http://www.eleconomista.es/empresas...e-y-sin-limites-del-mercado-inmobiliario.html
Caída libre y sin límites del mercado inmobiliario
Carmen Canfrán | 18:53 - 31/03/2008
La tormenta en el mercado inmobiliario está en pleno apogeo. No paran de llover anuncios de inmobiliarias que no pueden seguir su camino por sus dificultades financieras o que están asfixiadas por su deuda, que devora sus ingresos. Un parte metereológico que se veía venir, pues los nubarrones neցros empezaron a asomarse en septiembre.
Sólo hacía falta pasar las elecciones generales para que empezaran a caer truenos y relámpagos, aunque antes del 9 de marzo ya chispeó sobre alguna inmobiliaria. El principal problema es que aquellas empresas que nacieron al calor del boom inmobiliario se enfrentan ahora a fuertes vientos financieros. Una situación a veces insostenible ante la incapacidad de devolver la deuda. Como consecuencia, los bancos que concedieron esos préstamos empezarán a embargar las joyas de esas inmobiliarias para saldar las cuentas.
El principio de la tempestad
El origen de esta tempestad se haya en el ajuste del mercado de promoción de viviendas. Y es que el ritmo de edificación de casas en España era de locura. En los últimos cinco años se construían entre 600.000 y 800.000 pisos cada año. Es verdad que había demanda -particulares e inversores de todas las nacionalidades-, lo que ocurre es que esa fuerza de compra se frenó.
"Hay más de un promotor que lleva más de nueve meses sin vender una casa. Esa situación se aguanta si se tiene músculo financiero", afirmaba a este diario un experto del sector. Un consejero delegado de una inmobiliaria cotizada reconoció que muchas empresas del sector están recibiendo anulaciones de reservas de pisos. Y es que los bancos no están dando las hipotecas a los compradores tan alegremente como antes.
¿El motivo de esta caída ? La ralentización del crecimiento de las economías mundiales acompañada por un picante ingrediente: la crisis de las hipotecas sarama en Estados Unidos. Este crash financiero ha provocado que ese parón en el sector inmobiliario español fuera mucho más brusco, señalaron a elEconomista expertos del mercado.
Las cifras hablan
Primero, ante el cambio del ciclo residencial en España, la banca recrudeció las condiciones de los préstamos al sector del ladrillo con subidas de tipos de interés. Segundo, ante la necesidad de conseguir liquidez, las entidades financieras han empezado a apretar las tuercas a las inmobiliarias para que les paguen sus amortizaciones en un momento en el que alguna de ellas no hacen caja.
"Está todo paralizado. Hay inversores con dinero para comprar activos, lo que ocurre es que están esperando a que se ajuste el precio de mercado de esas propiedades", indicaba un profesional de la comercialización. Es decir, los inversores están con los bolsillos llenos de dinero para descargarlos en la compra de suelos o edificios. Ese momento llegará cuando las inmobiliarias rebajen el precio de esas propiedades.
Una parálisis que ya recogen las cifras oficiales. Por ejemplo, los visados para construir viviendas se redujeron la mitad en enero respecto al mismo mes de 2007, según los datos del Ministerio de Fomento. La patronal de promotores madrileños, Asprima , revisó a la baja las perspectivas de iniciación de viviendas para los próximos dos años, hasta las 300.000 casas anuales, la mitad que el promedio de los últimos años.
Empieza a llover quiebras
El precio de las casas también sufrirá este impacto, de manera que, según esta patronal, caerá un 8 por ciento en 2008. Otro de los datos espeluznantes es que las inmobiliarias han paralizado más del 70 por ciento de los proyectos que tenían pendientes para desarrollar. El lema que reina en el imperio del ladrillo es no comenzar las obras de una promoción si no se tiene el 50 por ciento reservado. Para qué tener pisos sin vender y, además, aguantar la financiación.
Como consecuencia de esta tormenta, empresas del sector han caído en picado, principalmente las que se dedican a la promoción de viviendas y las que cuentan con una deuda muy alta. La primera que encendió las alarmas fue Llanera. La empresa valenciana presentó un concurso de acreedores voluntario (suspensión de pagos) el pasado mes de octubre ante la incapacidad de pagar a sus proveedores y hacer frente a su deuda. En ese momento, los empresarios recalcaban que era un caso concreto y que esa situación no se iba a repetir.
