El sufrimiento es inherente e inseparable de la vida. Los seres humanos somos imperfectos y aunque amemos de corazón somos incapaces de no provocar sufrimiento. Tal es nuestra miseria vital, pero a pesar de ello, vivimos y tenemos breves momentos de felicidad que debemos guardar como oro y recordar cuando la persona a la que amamos y que nos ama nos hace daño. Toma tu cruz y sígueme.