MonteKarmelo
Madmaxista
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La derrota electoral ha transformado a Gordon Brown en otra persona. Sonríe más, ha echado tripa y ya no se come las uñas. Y aprovecha la jubilación anticipada para ver fútbol y pasar más tiempo con sus hijos.
Como responsable del Tesoro, Brown puso las bases de una década de formidable prosperidad económica. Como primer ministro, pagó los platos rotos de la crisis y el desgaste político del laborismo. Los expertos le señalan como la persona que frenó la sangría bursátil inyectando capital en los bancos en octubre de 2008. Un detalle que los británicos le agradecieron en mayo del año pasado clausurando su breve estancia en Downing Street.
El ex premier relata ahora su experiencia al timón de la crisis en Beyond the crash, unas memorias en las que no cita a Tony Blair y en las que expone un plan global para potenciar el crecimiento. Suena como una candidatura a la dirección general del FMI, que quedará vacante el año que viene si Dominique Strauss-Kahn se decide a volver a Francia para medirse con Sarkozy. Aunque Brown insiste en que por ahora quiere seguir en los Comunes, donde por cierto casi no se deja ver.
Brown recibe a EL MUNDO en el rascacielos donde ha instalado su oficina y donde acude ocasionalmente cuando está en la capital. Habla sobre el euro y el liderazgo de su amigo Zapatero e insiste en que no se grabe en vídeo la entrevista. Las cámaras todavía le acobardan como a un colegial.
Pregunta.- A usted se le ensalza por haber liderado la reacción a la crisis en octubre de 2008. Pero muchos le echan en cara que la burbuja bancaria creció durante sus años como ministro.
Respuesta.- Nosotros creamos la Autoridad de Servicios Financieros y fuimos por delante de otros países. Pero lo que ninguno de nosotros comprendió es que los riesgos que corrían los bancos se concentraban en un puñado de grandes instituciones que estaban entrelazadas y cuyo derrumbe podría precipitar la caída del sistema. Por eso ningún país pudo resolver el problema por su cuenta y riesgo.
P.- Pero usted dejó hacer a los bancos en los años buenos porque sus impuestos les permitían financiar sus hospitales y sus escuelas.
R.- Yo diría más bien que durante mucho tiempo pensamos que nuestro gran enemigo era la inflación y que el gran peligro que nos acechaba era una recesión causada por una subida incontrolada de los precios. Lo logramos y creamos empleo durante una década. El problema es que no evaluamos bien otros riesgos del sistema.
P.- ¿Fue un error dejar caer a Lehman Brothers?
R.- Ahora sabemos que no fue lo correcto.
P.- Pero su supervivencia no habría evitado el derrumbe bancario.
R.- Yo creo que no. Por entonces, yo ya había llegado a la conclusión de que no bastaba con operaciones de emergencia para dar liquidez a los bancos. Hacía falta algo más. Lehman Brothers es culpable de muchos pecados. Pero el problema iba mucho más allá de Lehman. El problema era que los bancos no tenían suficiente capital y no podían hacer frente a sus deudas.
P.- En sus años como ministro de Economía, usted fue quien tomó la decisión de dejar al Reino Unido fuera del euro. ¿Cree que a los españoles nos habría ido mejor si hubiéramos hecho lo mismo?
R.- Yo no voy a valorar la decisión. Al fin y al cabo, España es un país que ha logrado muchos beneficios al ser miembro de la Unión Europea. En muy poco tiempo el país se ha transformado en una democracia y en una economía avanzada y la UE ha sido una gran ayuda en ese proceso. Nuestro problema en el Reino Unido era que teníamos un mercado inmobiliario muy distinto al del resto de Europa y que teníamos un grave problema de inflación que requería unos tipos más altos. Pero eso no quiere decir que yo piense que el euro no deba existir. Es tan sólo que no era lo mejor para nosotros en ese momento.
P.- Pero sus motivos para no entrar en el euro podrían valer para España. La independencia monetaria les permite a ustedes mucha más flexibilidad para hacer frente a la crisis.
R.- Es cierto. Uno de los problemas de España han sido los tipos de interés, que el Banco Central Europeo establecía pensando en toda la Eurozona y que eran mucho más bajos de lo que hubiera requerido la burbuja inmobiliaria española. En el futuro la UE deberá encontrar mecanismos para ayudar a economías que tengan problemas así. Pero eso no quiere decir que España esté mejor fuera del euro.
