Ayer en la Secta, para variar, un programa que no estaba reventado de falacias de todo tipo
Enviado especial: el país bajo en azúcar.
Muy, muy interesante: al parecer hace tres años a un senador chileno que era médico se le metió entre las cejas aprobar una legislación que obligara a los productores de alimentos a poner en sus productos unos "sellos" reglados y bien visibles indicando si eran altos en sodio, calorías, grasas saturadas y azúcar.
Los sellos están cambiando la forma de comer de los chilenos (que consumían
140 kg de azúcar por persona y año) y, como consecuencia,
también están cambiando la forma de producir de la industria alimentaria, que tras un conato de desacreditar los sellos mediante campañas publicitarias dobló la cerviz y ahora trabaja por evitar que le caiga un sello.
En el caso del azúcar, te cae sello si el producto tiene más de un 15% en peso de azúcar, o en el caso de los refrescos, más de 5 g/100 ml.
Hasta la fruta Coca-Cola ha modificado sus fórmulas en Chile para que no le pusieran sello.
La legislación también limita la publicidad para productos con sellos, y prohibe a los productores utilizar ardides publicitarios dirigidos a los niños en productos con sello: si los cereales del desayuno son ultraazucarados, no pueden llevar regalitos dentro, ni muñequitos en la caja, ni anunciarse en horario protegido por la televisión.
Como libertario no suelo ser amigo de la intervención estatal, pero reconozco que este tipo de intervención es la que más se ajusta a mi visión de lo que debería hacer el Estado: asegurar la TRANSPARENCIA, romper las ASIMETRÍAS DE INFORMACIÓN y PROTEGER A LA INFANCIA, logrando que
los productores hagan lo mejor para todos porque es lo mejor para ellos mismos
En el programa salían varios autoproclamados
adictos al azúcar en recuperación, y todos ellos contaban que tras empezar a afrontar su adicción habían perdido cantidades ingentes de peso (20 kg, 50 kg, 70 kg...). Se hacía mención explícita al problema de la RESISTENCIA A LA INSULINA y la DIABETES como consecuencias directas de un consumo excesivo de azúcar, incluso se exploraba las consecuencias espurias de sustituir el azúcar por edulcorantes no calóricos...
El gicho del programa hasta se hacía pruebas antes del viaje y después de llevar un mes desenganchándose del azúcar, y los resultados (obviamente) positivos eran ACOJONANTES: sin dieta ni ejercicio, el tipo perdía 4 kg de grasa visceral (medidos con DEXA), mejoraba su perfil lipídico, y hasta su respuesta cerebral al azúcar.
Un hito, la verdad.