Constantino
Guest
Un día de playa, hermoso día, sol, mar en calma, temperatura sobre 25
grados. La gente va llegando y colocando sus sombrillas y toallas. Se los ve
felices, llegan a disfrutar de un día de paz, sosiego y mar.
¡PERO LLEGAN LOS pogreS!, pauchi, mamuchi de unos 40 años y el nene de unos
8 a10, insoportable, descarado, gamberro, mal educado y repelente.
Como un solo hombre, todos vuelven la cabeza para ver el espectáculo. El
nene grita porque no le han comprado el helado, no se quiere poner el bañador,
no le gusta el sitio elegido (todos pensamos como él, que era mejor que se
fueran a otro).
Como no se puede reñir ni pegar a los nenes, los padres pogres, llenos de
paciencia le explican por activa y por pasiva lo conveniente que son las
decisiones que han tomado, a lo que el nene responde con mas gritos, llama
petulante a su progenitora y le lanza una patada a su padre que le sujetaba en ese
momento.
Sin mas sale corriendo, esparciendo arena sobre la gente que toma el sol,
pisando lo que se cruza en su camino, hasta llegar a donde un grupo de niños
normales que jugaban en la arena, haciendo un hoyo del que brotaba agua y
formando una barrera alrededor a modo de castillo.
El monstruito se queda mirando y sin mas, empieza a pisar la muralla
deshaciéndola y empuja a uno de los niños que intentaba reparar los daños. Ante
la recriminación de la progenitora de ese niño, el nene la llama fruta y sale corriendo
en otra dirección mientras a lo lejos se oye a la progenitora pogre: "Borjaaaaaa, no
seas malo y ven a ponerte el bañadorrrrrrrrrr".
Llevábamos mas de 3 cuartos de hora soportando al nene y padres pogres,
cuando el monstruito se dio cuenta de que un niño de unos 5 años, caminaba feliz
y despreocupado, llevando una tabla para nadar en las olas y seguramente sin
pensar en las consecuencias ni por un momento, el monstruito hijo de pogre, ni
corto ni perezoso, le dio una patada a la tabla, mandando a esta y al niño que
iba con ella a mas de un metro de distancia.
Lo que no vio el monstruito, es que inmediatamente detrás de ese niño iba su
familia, precedida por un hermano de la víctima, de unos 12 años y muy mala
leche.
Según el monstruito se volvía e iniciaba la carrera en busca de nuevas
víctimas, el susodicho hermano le arreó una ostra en todo el careto, que resonó
en todo el arenal y hasta los que se estaban bañando se volvieron al cielo para
ver si era el trasbordador Columbia que había decidido ya volver a la Tierra.
El monstruito se fue patas arriba en medio de la charca que antes había
destruido, eso si, mudo, no dijo ni ¡¡Ay!!.
Nunca he visto tantos dientes relucir al mismo tiempo. No me refiero a los
del monstruito, que tenía la boca cerrada a cal y canto, me refiero a los de
toda la gente de la playa, una sonrisa multitudinaria y rebosante, menos los
papis pogres que se lamentaban a gritos porque no "entendían" como se podían
educar hijos tan agresivos y violentos como el que le había pegado a su nene.
¡¡¡¡¡MANDA corazonES!!!!!.
Bueno, pues se acabó el relato, ya que mientras el "hermano" y su familia
estuvieron en la playa, el monstruito y sus papis pogres no volvieron a
ocasionar la menor molestia y es que una ostra a tiempo vale mas que mil
palabras. Volvía a ser un día de playa, hermoso día, sol, mar en calma,
temperatura sobre 25 grados.............. y paz.
Yo por mi parte, voy a pagar una ronda de helados a quien yo me se, porque
es de bien nacidos ser agradecidos.
Constantino
grados. La gente va llegando y colocando sus sombrillas y toallas. Se los ve
felices, llegan a disfrutar de un día de paz, sosiego y mar.
¡PERO LLEGAN LOS pogreS!, pauchi, mamuchi de unos 40 años y el nene de unos
8 a10, insoportable, descarado, gamberro, mal educado y repelente.
Como un solo hombre, todos vuelven la cabeza para ver el espectáculo. El
nene grita porque no le han comprado el helado, no se quiere poner el bañador,
no le gusta el sitio elegido (todos pensamos como él, que era mejor que se
fueran a otro).
Como no se puede reñir ni pegar a los nenes, los padres pogres, llenos de
paciencia le explican por activa y por pasiva lo conveniente que son las
decisiones que han tomado, a lo que el nene responde con mas gritos, llama
petulante a su progenitora y le lanza una patada a su padre que le sujetaba en ese
momento.
Sin mas sale corriendo, esparciendo arena sobre la gente que toma el sol,
pisando lo que se cruza en su camino, hasta llegar a donde un grupo de niños
normales que jugaban en la arena, haciendo un hoyo del que brotaba agua y
formando una barrera alrededor a modo de castillo.
El monstruito se queda mirando y sin mas, empieza a pisar la muralla
deshaciéndola y empuja a uno de los niños que intentaba reparar los daños. Ante
la recriminación de la progenitora de ese niño, el nene la llama fruta y sale corriendo
en otra dirección mientras a lo lejos se oye a la progenitora pogre: "Borjaaaaaa, no
seas malo y ven a ponerte el bañadorrrrrrrrrr".
Llevábamos mas de 3 cuartos de hora soportando al nene y padres pogres,
cuando el monstruito se dio cuenta de que un niño de unos 5 años, caminaba feliz
y despreocupado, llevando una tabla para nadar en las olas y seguramente sin
pensar en las consecuencias ni por un momento, el monstruito hijo de pogre, ni
corto ni perezoso, le dio una patada a la tabla, mandando a esta y al niño que
iba con ella a mas de un metro de distancia.
Lo que no vio el monstruito, es que inmediatamente detrás de ese niño iba su
familia, precedida por un hermano de la víctima, de unos 12 años y muy mala
leche.
Según el monstruito se volvía e iniciaba la carrera en busca de nuevas
víctimas, el susodicho hermano le arreó una ostra en todo el careto, que resonó
en todo el arenal y hasta los que se estaban bañando se volvieron al cielo para
ver si era el trasbordador Columbia que había decidido ya volver a la Tierra.
El monstruito se fue patas arriba en medio de la charca que antes había
destruido, eso si, mudo, no dijo ni ¡¡Ay!!.
Nunca he visto tantos dientes relucir al mismo tiempo. No me refiero a los
del monstruito, que tenía la boca cerrada a cal y canto, me refiero a los de
toda la gente de la playa, una sonrisa multitudinaria y rebosante, menos los
papis pogres que se lamentaban a gritos porque no "entendían" como se podían
educar hijos tan agresivos y violentos como el que le había pegado a su nene.
¡¡¡¡¡MANDA corazonES!!!!!.
Bueno, pues se acabó el relato, ya que mientras el "hermano" y su familia
estuvieron en la playa, el monstruito y sus papis pogres no volvieron a
ocasionar la menor molestia y es que una ostra a tiempo vale mas que mil
palabras. Volvía a ser un día de playa, hermoso día, sol, mar en calma,
temperatura sobre 25 grados.............. y paz.
Yo por mi parte, voy a pagar una ronda de helados a quien yo me se, porque
es de bien nacidos ser agradecidos.
Constantino