Kaprak63
Madmaxista
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Existen demasiadas variables económicas que un ciudadano no puede controlar. Si el ciudadano vive holgadamente, esto no supone ningún tipo de inconveniente, pero si vive sumido en un mar de deudas y dudas (curioso, obsérvese que la primera palabra se convierte en la segunda eliminando la e), la cosa cambia, y mucho.
La secuencia de acontecimientos parece cada vez más clara y se ajusta con precisión germánica al libreto desplegado en estos foros, en todos sus términos.
La gente empieza a dejar de consumir, al menos la que conozco de mi entorno. Tímidamente, pero consume menos. Por otra parte muy lógico si tenemos en cuenta que la renta disponible es menor. Cosas de la cuota hipotecaria. Como las expectativas no son halagüeñas hasta los que tienen posibilidad de seguir consumiendo se preparan para tiempos más difíciles, por simpatía con sus allegados y bajan el consumo, a la espera dela clarificación o de suculentas gangas en el mercado de segunda mano que dejarán muchos pepitos.
Ya se sabe, en tiempos de crisis el que tiene liquidez es el rey del manbo
El euriobor sigue en plan apisonadora y los que mueven mercado, corporaciones, grandes empresas, instituciones, grandes bancos, cajas de ahorro, organismos del estado que elaboran estadísticas, etc, vislumbran un panorama bastante fúnebre.
Más de uno se apunta, en pequeños comites o reuniones, a dar más rienda suelta a la lengua para evaluar la situación real de manera oficiosa. Léase el Sr. Pizarro.
El lobby empieza a desmembrar la alianza. Los bancos empiezan a cortar el crédito, las inmobiliarias que o o venden, o venden una miércoles, empiezan a hablar de precios ligeramente hinchados y que no se corresponden con la demanda real. Lógico ellos viven de la intermediación y ahora le ven las orejas al lobo hay que aliarse con el prepepito. Los constructores siguen a lo suyo, es decir, parar el petrolero a plena caldera, lo que lleva su tiempo. Los trabajadores de la construcción comienzan las huelgas y protestas por trabajar en condiciones cuasinegreras. Normal, ahora que a muchos de ellos los van a poner los lunes al Sol, por lo menos un poco de pataleo y reivindicación, que el que tiene la prisa por terminar el tocho es el jefe. Finalmente, los promotores en cada diatriba, amenazando con que cualquier cambio de ley, o de construcción que se legisle afectará al precio de la vivienda, puesto que ellos se han acostrumbrado a tener márgenes de mercadeo de psicotrópicos y no están por la labor de bajarse del burro.
Mientras tanto el comprador final, prácticamente se ha esfumado. Sólo compran viviendas los que no tienen más remedio (aunque esta expresión es matizable, ya que a nadie lo encañonan para que firme unas arras).
Parece que el inconsciente colectivo espera una señal.
Puede que la nueva subida del euribor en Junio y las palabras que la acompañen por parte del señor Trichet, pueden ser decisivas para que se pase del miedo al pánico.
Va a ser un verano muy interesante, al menos desde el punto de vista sociológico. En un país de cotillas, marujas y listillos, no quiero ni pensar el grado de surrealismo que pueden alcanzar ciertas conversaciones de chiringuito. El delirium tremens se va a reinventar en forma de los síntomas del pepito ensogado durante cuatro décadas.
Mientras tanto disfruten de la vida, es relativamente corta y contempla aspectos mucho más interesantes que el menso comportamiento de la masa, en la cual, también me incluyo.
La secuencia de acontecimientos parece cada vez más clara y se ajusta con precisión germánica al libreto desplegado en estos foros, en todos sus términos.
La gente empieza a dejar de consumir, al menos la que conozco de mi entorno. Tímidamente, pero consume menos. Por otra parte muy lógico si tenemos en cuenta que la renta disponible es menor. Cosas de la cuota hipotecaria. Como las expectativas no son halagüeñas hasta los que tienen posibilidad de seguir consumiendo se preparan para tiempos más difíciles, por simpatía con sus allegados y bajan el consumo, a la espera dela clarificación o de suculentas gangas en el mercado de segunda mano que dejarán muchos pepitos.
Ya se sabe, en tiempos de crisis el que tiene liquidez es el rey del manbo
El euriobor sigue en plan apisonadora y los que mueven mercado, corporaciones, grandes empresas, instituciones, grandes bancos, cajas de ahorro, organismos del estado que elaboran estadísticas, etc, vislumbran un panorama bastante fúnebre.
Más de uno se apunta, en pequeños comites o reuniones, a dar más rienda suelta a la lengua para evaluar la situación real de manera oficiosa. Léase el Sr. Pizarro.
El lobby empieza a desmembrar la alianza. Los bancos empiezan a cortar el crédito, las inmobiliarias que o o venden, o venden una miércoles, empiezan a hablar de precios ligeramente hinchados y que no se corresponden con la demanda real. Lógico ellos viven de la intermediación y ahora le ven las orejas al lobo hay que aliarse con el prepepito. Los constructores siguen a lo suyo, es decir, parar el petrolero a plena caldera, lo que lleva su tiempo. Los trabajadores de la construcción comienzan las huelgas y protestas por trabajar en condiciones cuasinegreras. Normal, ahora que a muchos de ellos los van a poner los lunes al Sol, por lo menos un poco de pataleo y reivindicación, que el que tiene la prisa por terminar el tocho es el jefe. Finalmente, los promotores en cada diatriba, amenazando con que cualquier cambio de ley, o de construcción que se legisle afectará al precio de la vivienda, puesto que ellos se han acostrumbrado a tener márgenes de mercadeo de psicotrópicos y no están por la labor de bajarse del burro.
Mientras tanto el comprador final, prácticamente se ha esfumado. Sólo compran viviendas los que no tienen más remedio (aunque esta expresión es matizable, ya que a nadie lo encañonan para que firme unas arras).
Parece que el inconsciente colectivo espera una señal.
Puede que la nueva subida del euribor en Junio y las palabras que la acompañen por parte del señor Trichet, pueden ser decisivas para que se pase del miedo al pánico.
Va a ser un verano muy interesante, al menos desde el punto de vista sociológico. En un país de cotillas, marujas y listillos, no quiero ni pensar el grado de surrealismo que pueden alcanzar ciertas conversaciones de chiringuito. El delirium tremens se va a reinventar en forma de los síntomas del pepito ensogado durante cuatro décadas.
Mientras tanto disfruten de la vida, es relativamente corta y contempla aspectos mucho más interesantes que el menso comportamiento de la masa, en la cual, también me incluyo.