y una memoria y cuando nos afirmamos como españoles asumimos mucho más que una casualidad o la brevedad de un vida. Si es razonable diferenciar entre los españoles de ahora y los de entonces, no lo es menos reconocernos sus herederos. Quien tiene a gala su estirpe no habla de ella en pasado sino en un presente continuo que se renueva en cada generación. "Nosotros descubrimos América".
Afirman los cosmopaletos, esos que van desde el extremo de su tierra chica al mundo y más allá odiando toda vinculación con estaciones intermedias: "nada que celebrar". Se sienten ciudadanos del mundo, o ese es su emblema, pero rechazan violentamente el día en que el mundo se reconoció en casi todos sus límites. ¿De qué mundo hablan orgullosos si luego machacan la memoria de la gesta que incorporó América al mundo para el resto de continentes salvo Australia y la Antártida, el uno un inmenso desierto y el otro también?
Reconozco en el carácter español dos atributos fundamentales: el amor por las causas perdidas y la defensa del abusado y una enorme ingenuidad adobada con sorprendentes dosis de soberbia. Todo junto sería explosivo si en la lucha por una causa justa se encontrara con su patria abusada y en su orgullo el desquite por tanto abuso de su noble ingenuidad. Nuestro ascendente católico da sentido por igual al yo y a los demás en una dimensión desconocida en otras latitudes y tradiciones. Pero el español, orgulloso y mal que nos pese, orgullosamente ignorante, no lo sabe; "es" pero no es consciente de "ser" y no sabe interpretar correctamente sus males dependiendo en todo momento de que otros se los cuenten y ofrezcan sus milagrosas curas.
Saludos especiales en este día a los hermanos hispanoamericanos porque compartimos mucho más que lo que no compartimos. Los puentes de la lengua, la religión y las tradiciones han creado esa atmósfera hispana en la que todos nos reconocemos con independencia de viejos pleitos y guerras. No habrá en el mundo mayor satisfacción que un corazón hispano reconociéndose con tanta exactitud en los otros corazones de Hispanoamérica.
Un regalo musical que a mi juicio define muy bien ese corazón inmenso. Todo por hacer o más bien por continuar. Pena de tantos obstáculos, trampas y traiciones, pero sabemos que nada en la vida capaz de perdurar recorrió ningún camino de rosas.
Galicia, verano, vino, orilla del mar, sol poniente y "nosotros".
"La luz que en tus ojos arde
si los abres amanece
cuando los cierras parece
que va muriendo la tarde.
Las penas que me maltratan
son tantas que se atropellan
y como de matarme tratan
se agolpan unas a otras y por eso
no me matan."