Dos meses más tarde la promotora catalana Habitat admitía su dificultad para amortizar un pago a la banca, poniéndola al borde de la suspensión de pagos. El problema era que no podía saldar su deuda con los bancos porque no ingresaba lo suficiente con la venta de los pisos. Por eso, la compañía empezó a utilizar otras vías para conseguir dinero, como la desinversión de sus hoteles. Una propiedad más fácil de vender en un momento de crisis inmobiliaria.
Tras varias prórrogas y situaciones límite, Habitat consiguió que las entidades financieras acreedoras refinanciarán su deuda justo antes de las elecciones generales. Un balón de oxígeno que llegó con la ayuda de los poderes políticos. Y es que los bancos extranjeros no daban su brazo a torcer. Algo lógico si se tiene en cuenta que este caso presenta precedente que puede ser utilizado por muchas inmobiliarias que tienen la misma salud financiera que Habitat. Al final, las entidades salvaron el pellejo a la promotora catalana con la condición de mandar en la compañía.
Una de las medidas que han adoptado ha sido el despido de trabajadores y la venta de todos los activos para conseguir dinero y saldar la deuda.
Nombres en la sombra
Lo mismo ha ocurrido en Colonial. Sus bancos acreedores han tomado los mandos de la inmobiliaria ante la imposibilidad de los dos principales accionistas de hacer frente a los préstamos y de conseguir un nuevo propietario. La idea de estas entidades financieras es ir desprendiéndose de las joyas de Colonial de forma ordenada. De esta manera, pretenden deshacerse del 15 por ciento de FCC o de la francesa SFL. El objetivo es hacer caja. La situación de Cosmani es más extrema. La compañía presentó esta semana un concurso de acreedores. ¿El motivo? El mismo. No tener dinero para pagar sus deudas.
A la luz pública han salido estas compañías, pero en segundo plano suenan muchos nombres como Detinsa, que está sudando para refinanciar su deuda para salir del abismo. Sólo es cuestión de tiempo para que se produzcan más concursos de acreedores, ya que las inmobiliarias no podrán pagar sus préstamos o dar mayores garantías.
En este panorama, los bancos acreedores embargarán las propiedades de esas compañías para venderlas posteriomente. A las entidades no les interesa quedarse con esos activos sino que lo buscan es liquidez ante la crisis financiera. En ese momento aparecerán en el mercado las oportunidades para el inversor.
Caída libre y sin límites del mercado inmobiliario
Carmen Canfrán | 18:53 - 31/03/2008
La tormenta en el mercado inmobiliario está en pleno apogeo. No paran de llover anuncios de inmobiliarias que no pueden seguir su camino por sus dificultades financieras o que están asfixiadas por su deuda, que devora sus ingresos. Un parte metereológico que se veía venir, pues los nubarrones neցros empezaron a asomarse en septiembre.
Sólo hacía falta pasar las elecciones generales para que empezaran a caer truenos y relámpagos, aunque antes del 9 de marzo ya chispeó sobre alguna inmobiliaria. El principal problema es que aquellas empresas que nacieron al calor del boom inmobiliario se enfrentan ahora a fuertes vientos financieros. Una situación a veces insostenible ante la incapacidad de devolver la deuda. Como consecuencia, los bancos que concedieron esos préstamos empezarán a embargar las joyas de esas inmobiliarias para saldar las cuentas.
El principio de la tempestad
El origen de esta tempestad se haya en el ajuste del mercado de promoción de viviendas. Y es que el ritmo de edificación de casas en España era de locura. En los últimos cinco años se construían entre 600.000 y 800.000 pisos cada año. Es verdad que había demanda -particulares e inversores de todas las nacionalidades-, lo que ocurre es que esa fuerza de compra se frenó.
"Hay más de un promotor que lleva más de nueve meses sin vender una casa. Esa situación se aguanta si se tiene músculo financiero", afirmaba a este diario un experto del sector. Un consejero delegado de una inmobiliaria cotizada reconoció que muchas empresas del sector están recibiendo anulaciones de reservas de pisos. Y es que los bancos no están dando las hipotecas a los compradores tan alegremente como antes.
¿El motivo de esta caída ? La ralentización del crecimiento de las economías mundiales acompañada por un picante ingrediente: la crisis de las hipotecas sarama en Estados Unidos. Este crash financiero ha provocado que ese parón en el sector inmobiliario español fuera mucho más brusco, señalaron a elEconomista expertos del mercado.