P.- Desde el año pasado, Alemania impone a España un catálogo de medidas de austeridad para atajar el déficit. Pero muchos analistas creen que esas medidas son contraproducentes. Dicen que sería mejor esperar a que germine la recuperación antes de aplicarlas. ¿Cómo lo ve usted?
R.- En mi opinión, España necesita reducir su déficit de un modo que no le impida crear empleo. Es decir, debe poder seguir invirtiendo en sus escuelas, en sus infraestructuras y en su sanidad. Estoy de acuerdo con reducir el déficit pero sin ahogar el crecimiento.
P.- España ha empezado a reducirlo y sin embargo tiene cuatro millones de parados.
R.- Es otra gente la que tiene que evaluar la situación de cada país. Pero yo creo que la estrategia europea debería combinar la reducción del déficit de los países con la gestión de los problemas de los bancos y la creación de empleo. Los líderes europeos deben comprender que el problema más acuciante es el paro juvenil y deben buscar medidas para atajarlo.
P.- ¿Y qué opciones tiene un país como España? No somos un país exportador como Alemania y el ladrillo se ha terminado. A largo plazo, usted dice que deberíamos prepararnos para potenciar nuestras exportaciones a Asia, ¿pero qué hacemos mientras?
R.- Ustedes deben ser conscientes primero de lo que va a ocurrir a largo plazo. Europa debe exportar más porque en 10 años el mercado asiático será el doble de grande que el mercado europeo y estoy seguro de que la industria española tiene mucho que ofrecer en este contexto.
P.- Eso está bien para dentro de una década. ¿Pero qué podemos hacer en los próximos dos o tres años?
R.- Intentar atajar el paro juvenil. Europa no está haciendo lo suficiente para reducirlo. Y podría hacerlo con medidas que no son tan caras como la gente cree.
P.- Todo eso está muy bien. ¿Pero de dónde va a salir el dinero para invertir en nuevos proyectos? En España el gasto público merma porque Alemania impone recortes y subidas de impuestos.
R.- Yo creo que el Banco Europeo de Inversiones podría hacer más y que países como España deberían invertir más y consumir menos en el futuro. Yo no soy tan pesimista sobre el futuro. Creo que Europa será un continente próspero. Pero sólo si se da cuenta de que el mundo está cambiando. Durante medio siglo, los europeos hemos producido para nosotros mismos. En los próximos años, tenemos que producir para los chinos, los brasileños y los rusos. Y no sólo objetos. También servicios. Incluido el turismo y la educación.
P.- Según usted, se trata de convertir a los españoles en alemanes.
R.- No exactamente. Es imposible que todos los países exporten más de lo que importan.
P.- Según usted, los Gobiernos europeos deberían gastar más para acelerar el crecimiento pero la mayoría se resiste y prefiere primero atajar el déficit. ¿Ve usted como un problema que haya tantos Gobiernos conservadores en Europa?
R.- La pregunta no es si atajar el déficit sino cómo hacerlo de un modo inteligente. El déficit no es el fruto del fracaso de uno o dos Gobiernos sino el producto de la llegada de la recesión. Cada país la ha afrontado de un modo distinto. Pero los líderes europeos deberían comprender que lo más importante es devolver al país al crecimiento.
P.- España ha perdido competitividad en la última década. ¿Cómo recuperarla? ¿Se le ocurre otra opción que bajarnos el sueldo?
R.- A ustedes los españoles les toca pasar por un ajuste en los próximos 10 años. Pero recuerden esto: el ajuste tienen que verlo en el contexto de un mundo en crecimiento. Y por eso necesitan políticas que reduzcan el déficit pero no ahoguen el crecimiento.
P.- ¿Debemos armonizar los impuestos de todos los países del euro para salvar la moneda única?
R.- En EEUU no lo han hecho y no es un problema para el dólar. Yo diría más bien que tiene que haber cierta coordinación de la política económica de los países de la zona euro.
P.- Usted fue el primer líder mundial en recapitalizar los bancos en octubre de 2008. ¿Qué le parece el plan de las cajas españolas?
R.- Ustedes tienen un sector bancario muy fuerte y con una gran presencia en el extranjero. Pero tienen también esas pequeñas instituciones muy similares a nuestras mutuas inmobiliarias. Yo no creo que sea malo que existan entes como las cajas españolas. Pero creo que deben fusionarse, que es lo que está ocurriendo en España.
