Que la cantidad de ralea que vive de la política aumente es prueba de que los políticos no deciden absolutamente nada: gente sin oficio ni beneficio y muertos en el armario, gente controlable que hará lo que sea para seguir mamando.
Este asunto, que parece salpicar a tanta gente importante, ya se habrá negociado para darle un cierre o salida beneficiosa para las partes implicadas. A partir de esto, todo teatro.