Las cifras hablan
Primero, ante el cambio del ciclo residencial en España, la banca recrudeció las condiciones de los préstamos al sector del ladrillo con subidas de tipos de interés. Segundo, ante la necesidad de conseguir liquidez, las entidades financieras han empezado a apretar las tuercas a las inmobiliarias para que les paguen sus amortizaciones en un momento en el que alguna de ellas no hacen caja.
"Está todo paralizado. Hay inversores con dinero para comprar activos, lo que ocurre es que están esperando a que se ajuste el precio de mercado de esas propiedades", indicaba un profesional de la comercialización. Es decir, los inversores están con los bolsillos llenos de dinero para descargarlos en la compra de suelos o edificios. Ese momento llegará cuando las inmobiliarias rebajen el precio de esas propiedades.
Una parálisis que ya recogen las cifras oficiales. Por ejemplo, los visados para construir viviendas se redujeron la mitad en enero respecto al mismo mes de 2007, según los datos del Ministerio de Fomento. La patronal de promotores madrileños, Asprima , revisó a la baja las perspectivas de iniciación de viviendas para los próximos dos años, hasta las 300.000 casas anuales, la mitad que el promedio de los últimos años.
Empieza a llover quiebras
El precio de las casas también sufrirá este impacto, de manera que, según esta patronal, caerá un 8 por ciento en 2008. Otro de los datos espeluznantes es que las inmobiliarias han paralizado más del 70 por ciento de los proyectos que tenían pendientes para desarrollar. El lema que reina en el imperio del ladrillo es no comenzar las obras de una promoción si no se tiene el 50 por ciento reservado. Para qué tener pisos sin vender y, además, aguantar la financiación.
Como consecuencia de esta tormenta, empresas del sector han caído en picado, principalmente las que se dedican a la promoción de viviendas y las que cuentan con una deuda muy alta. La primera que encendió las alarmas fue Llanera. La empresa valenciana presentó un concurso de acreedores voluntario (suspensión de pagos) el pasado mes de octubre ante la incapacidad de pagar a sus proveedores y hacer frente a su deuda. En ese momento, los empresarios recalcaban que era un caso concreto y que esa situación no se iba a repetir.
Dos meses más tarde la promotora catalana Habitat admitía su dificultad para amortizar un pago a la banca, poniéndola al borde de la suspensión de pagos. El problema era que no podía saldar su deuda con los bancos porque no ingresaba lo suficiente con la venta de los pisos. Por eso, la compañía empezó a utilizar otras vías para conseguir dinero, como la desinversión de sus hoteles. Una propiedad más fácil de vender en un momento de crisis inmobiliaria.
Tras varias prórrogas y situaciones límite, Habitat consiguió que las entidades financieras acreedoras refinanciarán su deuda justo antes de las elecciones generales. Un balón de oxígeno que llegó con la ayuda de los poderes políticos. Y es que los bancos extranjeros no daban su brazo a torcer. Algo lógico si se tiene en cuenta que este caso presenta precedente que puede ser utilizado por muchas inmobiliarias que tienen la misma salud financiera que Habitat. Al final, las entidades salvaron el pellejo a la promotora catalana con la condición de mandar en la compañía.
Una de las medidas que han adoptado ha sido el despido de trabajadores y la venta de todos los activos para conseguir dinero y saldar la deuda.
Nombres en la sombra
Lo mismo ha ocurrido en Colonial. Sus bancos acreedores han tomado los mandos de la inmobiliaria ante la imposibilidad de los dos principales accionistas de hacer frente a los préstamos y de conseguir un nuevo propietario. La idea de estas entidades financieras es ir desprendiéndose de las joyas de Colonial de forma ordenada. De esta manera, pretenden deshacerse del 15 por ciento de FCC o de la francesa SFL. El objetivo es hacer caja. La situación de Cosmani es más extrema. La compañía presentó esta semana un concurso de acreedores. ¿El motivo? El mismo. No tener dinero para pagar sus deudas.
A la luz pública han salido estas compañías, pero en segundo plano suenan muchos nombres como Detinsa, que está sudando para refinanciar su deuda para salir del abismo. Sólo es cuestión de tiempo para que se produzcan más concursos de acreedores, ya que las inmobiliarias no podrán pagar sus préstamos o dar mayores garantías.
En este panorama, los bancos acreedores embargarán las propiedades de esas compañías para venderlas posteriomente. A las entidades no les interesa quedarse con esos activos sino que lo buscan es liquidez ante la crisis financiera. En ese momento aparecerán en el mercado las oportunidades para el inversor.