Skylar
Benedicta tu in mulieribus
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Hoy comienza el año nuevo litúrgico cristiano: el Adviento.
Es un periodo espiritual de preparación para la segunda venida de Jesucristo, la parusía, y en ella se recuerda la primera, que es la Na(ti)vidad.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
Marcos (13,33-37)
Este fragmento del Evangelio es parte de las lectura de hoy, primer domingo, de los cuatro que conforman el Adviento. La corona con sus cuatro velas, que se van encendiendo progresivamente, es un bello símbolo para esta época de crecimiento espiritual y gracia:
La última palabra, se la dejamos a Dios: «Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación«. Así que ya lo saben. A convertirse. O, mejor aún, a dejarse convertir por Dios.
Es un periodo espiritual de preparación para la segunda venida de Jesucristo, la parusía, y en ella se recuerda la primera, que es la Na(ti)vidad.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
Marcos (13,33-37)
Este fragmento del Evangelio es parte de las lectura de hoy, primer domingo, de los cuatro que conforman el Adviento. La corona con sus cuatro velas, que se van encendiendo progresivamente, es un bello símbolo para esta época de crecimiento espiritual y gracia:
La última palabra, se la dejamos a Dios: «Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación«. Así que ya lo saben. A convertirse. O, mejor aún, a dejarse convertir por Dios.