Varón Loco
Madmaxista
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La carta de Milans recordándole a pilinguiérrez el asesinato del comandante Gabaldón ("el muerto en la carretera de Extremadura")
Esto es lo que dicen los Royuela sobre el final de Gutierrez Mellado. De poco le sirvió ser masón, otros masones dieron cuenta de él.Antes de relatar el desenlace del funeral de Hortiguela, traigo éste suceso, para que sepa como andaban las cosas en aquel momento histórico. Este suceso es clave, pues, fraguó la traición de la mayoría de los altos mandos militares de España
En la foto el general Juan Atarés, de los últimos del "bunker", que no tragaron con el régimen masónico del 78. Le costó la vida enfrentarse a los traidores.
Ver archivo adjunto 1899986
El incidente de los generales Gutiérrez Mellado y Atarés en el Cuartel de Marinería | La Verdad
Ante altos mandos militares, el jefe de la Guardia Civil se enfrentó al vicepresidente del Gobierno y le espetó: «La Constitución es una gran mentira»www.laverdad.es
En el salón de actos del CIM, se creó un ambiente extremadamente tenso y violento. Gutiérrez Mellado ordenó al almirante capitán general el arresto inmediato de Atarés y su expulsión de la sala. Mientras se retiraba y llegado al umbral de la puerta, se volvió y le grito en presencia de todos «¡Traidor!»
Entre un gran murmullo y fuertes aplausos al general de la Guardia Civil, con gran valentía, el vicepresidente ordenó a todos los asistentes la posición de firmes y dijo que si alguien estaba de acuerdo con Atarés que abandonara también la sala. Es entonces cuando, una gran mayoría, se posicionó con Gutiérrez Mellado aplaudiendo con más fuerza todavía al teniente general.
Sin embargo, Jaime Milans del Bosch acompañó en su marcha a Atarés, volviendo los dos a los pocos instantes a la sala. En esos momentos, Mellado le dijo a Atarés: «Un general que lleva estrellas ha de llevarlas con honor». Atarés se echó la mano al cinto y le respondió muy exaltado con los apelativos de «masón, traidor, lechón, fistro, espía».
Finalmente lograron sacar a Atarés y la calma volvió.
Meses más tarde, en el consejo de guerra correspondiente, Atarés resultó absuelto de la acusación de insultos a Gutiérrez Mellado, sentencia que fue ratificada por el propio Milans como capitán general y máxima autoridad judicial de la región. No obstante, Atarés sufrió un arresto disciplinario de seis meses.
Tras el incidente, el general Juan Atarés no volvió a tener ningún destino activo hasta que en 1980 abandonó la situación activa en la Guardia Civil y se fue a vivir a Pamplona, donde seria asesinado por ETA el 23 de diciembre de 1987.