Carrus Magníficus
Madmaxista
La izquierda ha convertido el aborto en un tema central de su agenda por motivos que poca gente conoce.
No se trata de "salud pública", ni siquiera de la defensa de los "derechos femeninos", ni de la "liberación de la mujer". El asunto es mucho más turbio. Estamos en una fase avanzada del juego de la concepción luciferina del mundo.
De una manera general, los izquierdistas mantienen una visión materialista, es decir, no conciben ninguna dimensión trascendental de la existencia humana. Al hombre le cabría crear sus propias reglas jovenlandesales y la forma de organización social, independiente de cualquier noción de orden superior divino.
En este sentido, la vida humana pierde su sacralidad.
Si una persona no es más que un cúmulo de células, en vez de haber sido creada a imagen de Dios, ella puede ser dispuesta en favor de la larga marcha por la construcción del paraíso en la tierra que los comunistas prometen, en un proceso que Marx llamó "materialismo histórico": las relaciones sociales y la organización de la sociedad van evolucionando "científicamente", en busca de mayor producción económica y "más justa" distribución de la riqueza.
Es una lógica que invierte la pirámide de Maslow en la que la garantía de las necesidades físicas más básicas es lo máximo que el ser humano puede alcanzar, mientras que la búsqueda por significado trascendente de la existencia es tratada como mera superstición arcaica, y el único sentido posible para la vida estaría en el alcance de las mejores condiciones materiales, supuestamente garantizada al máximo posible de personas.
Obviamente, esa es la narrativa para atraer a los incautos. Todo no es más que una excusa para el verdadero objetivo: concentrar el poder en las manos de los que están al frente del proyecto, mientras la masa es literalmente aplastada, ya sea por la opresión sistemática, en una vida sin ninguna libertad, o por la eliminación física.
Además, la búsqueda de la implementación de este proyecto generó miseria y no la abundancia prometida. Después de todo, ¿no fue exactamente ese el resultado del proyecto comunista a lo largo de la historia?
No nos equivoquemos. Cuando un comunista defiende el aborto, está dejando muy claro que nadie tiene el derecho natural a la vida, que está por debajo de lo que realmente tiene valor para él: el proyecto comunista. Tu vida sólo tendría sentido en relación a tal proyecto. Si eres un lastre para su implementación, serás aplastado o eliminado. La prueba está en la montaña de cadáveres producida por las revoluciones comunistas, además del infierno vivido por los sobrevivientes de esos regímenes.
Al promover el "derecho" de las mujeres a asesinar a sus propios hijos, en su vientre, la izquierda consolida la degeneración humana produciendo los efectos deseados: la destrucción de los valores jovenlandesales y de rebote la destrucción de la familia. El objetivo trascendente de una mujer ya no sería generar la vida, crear, educar y formar un ser humano en el ámbito de una familia. Su objetivo se convierte en lograr el máximo placer sensual, además de convertirse en un agente de producción económica. El famoso TDS PTS que tan buena marcha lleva...
¿Cuál es el resultado de esto? ¿Mayor "empoderamiento" femenino y felicidad? No es lo que parece...
La depresión y el suicidio están alcanzando niveles nunca vistos. Personalmente, conozco muchos casos de mujeres que resolvieron comprar ese canto de sirena del "empoderamiento" y ahora, después de los 40, intentan quedar embarazadas y construir una familia, sin éxito, generando gran aflicción. Charos. Locas de los gatos. Pelofritos lorealistas jijijeantes huecas emocionalmente por dentro.
La verdad es que cuando una sociedad llega al punto de discutir, o peor, aprobar la posibilidad de apiolar al más indefenso de los seres humanos en el vientre de sus madres, por los más torpes motivos, es porque las fuerzas del mal ya han vencido. Siendo así, los valores jovenlandesales básicos han sido abandonados y ya vivimos en el infierno.
En el caso de Estados Unidos, Brasil, España, otros países de corte izquierdista o con un tufo de conservadurismo tibio travestido de moderado, organizaciones supranacionales no escogidas por los ciudadanos... el método utilizado por la izquierda para implementar la agenda abortista es otro peldaño más de la degeneración jovenlandesal, de una escalera que bovinamente sube la sociedad sin rechistar: la destrucción del propio Estado de Derecho.
Ahora hablo de política y sociedad.
En este escenario la soberanía popular, que es la base de la idea de democracia, debería ser representada por el Legislativo. Al Poder Judicial, cabría sólo juzgar por las leyes definidas por los representantes del pueblo, que son los diputados y senadores.
Siguiendo un proceso gramsciano, la izquierda aparejó el Poder Judicial, que pasó a ser el Legislativo de facto, (observad las tendencias mundiales: Estados Unidos, Brasil, nuestra España...) usurpando ilegalmente la prerrogativa de los representantes del pueblo, metiendo garganta abajo toda la agenda socialista. Quien critica es "enemigo de la democracia" y debe ser censurado, perseguido y encarcelado.
Voy a citar a un pensador, jurista y escritor brasileño, Rui Barbosa, que ya en 1914 hizo una denuncia en el senado de Brasil de algo que vivimos y sufrimos hoy: la dictadura del Poder Judicial es la peor que existe, pues no hay a quien recurrir.