P.- El problema es que los mercados no se creen las cifras del Gobierno español. Creen que las cajas necesitan más dinero del que el Ejecutivo dice.
R.- No es un problema meramente español. Las nuevas normas exigen que los bancos tengan un capital que corresponde al 12% de sus activos. Pero un estudio del Banco de Inglaterra dice ahora que las entidades europeas necesitan al menos un 15%. Es un asunto que no hemos debatido lo suficiente.
P.- ¿Usted cree que los bancos europeos no tienen suficiente capital?
R.- En general así lo creo. No quiero hablar de casos concretos. Pero por lo general sí creo que no tienen capital suficiente y creo que es peligroso porque eso fue lo que desencadenó la crisis. Europa tendrá que poner más dinero en sus bancos. Yo describo este problema como capitalismo sin capital (se ríe).
P.- Zapatero es un presidente con una cuota de popularidad muy baja.
R.- Yo sé mucho de impopularidad (se ríe).
P.- Precisamente. Usted fue un primer ministro muy impopular. ¿Tiene algún consejo para él?
R.- Él ha tomado las decisiones correctas y su problema es muy similar al mío: le ha tocado afrontar una crisis económica. Pero yo creo que el año que le queda le dará la oportunidad de demostrar que ha hecho lo que debía.
P.- Dice en su libro que no está bien que España o Portugal pongan dinero en el fondo creado por si la UE tiene que rescatarles.
R.- Es cierto. Hemos de recordar que el fondo se ha creado para ayudar a los países en apuros, no para castigarles por lo que han hecho. Estoy seguro de que los líderes europeos revisarán eso. La gente en ocasiones lo ve como un problema español, griego o irlandés. Pero es un problema global y sólo se puede resolver a base de cooperación entre los países.
P.- ¿Se sintió aliviado al dejar el poder?
R.- (Sorprendido) No. Porque era un desafío con el que quería continuar. No terminamos nuestro trabajo.
P.- Usted esperó mucho tiempo para ser primer ministro y luego su mandato fue breve e impopular. ¿Aún cree que mereció la pena?
R.- Tuvimos que guiar al mundo en un reto muy difícil: una crisis económica global. Di lo mejor de mí para ayudar a mi país y al mundo en ese desafío. Era un problema para el que creo que estaba preparado. El problema para mí es que no pude terminar mi trabajo.
El Mundo via epesimo
Como responsable del Tesoro, Brown puso las bases de una década de formidable prosperidad económica. Como primer ministro, pagó los platos rotos de la crisis y el desgaste político del laborismo. Los expertos le señalan como la persona que frenó la sangría bursátil inyectando capital en los bancos en octubre de 2008. Un detalle que los británicos le agradecieron en mayo del año pasado clausurando su breve estancia en Downing Street.
El ex premier relata ahora su experiencia al timón de la crisis en Beyond the crash, unas memorias en las que no cita a Tony Blair y en las que expone un plan global para potenciar el crecimiento. Suena como una candidatura a la dirección general del FMI, que quedará vacante el año que viene si Dominique Strauss-Kahn se decide a volver a Francia para medirse con Sarkozy. Aunque Brown insiste en que por ahora quiere seguir en los Comunes, donde por cierto casi no se deja ver.
Brown recibe a EL MUNDO en el rascacielos donde ha instalado su oficina y donde acude ocasionalmente cuando está en la capital. Habla sobre el euro y el liderazgo de su amigo Zapatero e insiste en que no se grabe en vídeo la entrevista. Las cámaras todavía le acobardan como a un colegial.
Pregunta.- A usted se le ensalza por haber liderado la reacción a la crisis en octubre de 2008. Pero muchos le echan en cara que la burbuja bancaria creció durante sus años como ministro.
Respuesta.- Nosotros creamos la Autoridad de Servicios Financieros y fuimos por delante de otros países. Pero lo que ninguno de nosotros comprendió es que los riesgos que corrían los bancos se concentraban en un puñado de grandes instituciones que estaban entrelazadas y cuyo derrumbe podría precipitar la caída del sistema. Por eso ningún país pudo resolver el problema por su cuenta y riesgo.
P.- Pero usted dejó hacer a los bancos en los años buenos porque sus impuestos les permitían financiar sus hospitales y sus escuelas.
R.- Yo diría más bien que durante mucho tiempo pensamos que nuestro gran enemigo era la inflación y que el gran peligro que nos acechaba era una recesión causada por una subida incontrolada de los precios. Lo logramos y creamos empleo durante una década. El problema es que no evaluamos bien otros riesgos del sistema.
