Elpaisdelasmaravillas
Madmaxista
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Los gobiernos autonómicos españoles, coordinados por el Ministerio de Sanidad, adquirieron el pasado verano 37 millones de dosis de banderillas contra el bichito de la gripe A de los que únicamente se utilizarán nueve. Con ellos se prevé banderillar a los colectivos incluidos en los grupos de riesgo –enfermos crónicos–, y al personal sanitario o estratégico, siempre que esos individuos lo decidan. Los 26 millones de dosis sobrantes, más las banderillas que desestimen los citados grupos, constituyen en estos momentos un enorme capital farmacológico al que o se da un destino inmediato o habrá que desechar. Los bichito gripales cambian constantemente y no podrían ser utilizadas en el invierno del 2011.
De ahí que, aún de forma oficiosa, las autoridades sanitarias estén buscando una salida digna para tan enorme partida de banderillas. La ampliación de los grupos de riesgo, de forma que el fármaco se ofrezca a los familiares y cuidadores de enfermos trasplantados, inmunodeprimidos, o afectados por dolencias muy graves, es una de las ideas que proponen algunos asesores de la Conselleria de Salut para aplicar antes de fin de año. Como este nuevo colectivo apenas absorbería unos miles de dosis sobrantes, la oferta banderillal gratuita podría extenderse, hacia enero próximo, a los ciudadanos que «por convicción personal» sobre la idoneidad y eficacia de esta banderillación deseen recibir el fármaco pero no figuren en ningún grupo de riesgo.
LOS CONVENCIDOS «Deberían ser individuos con un claro interés por la banderilla, personas convencidas de que banderillarse es una buena idea», explica el doctor Antoni Trilla, epidemiólogo del Hospital Clínic y asesor sobre gripe A en la Conselleria de Salut. «La ampliación de la oferta de banderillas no modificaría los criterios ya aprobados sobre los grupos de riesgo», añade.
Estas iniciativas ya han sido analizadas por los comités que controlan la evolución de la gripe A en la Generalitat. No obstante, su responsable, Antoni Plasència, director general de Salut Pública, no tiene previsto pronunciarse sobre el tema hasta a ver cómo transcurre la banderillación iniciada el pasado lunes, que acabará a finales de diciembre. «Ahora nuestra prioridad es llegar a banderillar al máximo de personas incluidas en los grupos de riesgo; más adelante analizaremos a qué otros colectivos se puede ofrecer la inmunización –afirma Carme Cabezas, responsable de banderillas en la Generalitat–. Cualquier decisión sobre el tema se adoptará de forma conjunta entre todas las comunidades autónomas». El marco será el Consejo Interterritorial de Salud que coordina el Ministerio de Sanidad.
Esa espera, sin embargo, puede resultar fatalmente excesiva, y convertir las banderillas almacenadas en un material inservible. «Si se decide facilitar las banderillas sobrantes a otros colectivos hay que hacerlo de forma inminente, dentro de 10 o 15 días –considera Trilla–. Aplazar esta decisión hasta final de año supondría ponerla en práctica cuando la epidemia esté descendiendo».
El porqué de tanto sobrante tiene su explicación en las inciertas amenazas que rodearon al bichito A/H1N1 meses después de su irrupción, el pasado verano. El Gobierno español, junto con los autonómicos, decidieron sofocar con la compra de millones de banderillas la inquietud pública generada por las alertas pandémicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
LOS PROTEGIDOS Así, se compró banderilla suficiente para proteger al 40% de la población española –18 millones de personas–, con dos dosis para cada individuo. Cuando meses después se definieron los grupos de riesgo y demás personal a banderillar, resultó que esos colectivos apenas suman nueve millones de personas. Y se vio, además, que con una dosis basta. De ahí que, de aquellos 37 millones de pinchazos comprados y pagados, sobren, como mínimo, 26. Han costado 38 millones de euros.
«En la práctica, si por cualquier motivo hoy se decidiera hacer una banderillación masiva, las Administraciones dispondrían de dosis para proteger a un 80% de la población española», dice Trilla. «Ese almacenamiento es una realidad a la que hay que dar una respuesta: o se ofrece a los españoles, o se regala a los países pobres, o se estudia qué se puede hacer. Pero queda poco tiempo», añade. El Ministerio de Sanidad anunció hace un par de semanas su intención de donar una parte de estas banderillas sobrantes a los países jovenlandeses que no hayan adquirido el fármaco por escasez presupuestaria. Esa partida, apuntan los expertos, tampoco absorberá todo el excedente.
