Es inútil, no lo entiende, porque no le afecta, seguramente. No comprende lo gravísimo que es que donde antes nadie podía entrar, ahora sólo se pueda entrar bajo ciertas condiciones inconstitucionales. Que pasemos de tratar a todos igual (de mal, sí, pero igual) a tratar a unos mejor que a otros por la fruta cara, legalizando abiertamente la discriminación de quienes no pasamos por el aro. Estarían premiando a los cacunados y castigando a los no cacunados, todo bajo criterios inconstitucionales y pasándose por los bemoles todos los derechos fundamentales de la población. De toda, aunque parezca que ahora privilegia a unos y sólo joroba a otros. ¿Por qué? Preguntarán los cacunados, el cerebro lleno de microtrombos, impedido para procesar información. Pues porque ahora has pasado por el aro, querido cacunado, y podrás irte de bares con más libertad que un no cacunado. Pero sáltate un sólo paso del camino del borrego, y estarás igual de dolido que los que no jugaron desde el principio. Con esto crees que ganas algo de libertad, y en realidad firmas tu esclavitud, aceptas que va a haber castigos para los desobedientes, creyendo que a ti nunca te va a tocar.