P.- ¿Fue un error dejar caer a Lehman Brothers?
R.- Ahora sabemos que no fue lo correcto.
P.- Pero su supervivencia no habría evitado el derrumbe bancario.
R.- Yo creo que no. Por entonces, yo ya había llegado a la conclusión de que no bastaba con operaciones de emergencia para dar liquidez a los bancos. Hacía falta algo más. Lehman Brothers es culpable de muchos pecados. Pero el problema iba mucho más allá de Lehman. El problema era que los bancos no tenían suficiente capital y no podían hacer frente a sus deudas.
P.- En sus años como ministro de Economía, usted fue quien tomó la decisión de dejar al Reino Unido fuera del euro. ¿Cree que a los españoles nos habría ido mejor si hubiéramos hecho lo mismo?
R.- Yo no voy a valorar la decisión. Al fin y al cabo, España es un país que ha logrado muchos beneficios al ser miembro de la Unión Europea. En muy poco tiempo el país se ha transformado en una democracia y en una economía avanzada y la UE ha sido una gran ayuda en ese proceso. Nuestro problema en el Reino Unido era que teníamos un mercado inmobiliario muy distinto al del resto de Europa y que teníamos un grave problema de inflación que requería unos tipos más altos. Pero eso no quiere decir que yo piense que el euro no deba existir. Es tan sólo que no era lo mejor para nosotros en ese momento.
P.- Pero sus motivos para no entrar en el euro podrían valer para España. La independencia monetaria les permite a ustedes mucha más flexibilidad para hacer frente a la crisis.
R.- Es cierto. Uno de los problemas de España han sido los tipos de interés, que el Banco Central Europeo establecía pensando en toda la Eurozona y que eran mucho más bajos de lo que hubiera requerido la burbuja inmobiliaria española. En el futuro la UE deberá encontrar mecanismos para ayudar a economías que tengan problemas así. Pero eso no quiere decir que España esté mejor fuera del euro.
P.- Desde el año pasado, Alemania impone a España un catálogo de medidas de austeridad para atajar el déficit. Pero muchos analistas creen que esas medidas son contraproducentes. Dicen que sería mejor esperar a que germine la recuperación antes de aplicarlas. ¿Cómo lo ve usted?
R.- En mi opinión, España necesita reducir su déficit de un modo que no le impida crear empleo. Es decir, debe poder seguir invirtiendo en sus escuelas, en sus infraestructuras y en su sanidad. Estoy de acuerdo con reducir el déficit pero sin ahogar el crecimiento.
P.- España ha empezado a reducirlo y sin embargo tiene cuatro millones de parados.
R.- Es otra gente la que tiene que evaluar la situación de cada país. Pero yo creo que la estrategia europea debería combinar la reducción del déficit de los países con la gestión de los problemas de los bancos y la creación de empleo. Los líderes europeos deben comprender que el problema más acuciante es el paro juvenil y deben buscar medidas para atajarlo.
P.- ¿Y qué opciones tiene un país como España? No somos un país exportador como Alemania y el ladrillo se ha terminado. A largo plazo, usted dice que deberíamos prepararnos para potenciar nuestras exportaciones a Asia, ¿pero qué hacemos mientras?
R.- Ustedes deben ser conscientes primero de lo que va a ocurrir a largo plazo. Europa debe exportar más porque en 10 años el mercado asiático será el doble de grande que el mercado europeo y estoy seguro de que la industria española tiene mucho que ofrecer en este contexto.
P.- Eso está bien para dentro de una década. ¿Pero qué podemos hacer en los próximos dos o tres años?
R.- Intentar atajar el paro juvenil. Europa no está haciendo lo suficiente para reducirlo. Y podría hacerlo con medidas que no son tan caras como la gente cree.
P.- Todo eso está muy bien. ¿Pero de dónde va a salir el dinero para invertir en nuevos proyectos? En España el gasto público merma porque Alemania impone recortes y subidas de impuestos.
R.- Yo creo que el Banco Europeo de Inversiones podría hacer más y que países como España deberían invertir más y consumir menos en el futuro. Yo no soy tan pesimista sobre el futuro. Creo que Europa será un continente próspero. Pero sólo si se da cuenta de que el mundo está cambiando. Durante medio siglo, los europeos hemos producido para nosotros mismos. En los próximos años, tenemos que producir para los chinos, los brasileños y los rusos. Y no sólo objetos. También servicios. Incluido el turismo y la educación.
