El tiempo en el que "vivimos" se va esfumando como lágrimas en la lluvia
los más "nuevos" no lo entienden y, para los más "viejos" no deja de ser un recordatorio de algo que ya pasó.
RIP en todo caso para un modelo de negocios -y de servicios- que alimentó la imaginación y la cultura de una, dos o tres generaciones "pre-móvil" y "pre-internet".
1) Convengo que el catálogo "antiguo"
era mejor que el de las últimas épocas que fue mutando, de clásicos bastante decentes a "best-sellers" y "autoayuda" cada vez más insustanciales.
2) Acuerdo que los vendedores podían dar la lata...
o los esperabas ansiosamente -según que tuvieras algo en mente para comprar o no-.
3) Titánicos los esfuerzos por sostener el barco que se hundía que hicieron -cada vez más regalos, o artículos secundarios -cremas-, o "trucos de marketing" -obligación de compra, campañas por nuevos socios, etc.-. Todo un "
caso de estudio" para los interesados en la materia.
Pero, lo que es indudable es que, para los 80s -y quizás los 90s- eran parte del "paisaje" español, casi tanto como hoy puede serlo la idea de que compras muebles baratos y más o menos simpáticos en IKEA.
NUNCA tuve tanto material de lectura (y de tanta calidad y accesibilidad)
como hoy. Sólo pensar que de joven tenía que escoger los libros de un catálogo -en el que a veces no había nada de interés- y esperar semanas que llegara me parece, hoy día, un absurdo antediluviano.
Al mismo tiempo reconozco que
el ESTIMULO POR LEER que tuvimos los más viejos, gracias a que no había tanta "
electrónica-datos" a nuestro alcance y que nos
traían LOS LIBROS A LA PUERTA, hizo de nosotros una generación mucho más "leída" que la actual.
No es lo mismo Facebook e Instagram que Asimov o Tolkien.
El Mundo sabrá hacia dónde va. Los que estamos rumbeando -espero que lentamente- hacia la puerta de salida, miramos con cariño lo que fue y ya no es.