Simba
Guest
Una bonita postal de Barcelona... la ciudad de España con mayor
concentración por metro cuadrado de garitos gays, clínicas abortivas,
pilinguiclubs y.... okupas.... un lugar sin duda agradable para vivir.
La Vanguardia 10 de Julio de 2005
"Se drojan, miccionan y cagan en los portales"
Una de las órdenes hebre*ciales más celebradas, por lo mucho que tardó en
llegar, fue la de El Manantial. Con ese nombre eran conocidas las
dependencias de una antigua fábrica cervecera situadas bajo el puente de
Vallcarca.
"Aquí se montaban fiestas de 300 personas que acababan a las 11 de la
mañana. Los okupantes agredían a los motoristas, amenazaban a los vecinos y
se cagaban en los columpios", explica un testigo de las farras.
Más graves fueron los incidentes que se dieron hace meses en guanol 25,
una finca propiedad de un conocido constructor barcelonés. Dolors relata que
en este bloque se concentraba una okupación lumpen, "extranjeros de aspecto
terrible, delincuentes y hasta un portero que les cobraba alquiler". "Las
peleas ,dentro y fuera, eran continuas. Hasta encontraron un perecido en uno
de los pisos (una persona procedente de un país del Este que falleció de
forma natural).
José María, otro sufridor del bloque patera, añade que lo más molesto era la
suciedad: "rompían vidrios y echaban la miércoles a la calle por la ventana,
como en la edad media".
En La Kampanilla vive habitualmente media docena de okupas. "Por la mañana
te los encuentras tirados en la acera y los portales de la calle Bruniquer
huelen que apestan a orines", explica el empleado de un comercio cercano.
En Sarriá- San Gervasio, en una zona de viviendas de alto standing y
escuelas, un viejo caserón de la calle Anglí, lleva a maltraer a los
vecinos. La vista de lo que fue un jardín y hoy es un vertedero inmundo ya
hace sospechar que la convivencia con los individuos que allí habitan no es
nada fácil. La suciedad que aquí se genera dentro y fuera ha sido objeto de
denuncias. El ayuntamiento ha reaccionado y cada lunes los servicios
municipales efectúan una limpieza a fondo de la zona que ahorra espectáculos
desagradables a escolares, a sus padres y a unos vecinos hartos de pintadas,
latas, vidrios y orines, recuerdos del paso de más de 200 individuos que se
dan cita en la fantasmagórica residencia.
En torno a unas naves industriales del Guinardó, se reúnen algunos fines de
semana hasta 200 personas, muchas de ellas genuinas representantes de un
turismo okupa internacional que ha elegido Barcelona como destino. Eduard
Vicente, gerente del distrito, precisa que se trata de "extranjeros sin
vinculación con el barrio y que, como consecuencia de ese desarraigo, pasan
del entorno y aceleran su degradación".
Los vecinos de la calle Jocs Florals consultados por La Vanguardia epenas
tienen quejas por el comportamiento de estos jóvenes, que incluso han
rehabilitado una capilla al grito de "antes quemábamos iglesias, ahora las
okupamos".
Lluís Llanas, de la asociación de vecinos y comerciantes de Creu Coberta,
afirma: " Hay dos tipos de okupas, los que tienen una ideología y un modelo
de vida, aunque sea discutible, y los anti-todo, que no tienen en cuenta a
los vecinos, hacen pintadas con ácido en los cristales y sólo van a la
suya".
De este segundo tipo es el grupo (un ciudadano rezumafricano, una española,
varios argentinos) que hace un mes entró por la brava en un cuarto piso de
la calle Baños Viejos. Los vecinos explican que "han quemado puertas
interiores como decoración, han roto la cerradura del portal y han amenazado
a una vecina diciéndole que si les molesta le quemarán el piso". Varias
veces, a instancias de los vecinos, se han presentado los mossos, pero no
han pasado de tomar los datos personales de quien abría la puerta.
Entre los feudos okupas de Gracia destaca por su conflictividad La Fera.
María, residente en la calle Santa Ágata, explica la indefensión en la que
se encuentran ella y sus vecinos cuando decide avisar a la Guardia Urbana.
El pasado sábado telefoneó hasta 3 veces al 092, la última pasadas las 5.30
de la madrugada, en un intento en vano de que los agentes disolvieran una
concentración que dejó como rastro orines, excrementos humanos y caninos,
vómitos y otros residuos. "No se presentó ninguna patrulla", asegura María.
concentración por metro cuadrado de garitos gays, clínicas abortivas,
pilinguiclubs y.... okupas.... un lugar sin duda agradable para vivir.