Su frase más famosa encaja muy bien en los tenebrosos días que vivimos:
No se trata de "salud pública", ni siquiera de la defensa de los "derechos femeninos", ni de la "liberación de la mujer". El asunto es mucho más turbio. Estamos en una fase avanzada del juego de la concepción luciferina del mundo.
De una manera general, los izquierdistas mantienen una visión materialista, es decir, no conciben ninguna dimensión trascendental de la existencia humana. Al hombre le cabría crear sus propias reglas jovenlandesales y la forma de organización social, independiente de cualquier noción de orden superior divino.
En este sentido, la vida humana pierde su sacralidad.
Si una persona no es más que un cúmulo de células, en vez de haber sido creada a imagen de Dios, ella puede ser dispuesta en favor de la larga marcha por la construcción del paraíso en la tierra que los comunistas prometen, en un proceso que Marx llamó "materialismo histórico": las relaciones sociales y la organización de la sociedad van evolucionando "científicamente", en busca de mayor producción económica y "más justa" distribución de la riqueza.
Es una lógica que invierte la pirámide de Maslow en la que la garantía de las necesidades físicas más básicas es lo máximo que el ser humano puede alcanzar, mientras que la búsqueda por significado trascendente de la existencia es tratada como mera superstición arcaica, y el único sentido posible para la vida estaría en el alcance de las mejores condiciones materiales, supuestamente garantizada al máximo posible de personas.
Obviamente, esa es la narrativa para atraer a los incautos. Todo no es más que una excusa para el verdadero objetivo: concentrar el poder en las manos de los que están al frente del proyecto, mientras la masa es literalmente aplastada, ya sea por la opresión sistemática, en una vida sin ninguna libertad, o por la eliminación física.
Además, la búsqueda de la implementación de este proyecto generó miseria y no la abundancia prometida. Después de todo, ¿no fue exactamente ese el resultado del proyecto comunista a lo largo de la historia?
No nos equivoquemos. Cuando un comunista defiende el aborto, está dejando muy claro que nadie tiene el derecho natural a la vida, que está por debajo de lo que realmente tiene valor para él: el proyecto comunista. Tu vida sólo tendría sentido en relación a tal proyecto. Si eres un lastre para su implementación, serás aplastado o eliminado. La prueba está en la montaña de cadáveres producida por las revoluciones comunistas, además del infierno vivido por los sobrevivientes de esos regímenes.
Al promover el "derecho" de las mujeres a asesinar a sus propios hijos, en su vientre, la izquierda consolida la degeneración humana produciendo los efectos deseados: la destrucción de los valores jovenlandesales y de rebote la destrucción de la familia. El objetivo trascendente de una mujer ya no sería generar la vida, crear, educar y formar un ser humano en el ámbito de una familia. Su objetivo se convierte en lograr el máximo placer sensual, además de convertirse en un agente de producción económica. El famoso TDS PTS que tan buena marcha lleva...
¿Cuál es el resultado de esto? ¿Mayor "empoderamiento" femenino y felicidad? No es lo que parece...
La depresión y el suicidio están alcanzando niveles nunca vistos. Personalmente, conozco muchos casos de mujeres que resolvieron comprar ese canto de sirena del "empoderamiento" y ahora, después de los 40, intentan quedar embarazadas y construir una familia, sin éxito, generando gran aflicción. Charos. Locas de los gatos. Pelofritos lorealistas jijijeantes huecas emocionalmente por dentro.
La verdad es que cuando una sociedad llega al punto de discutir, o peor, aprobar la posibilidad de apiolar al más indefenso de los seres humanos en el vientre de sus madres, por los más torpes motivos, es porque las fuerzas del mal ya han vencido. Siendo así, los valores jovenlandesales básicos han sido abandonados y ya vivimos en el infierno.
En el caso de Estados Unidos, Brasil, España, otros países de corte izquierdista o con un tufo de conservadurismo tibio travestido de moderado, organizaciones supranacionales no escogidas por los ciudadanos... el método utilizado por la izquierda para implementar la agenda abortista es otro peldaño más de la degeneración jovenlandesal, de una escalera que bovinamente sube la sociedad sin rechistar: la destrucción del propio Estado de Derecho.
Ahora hablo de política y sociedad.
En este escenario la soberanía popular, que es la base de la idea de democracia, debería ser representada por el Legislativo. Al Poder Judicial, cabría sólo juzgar por las leyes definidas por los representantes del pueblo, que son los diputados y senadores.
Siguiendo un proceso gramsciano, la izquierda aparejó el Poder Judicial, que pasó a ser el Legislativo de facto, (observad las tendencias mundiales: Estados Unidos, Brasil, nuestra España...) usurpando ilegalmente la prerrogativa de los representantes del pueblo, metiendo garganta abajo toda la agenda socialista. Quien critica es "enemigo de la democracia" y debe ser censurado, perseguido y encarcelado.
Voy a citar a un pensador, jurista y escritor brasileño, Rui Barbosa, que ya en 1914 hizo una denuncia en el senado de Brasil de algo que vivimos y sufrimos hoy: la dictadura del Poder Judicial es la peor que existe, pues no hay a quien recurrir.
Su frase más famosa encaja muy bien en los tenebrosos días que vivimos:
"De tanto ver triunfar las nulidades; de tanto ver prosperar la deshonra, de tanto ver crecer la injusticia.
De tanto ver agigantarse los poderes en manos de los que practican el mal,
el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse del honor y a tener vergüenza de ser honesto"