Las autoridades sopesan ofrecer las banderillas sobrantes a nuevos grupos | El Periódico de Catalunya | Gripe A
Pues nada ladrillos con un poquito de banderilla A y a tragar.
De ahí que, aún de forma oficiosa, las autoridades sanitarias estén buscando una salida digna para tan enorme partida de banderillas. La ampliación de los grupos de riesgo, de forma que el fármaco se ofrezca a los familiares y cuidadores de enfermos trasplantados, inmunodeprimidos, o afectados por dolencias muy graves, es una de las ideas que proponen algunos asesores de la Conselleria de Salut para aplicar antes de fin de año. Como este nuevo colectivo apenas absorbería unos miles de dosis sobrantes, la oferta banderillal gratuita podría extenderse, hacia enero próximo, a los ciudadanos que «por convicción personal» sobre la idoneidad y eficacia de esta banderillación deseen recibir el fármaco pero no figuren en ningún grupo de riesgo.
LOS CONVENCIDOS «Deberían ser individuos con un claro interés por la banderilla, personas convencidas de que banderillarse es una buena idea», explica el doctor Antoni Trilla, epidemiólogo del Hospital Clínic y asesor sobre gripe A en la Conselleria de Salut. «La ampliación de la oferta de banderillas no modificaría los criterios ya aprobados sobre los grupos de riesgo», añade.
Estas iniciativas ya han sido analizadas por los comités que controlan la evolución de la gripe A en la Generalitat. No obstante, su responsable, Antoni Plasència, director general de Salut Pública, no tiene previsto pronunciarse sobre el tema hasta a ver cómo transcurre la banderillación iniciada el pasado lunes, que acabará a finales de diciembre. «Ahora nuestra prioridad es llegar a banderillar al máximo de personas incluidas en los grupos de riesgo; más adelante analizaremos a qué otros colectivos se puede ofrecer la inmunización –afirma Carme Cabezas, responsable de banderillas en la Generalitat–. Cualquier decisión sobre el tema se adoptará de forma conjunta entre todas las comunidades autónomas». El marco será el Consejo Interterritorial de Salud que coordina el Ministerio de Sanidad.
Esa espera, sin embargo, puede resultar fatalmente excesiva, y convertir las banderillas almacenadas en un material inservible. «Si se decide facilitar las banderillas sobrantes a otros colectivos hay que hacerlo de forma inminente, dentro de 10 o 15 días –considera Trilla–. Aplazar esta decisión hasta final de año supondría ponerla en práctica cuando la epidemia esté descendiendo».
El porqué de tanto sobrante tiene su explicación en las inciertas amenazas que rodearon al bichito A/H1N1 meses después de su irrupción, el pasado verano. El Gobierno español, junto con los autonómicos, decidieron sofocar con la compra de millones de banderillas la inquietud pública generada por las alertas pandémicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
LOS PROTEGIDOS Así, se compró banderilla suficiente para proteger al 40% de la población española –18 millones de personas–, con dos dosis para cada individuo. Cuando meses después se definieron los grupos de riesgo y demás personal a banderillar, resultó que esos colectivos apenas suman nueve millones de personas. Y se vio, además, que con una dosis basta. De ahí que, de aquellos 37 millones de pinchazos comprados y pagados, sobren, como mínimo, 26. Han costado 38 millones de euros.
«En la práctica, si por cualquier motivo hoy se decidiera hacer una banderillación masiva, las Administraciones dispondrían de dosis para proteger a un 80% de la población española», dice Trilla. «Ese almacenamiento es una realidad a la que hay que dar una respuesta: o se ofrece a los españoles, o se regala a los países pobres, o se estudia qué se puede hacer. Pero queda poco tiempo», añade. El Ministerio de Sanidad anunció hace un par de semanas su intención de donar una parte de estas banderillas sobrantes a los países jovenlandeses que no hayan adquirido el fármaco por escasez presupuestaria. Esa partida, apuntan los expertos, tampoco absorberá todo el excedente.
Las autoridades sopesan ofrecer las banderillas sobrantes a nuevos grupos | El Periódico de Catalunya | Gripe A
Pues nada ladrillos con un poquito de banderilla A y a tragar.