P.- Según usted, se trata de convertir a los españoles en alemanes.
R.- No exactamente. Es imposible que todos los países exporten más de lo que importan.
P.- Según usted, los Gobiernos europeos deberían gastar más para acelerar el crecimiento pero la mayoría se resiste y prefiere primero atajar el déficit. ¿Ve usted como un problema que haya tantos Gobiernos conservadores en Europa?
R.- La pregunta no es si atajar el déficit sino cómo hacerlo de un modo inteligente. El déficit no es el fruto del fracaso de uno o dos Gobiernos sino el producto de la llegada de la recesión. Cada país la ha afrontado de un modo distinto. Pero los líderes europeos deberían comprender que lo más importante es devolver al país al crecimiento.
P.- España ha perdido competitividad en la última década. ¿Cómo recuperarla? ¿Se le ocurre otra opción que bajarnos el sueldo?
R.- A ustedes los españoles les toca pasar por un ajuste en los próximos 10 años. Pero recuerden esto: el ajuste tienen que verlo en el contexto de un mundo en crecimiento. Y por eso necesitan políticas que reduzcan el déficit pero no ahoguen el crecimiento.
P.- ¿Debemos armonizar los impuestos de todos los países del euro para salvar la moneda única?
R.- En EEUU no lo han hecho y no es un problema para el dólar. Yo diría más bien que tiene que haber cierta coordinación de la política económica de los países de la zona euro.
P.- Usted fue el primer líder mundial en recapitalizar los bancos en octubre de 2008. ¿Qué le parece el plan de las cajas españolas?
R.- Ustedes tienen un sector bancario muy fuerte y con una gran presencia en el extranjero. Pero tienen también esas pequeñas instituciones muy similares a nuestras mutuas inmobiliarias. Yo no creo que sea malo que existan entes como las cajas españolas. Pero creo que deben fusionarse, que es lo que está ocurriendo en España.
P.- El problema es que los mercados no se creen las cifras del Gobierno español. Creen que las cajas necesitan más dinero del que el Ejecutivo dice.
R.- No es un problema meramente español. Las nuevas normas exigen que los bancos tengan un capital que corresponde al 12% de sus activos. Pero un estudio del Banco de Inglaterra dice ahora que las entidades europeas necesitan al menos un 15%. Es un asunto que no hemos debatido lo suficiente.
P.- ¿Usted cree que los bancos europeos no tienen suficiente capital?
R.- En general así lo creo. No quiero hablar de casos concretos. Pero por lo general sí creo que no tienen capital suficiente y creo que es peligroso porque eso fue lo que desencadenó la crisis. Europa tendrá que poner más dinero en sus bancos. Yo describo este problema como capitalismo sin capital (se ríe).
P.- Zapatero es un presidente con una cuota de popularidad muy baja.
R.- Yo sé mucho de impopularidad (se ríe).
P.- Precisamente. Usted fue un primer ministro muy impopular. ¿Tiene algún consejo para él?
R.- Él ha tomado las decisiones correctas y su problema es muy similar al mío: le ha tocado afrontar una crisis económica. Pero yo creo que el año que le queda le dará la oportunidad de demostrar que ha hecho lo que debía.
P.- Dice en su libro que no está bien que España o Portugal pongan dinero en el fondo creado por si la UE tiene que rescatarles.
R.- Es cierto. Hemos de recordar que el fondo se ha creado para ayudar a los países en apuros, no para castigarles por lo que han hecho. Estoy seguro de que los líderes europeos revisarán eso. La gente en ocasiones lo ve como un problema español, griego o irlandés. Pero es un problema global y sólo se puede resolver a base de cooperación entre los países.
P.- ¿Se sintió aliviado al dejar el poder?
R.- (Sorprendido) No. Porque era un desafío con el que quería continuar. No terminamos nuestro trabajo.
P.- Usted esperó mucho tiempo para ser primer ministro y luego su mandato fue breve e impopular. ¿Aún cree que mereció la pena?
R.- Tuvimos que guiar al mundo en un reto muy difícil: una crisis económica global. Di lo mejor de mí para ayudar a mi país y al mundo en ese desafío. Era un problema para el que creo que estaba preparado. El problema para mí es que no pude terminar mi trabajo.
El Mundo via epesimo
