M. Priede
Será en Octubre
- Desde
- 14 Sep 2011
- Mensajes
- 48.876
- Reputación
- 108.280
Va bien para los foreros anglómanos, y sobre todo para los supremacistas nordicistas que padecemos en el foro, que piensan sólo en imágenes; de ahí que para llevar el agua a su molino tengan que enmarañar todos los conceptos (raza, etnia, estamento, clase, xenofobia, racismo) en un puré que no se sabe lo que es.
Alex Rosenberg
es profesor de la cátedra R. Taylor Cole de Filosofía en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte. Es autor de varios libros, entre ellos The Atheist´s Guide to Reality, y dos novelas históricas, The Girl From Krakow y Autumn in Oxford.
Oligarquía y voto electrónico
Aprovecho este hilo cerrado para colgar algunos temas que pueden resultan de interés para los lectores
Alex Rosenberg
es profesor de la cátedra R. Taylor Cole de Filosofía en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte. Es autor de varios libros, entre ellos The Atheist´s Guide to Reality, y dos novelas históricas, The Girl From Krakow y Autumn in Oxford.
"Mientras andes con eso, [...] guarda silencio sobre el modo en que excluyó su administración a los afroamericanos de las dos victorias progresistas más importantes del New Deal: la Seguridad Social y la Ley Wagner, la última de las cuales protegía a la sindicación de los rompehuelgas. No fue difícil, una vez que los senadores de Dixie [del Sur] en la coalición de Roosevelt le mostraron el modo: bastaba con dejar fuera de la cobertura al “servicio doméstico” y al “trabajo agrícola” de ambas leyes, pues el 60 % de estos trabajadores eran personas de color, más bien del orden del 95 % en el Sur. El “servicio doméstico” quedó excluido de la Seguridad Social durante los veinte años siguientes. Junto a los trabajadores agrícolas, siguen todavía excluidos de la (hoy inoperante) Ley Wagner que solía proteger los derechos sindicales."
"Por supuesto, contemplar a Henry Fonda en Young Mr. Lincoln [El joven Lincoln] (1939) y a Raymond Massey en Abe Lincoln in Illinois [Lincoln en Illinois] (1940) habrá tenido como resultado una “devoción acrecentada” al ideal norteamericano en el muchacho, pero la desilusión se hará finalmente sentir. Para cuando haya visto Lincoln (2012), de Steven Spielberg, sera evidente que, dada nuestra Constitución, el único modo en que el país podia haber abolido la esclavitud era mediante una guerra civil que costó un millón de vidas de ambos lados. Cualquier otro país — hasta la autocrátic Rusia zarista y el Imperio del Brasil — lograron abolir la esclavitud sin librar una guerra. ¿Cómo lo consiguieron? Porque no se les bendijo con una constitución diseñada con la intención, como revelan los Federalist Papers, de dificultar un gobierno efectivo.
Al joven patriota educado para admirar el Senado de los Estados Unidos como “el mayor órgano deliberativo del mundo” viendo Mr. Smith Goes to Washington [Caballero sin espada, de Frank Capra] (1939) o Advise & Consent [Tempestad sobre Washington, de Otto Preminger] (1962). Para inicios del siglo XXI se dará cuenta de que la Constitución condenó a la nación a tener un Senado en el que el 10 % de la población de su país controla el 40 % de los escaños. Se trata de un arreglo que cumple exactamente aquello para lo que Madison lo diseñó: “proteger a la minoría de los opulentos contra la mayoría”.
Puede que el niño no se dé cuenta de que la Constitución convirtió de forma explícita y excepcional la representación igual de cada estado en algo imposible de enmendar. Se hará mayor, sin embargo, para descubrir que, como irremediable resultado, un ciudadano de Wyoming tiene cerca de 65 veces más representación en el Senado que cualquier californiano.
EEUU: Cómo formar a un no patriota - Alex Rosenberg | Sin Permiso
"Por supuesto, contemplar a Henry Fonda en Young Mr. Lincoln [El joven Lincoln] (1939) y a Raymond Massey en Abe Lincoln in Illinois [Lincoln en Illinois] (1940) habrá tenido como resultado una “devoción acrecentada” al ideal norteamericano en el muchacho, pero la desilusión se hará finalmente sentir. Para cuando haya visto Lincoln (2012), de Steven Spielberg, sera evidente que, dada nuestra Constitución, el único modo en que el país podia haber abolido la esclavitud era mediante una guerra civil que costó un millón de vidas de ambos lados. Cualquier otro país — hasta la autocrátic Rusia zarista y el Imperio del Brasil — lograron abolir la esclavitud sin librar una guerra. ¿Cómo lo consiguieron? Porque no se les bendijo con una constitución diseñada con la intención, como revelan los Federalist Papers, de dificultar un gobierno efectivo.
Al joven patriota educado para admirar el Senado de los Estados Unidos como “el mayor órgano deliberativo del mundo” viendo Mr. Smith Goes to Washington [Caballero sin espada, de Frank Capra] (1939) o Advise & Consent [Tempestad sobre Washington, de Otto Preminger] (1962). Para inicios del siglo XXI se dará cuenta de que la Constitución condenó a la nación a tener un Senado en el que el 10 % de la población de su país controla el 40 % de los escaños. Se trata de un arreglo que cumple exactamente aquello para lo que Madison lo diseñó: “proteger a la minoría de los opulentos contra la mayoría”.
Puede que el niño no se dé cuenta de que la Constitución convirtió de forma explícita y excepcional la representación igual de cada estado en algo imposible de enmendar. Se hará mayor, sin embargo, para descubrir que, como irremediable resultado, un ciudadano de Wyoming tiene cerca de 65 veces más representación en el Senado que cualquier californiano.
EEUU: Cómo formar a un no patriota - Alex Rosenberg | Sin Permiso
Oligarquía y voto electrónico
Aprovecho este hilo cerrado para colgar algunos temas que pueden resultan de interés para los lectores
Última edición: