ex-burbujista
Madmaxista
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Algunos me habéis preguntado, otras veces se ataca -no los argumentos - irracionalmente, como si el que piensa diferente fuera un enemigo y quisiera jorobar. (como si solo hubiera una vision de la realidad, y el que lo ve de otra forma es porque tiene intereses -incluso ilegitimos-)
Ahora buscando información sobre el tema del suelo me he encontrado con un articulo que muestra punto por punto mi opinión.
MAS NO PUEDO DECIR, son las opiniones que he ido poniendo en el foro en este tiempo.
lo que encontré sobre el autor: Arquitecto y catedrático de la upm, ha escrito el único libro que he visto sobre especulación inmobiliaria "(1979) ¿Especulación del suelo?; notas para una política del suelo urbano " lo que en cierto modo lo hace una autoridad y por lo que es recomendable leer el articulo completo.
no parece que tenga ningún interés en que el precio de la vivienda no baje, al contrario.
http://habitat.aq.upm.es/boletin/n29/afroc2.html
unos extractos:
****************************
Alguien que quería comprar una vivienda nueva en un nuevo espacio (generalmente de clase media más moderno), vendía la suya a otro que a su vez vendía la suya, etc. Cada uno de los eslabones de esa cadena de compradores-vendedores incluía su patrimonio ya acumulado y su capacidad de endeudamiento (su nómina para entendernos) y el polinomio resultante era en realidad un sumatorio de capacidades de endeudamiento que podía, según su longitud, llegar a precios muy altos. Todo muy ficticio pero muy real, porque paradójicamente poca gente podría comprarse su propia vivienda pero pueden pagar otra más cara. Esto sólo es posible en una sociedad inmobiliaria de segunda generación, con un amplio patrimonio residencial consolidado. Por otra parte, la capacidad de endeudamiento ha aumentado considerablemente en los últimos años, con la bajada de los tipos de interés, que es sin duda la magnitud macroeconómica que más influye en el precio de la vivienda.
***********************
De hecho cada vez que los precios se estancan o se presentan los primeros síntomas de descenso se disparan todas las alarmas y el sector reduce su actividad rápidamente. O sea, todos los pronunciamientos sobre la bajada de los precios son falsos. Y desde luego no existe ninguna posibilidad de que la promoción privada proporcione vivienda a los que han quedado apeados del tren inmobiliario. Las distancias ya son insalvables. La única forma de alojar a los que no tienen capacidad de subir al tren, ni por sí mismos ni con la ayuda de sus familias, es a través de una política pública adecuada. También existe la posibilidad de aceptar el destierro y buscar algún apeadero lejano desde el cual subirse al furgón de cola del tren, pero eso encierra el riesgo de quedarse en vía perecida a todos los efectos, porque esos lugares están fuera de los circuitos por los que fluyen el empleo, los servicios y la riqueza.
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Basta con seguir las curvas de producción de viviendas y de precios en los últimos años en Madrid y se comprueba que crecen de la mano. A más viviendas producidas, más sube el precio. Justo lo contrario de lo que dicen los manuales de economía vulgar. Pero exactamente lo que puede esperarse cuando se conocen las verdaderas dinámicas que alimentan este fenómeno. Realmente es al revés, es el crecimiento mantenido de los precios el que indica la buena salud del sector, como dicen los expertos, y que anima a seguir aumentando la producción. Bastará la más mínima inflexión a la baja de los precios para que reduzcan su producción. Si de ese comportamiento alguien espera una bajada de los precios puede esperar sentado. Si alguien cree que clasificando todo el suelo del planeta y urbanizándolo, se va a arreglar el problema también puede esperar sentado. Todavía en Madrid estamos construyendo los suelos que se clasificaron hace 17 años, en aquel Plan de 1985 al que todo el mundo acusó de quedarse corto, de `apostar' (hay que ver lo que les gusta el juego) por un Madrid de segunda división.
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Y es que el discurso mercantil ha alimentado esa necedad para legitimar su servil apoyo a la máquina inmobiliaria privada. El suelo y su escasez ha sido el argumento fundamental de esta falacia hasta convertirse en un signo distintivo de las inclinaciones ideológicas de las políticas de vivienda. Dime si pones al suelo como excusa y te diré quién eres y a quién sirves.
***********
Pero si hemos de hablar de un alquiler asequible y social, eso sólo lo puede proporcionar el sector público y para ello necesitaba unos recursos que no tenía porque estaba lejos del modelo de Bienestar que disfrutaban Francia, Gran Bretaña o Suecia, por referirme a países con un parque público o social de viviendas importante
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Un espacio diferenciado y acumulativo convertido en patrimonio de las familias que componen nuestra formación social y un sistema promocional-financiero que ha ido labrando su hegemonía en estos años son las dos columnas del actual sistema de precios, frente al cual no vale de nada llenar de viviendas el mercado. Sin duda podríamos hacer un repaso histórico más minucioso y tratar de comprobar los efectos en la evolución de los precios de acontecimientos como la entrada en la Unión Europea, la sustitución de la peseta por el euro, los problemas de la inversión bursátil, el blanqueo de dinero zaino, pero todos estos fenómenos burbujeantes se hubieran esfumado si el fondo del escenario inmobiliario residencial no hubiera sido una formación social, estructurada en clases y con una gran capacidad de acumulación patrimonial en sus estratos medios y superiores, porque es esa firme estructura la que en última instancia mantiene y garantiza la inversión. Precisamente esa capacidad es la que ha dejado fuera a los estratos más débiles que ven cómo se aleja cada vez más el tren del alojamiento. Para los que se encuentran dentro, la velocidad de los precios no importa demasiado, porque con los precios crece su patrimonio. También aumentan las diferencias entre escalones para que la jerarquía se mantenga.
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Ahora buscando información sobre el tema del suelo me he encontrado con un articulo que muestra punto por punto mi opinión.
MAS NO PUEDO DECIR, son las opiniones que he ido poniendo en el foro en este tiempo.
lo que encontré sobre el autor: Arquitecto y catedrático de la upm, ha escrito el único libro que he visto sobre especulación inmobiliaria "(1979) ¿Especulación del suelo?; notas para una política del suelo urbano " lo que en cierto modo lo hace una autoridad y por lo que es recomendable leer el articulo completo.
no parece que tenga ningún interés en que el precio de la vivienda no baje, al contrario.
http://habitat.aq.upm.es/boletin/n29/afroc2.html
unos extractos:
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Alguien que quería comprar una vivienda nueva en un nuevo espacio (generalmente de clase media más moderno), vendía la suya a otro que a su vez vendía la suya, etc. Cada uno de los eslabones de esa cadena de compradores-vendedores incluía su patrimonio ya acumulado y su capacidad de endeudamiento (su nómina para entendernos) y el polinomio resultante era en realidad un sumatorio de capacidades de endeudamiento que podía, según su longitud, llegar a precios muy altos. Todo muy ficticio pero muy real, porque paradójicamente poca gente podría comprarse su propia vivienda pero pueden pagar otra más cara. Esto sólo es posible en una sociedad inmobiliaria de segunda generación, con un amplio patrimonio residencial consolidado. Por otra parte, la capacidad de endeudamiento ha aumentado considerablemente en los últimos años, con la bajada de los tipos de interés, que es sin duda la magnitud macroeconómica que más influye en el precio de la vivienda.
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De hecho cada vez que los precios se estancan o se presentan los primeros síntomas de descenso se disparan todas las alarmas y el sector reduce su actividad rápidamente. O sea, todos los pronunciamientos sobre la bajada de los precios son falsos. Y desde luego no existe ninguna posibilidad de que la promoción privada proporcione vivienda a los que han quedado apeados del tren inmobiliario. Las distancias ya son insalvables. La única forma de alojar a los que no tienen capacidad de subir al tren, ni por sí mismos ni con la ayuda de sus familias, es a través de una política pública adecuada. También existe la posibilidad de aceptar el destierro y buscar algún apeadero lejano desde el cual subirse al furgón de cola del tren, pero eso encierra el riesgo de quedarse en vía perecida a todos los efectos, porque esos lugares están fuera de los circuitos por los que fluyen el empleo, los servicios y la riqueza.
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Basta con seguir las curvas de producción de viviendas y de precios en los últimos años en Madrid y se comprueba que crecen de la mano. A más viviendas producidas, más sube el precio. Justo lo contrario de lo que dicen los manuales de economía vulgar. Pero exactamente lo que puede esperarse cuando se conocen las verdaderas dinámicas que alimentan este fenómeno. Realmente es al revés, es el crecimiento mantenido de los precios el que indica la buena salud del sector, como dicen los expertos, y que anima a seguir aumentando la producción. Bastará la más mínima inflexión a la baja de los precios para que reduzcan su producción. Si de ese comportamiento alguien espera una bajada de los precios puede esperar sentado. Si alguien cree que clasificando todo el suelo del planeta y urbanizándolo, se va a arreglar el problema también puede esperar sentado. Todavía en Madrid estamos construyendo los suelos que se clasificaron hace 17 años, en aquel Plan de 1985 al que todo el mundo acusó de quedarse corto, de `apostar' (hay que ver lo que les gusta el juego) por un Madrid de segunda división.
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Y es que el discurso mercantil ha alimentado esa necedad para legitimar su servil apoyo a la máquina inmobiliaria privada. El suelo y su escasez ha sido el argumento fundamental de esta falacia hasta convertirse en un signo distintivo de las inclinaciones ideológicas de las políticas de vivienda. Dime si pones al suelo como excusa y te diré quién eres y a quién sirves.
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Pero si hemos de hablar de un alquiler asequible y social, eso sólo lo puede proporcionar el sector público y para ello necesitaba unos recursos que no tenía porque estaba lejos del modelo de Bienestar que disfrutaban Francia, Gran Bretaña o Suecia, por referirme a países con un parque público o social de viviendas importante
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Un espacio diferenciado y acumulativo convertido en patrimonio de las familias que componen nuestra formación social y un sistema promocional-financiero que ha ido labrando su hegemonía en estos años son las dos columnas del actual sistema de precios, frente al cual no vale de nada llenar de viviendas el mercado. Sin duda podríamos hacer un repaso histórico más minucioso y tratar de comprobar los efectos en la evolución de los precios de acontecimientos como la entrada en la Unión Europea, la sustitución de la peseta por el euro, los problemas de la inversión bursátil, el blanqueo de dinero zaino, pero todos estos fenómenos burbujeantes se hubieran esfumado si el fondo del escenario inmobiliario residencial no hubiera sido una formación social, estructurada en clases y con una gran capacidad de acumulación patrimonial en sus estratos medios y superiores, porque es esa firme estructura la que en última instancia mantiene y garantiza la inversión. Precisamente esa capacidad es la que ha dejado fuera a los estratos más débiles que ven cómo se aleja cada vez más el tren del alojamiento. Para los que se encuentran dentro, la velocidad de los precios no importa demasiado, porque con los precios crece su patrimonio. También aumentan las diferencias entre escalones para que la jerarquía se mantenga.
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