La Vanguardia 10 de Julio de 2005
"Se drojan, miccionan y cagan en los portales"
Una de las órdenes hebre*ciales más celebradas, por lo mucho que tardó en
llegar, fue la de El Manantial. Con ese nombre eran conocidas las
dependencias de una antigua fábrica cervecera situadas bajo el puente de
Vallcarca.
"Aquí se montaban fiestas de 300 personas que acababan a las 11 de la
mañana. Los okupantes agredían a los motoristas, amenazaban a los vecinos y
se cagaban en los columpios", explica un testigo de las farras.
Más graves fueron los incidentes que se dieron hace meses en guanol 25,
una finca propiedad de un conocido constructor barcelonés. Dolors relata que
en este bloque se concentraba una okupación lumpen, "extranjeros de aspecto
terrible, delincuentes y hasta un portero que les cobraba alquiler". "Las
peleas ,dentro y fuera, eran continuas. Hasta encontraron un perecido en uno
de los pisos (una persona procedente de un país del Este que falleció de
forma natural).
José María, otro sufridor del bloque patera, añade que lo más molesto era la
suciedad: "rompían vidrios y echaban la miércoles a la calle por la ventana,
como en la edad media".
En La Kampanilla vive habitualmente media docena de okupas. "Por la mañana
te los encuentras tirados en la acera y los portales de la calle Bruniquer
huelen que apestan a orines", explica el empleado de un comercio cercano.
En Sarriá- San Gervasio, en una zona de viviendas de alto standing y
escuelas, un viejo caserón de la calle Anglí, lleva a maltraer a los
vecinos. La vista de lo que fue un jardín y hoy es un vertedero inmundo ya
hace sospechar que la convivencia con los individuos que allí habitan no es
nada fácil. La suciedad que aquí se genera dentro y fuera ha sido objeto de
denuncias. El ayuntamiento ha reaccionado y cada lunes los servicios
municipales efectúan una limpieza a fondo de la zona que ahorra espectáculos
desagradables a escolares, a sus padres y a unos vecinos hartos de pintadas,
latas, vidrios y orines, recuerdos del paso de más de 200 individuos que se
dan cita en la fantasmagórica residencia.
En torno a unas naves industriales del Guinardó, se reúnen algunos fines de
semana hasta 200 personas, muchas de ellas genuinas representantes de un
turismo okupa internacional que ha elegido Barcelona como destino. Eduard
Vicente, gerente del distrito, precisa que se trata de "extranjeros sin
vinculación con el barrio y que, como consecuencia de ese desarraigo, pasan
del entorno y aceleran su degradación".
Los vecinos de la calle Jocs Florals consultados por La Vanguardia epenas
tienen quejas por el comportamiento de estos jóvenes, que incluso han
rehabilitado una capilla al grito de "antes quemábamos iglesias, ahora las
okupamos".
Lluís Llanas, de la asociación de vecinos y comerciantes de Creu Coberta,
afirma: " Hay dos tipos de okupas, los que tienen una ideología y un modelo
de vida, aunque sea discutible, y los anti-todo, que no tienen en cuenta a
los vecinos, hacen pintadas con ácido en los cristales y sólo van a la
suya".
De este segundo tipo es el grupo (un ciudadano rezumafricano, una española,
varios argentinos) que hace un mes entró por la brava en un cuarto piso de
la calle Baños Viejos. Los vecinos explican que "han quemado puertas
interiores como decoración, han roto la cerradura del portal y han amenazado
a una vecina diciéndole que si les molesta le quemarán el piso". Varias
veces, a instancias de los vecinos, se han presentado los mossos, pero no
han pasado de tomar los datos personales de quien abría la puerta.
Entre los feudos okupas de Gracia destaca por su conflictividad La Fera.
María, residente en la calle Santa Ágata, explica la indefensión en la que
se encuentran ella y sus vecinos cuando decide avisar a la Guardia Urbana.
El pasado sábado telefoneó hasta 3 veces al 092, la última pasadas las 5.30
de la madrugada, en un intento en vano de que los agentes disolvieran una
concentración que dejó como rastro orines, excrementos humanos y caninos,
vómitos y otros residuos. "No se presentó ninguna patrulla", asegura María.