No Registrado
Guest
PANORAMA
JUAN CARLOS MARTÍNEZ LÁZARO
El reciente incremento de los tipos de interés en la zona euro por el Banco Central Europeo hasta el 2,5% tendrá, sin duda, consecuencias sobre el sector inmobiliario español. La primera es la continua subida que el Euribor viene experimentando desde el pasado otoño. Las recientes previsiones de la Asociación Hipotecaria Española (AHE) pronostican importantes incrementos en el importe anual a pagar por los préstamos hipotecarios, en la medida que el Euribor suba. Y lo seguirá haciendo, pues la persistencia de riesgos inflacionistas en la zona euro sigue vigente y eso llevará al BCE a aumentar los tipos de interés hasta niveles del 3% o incluso el 3,5% a finales de año. No sólo por el alto precio que han alcanzado los carburantes, sino porque hay indicios de que esa subida puede acabar trasladándose a otros sectores.
Ante la nueva coyuntura, será difícil mantener el ritmo de construcción de nuevas viviendas de los últimos años. Esto, unido a que el inminente recorte de fondos europeos augura una disminución en la obra civil, pone al sector en la tesitura de tener que reinventar su estrategia. Las críticas que desde distintos ámbitos se han hecho a la «economía del ladrillo» podrían transformarse en llantos si la construcción sufriera una fuerte desaceleración. No sólo por su contribución al empleo, sino por su efecto de arrastre sobre otros sectores. Hoy por hoy, resulta difícil imaginar que la economía española mantenga su pujante crecimiento sin el importante aporte de la construcción.
Si últimamente empezaba a ser perceptible una ralentización del mercado inmobiliario, expresado en una moderación en el crecimiento de los precios y en un alargamiento del plazo de venta de algunas promociones y de la vivienda usada, esta tendencia se podría agudizar en los próximos meses, por el nuevo rumbo de la política monetaria. Esto, que en principio podría ser una buena noticia para los compradores, no tendrá a corto plazo unos efectos reales, pues será compensado por el encarecimiento de la financiación. Por tanto, el esfuerzo para acceder a una primera vivienda seguirá siendo prácticamente el mismo. Porque, al fin y al cabo, las causas que han motivado que la vivienda haya alcanzado unos precios desorbitados permanecen constantes: especulación sobre el suelo, favorable coyuntura económica y del empleo, presión de la inmi gración, modificación de la estructura familiar.
Aunque quizá lo único positivo sea que, ante una ralentización en el incremento de los precios, la inversión especulativa acabe abandonando el sector en busca de otras alternativas.
Juan Carlos Martínez Lázaro es profesor del Instituto de Empresa.
JUAN CARLOS MARTÍNEZ LÁZARO
El reciente incremento de los tipos de interés en la zona euro por el Banco Central Europeo hasta el 2,5% tendrá, sin duda, consecuencias sobre el sector inmobiliario español. La primera es la continua subida que el Euribor viene experimentando desde el pasado otoño. Las recientes previsiones de la Asociación Hipotecaria Española (AHE) pronostican importantes incrementos en el importe anual a pagar por los préstamos hipotecarios, en la medida que el Euribor suba. Y lo seguirá haciendo, pues la persistencia de riesgos inflacionistas en la zona euro sigue vigente y eso llevará al BCE a aumentar los tipos de interés hasta niveles del 3% o incluso el 3,5% a finales de año. No sólo por el alto precio que han alcanzado los carburantes, sino porque hay indicios de que esa subida puede acabar trasladándose a otros sectores.
Ante la nueva coyuntura, será difícil mantener el ritmo de construcción de nuevas viviendas de los últimos años. Esto, unido a que el inminente recorte de fondos europeos augura una disminución en la obra civil, pone al sector en la tesitura de tener que reinventar su estrategia. Las críticas que desde distintos ámbitos se han hecho a la «economía del ladrillo» podrían transformarse en llantos si la construcción sufriera una fuerte desaceleración. No sólo por su contribución al empleo, sino por su efecto de arrastre sobre otros sectores. Hoy por hoy, resulta difícil imaginar que la economía española mantenga su pujante crecimiento sin el importante aporte de la construcción.
Si últimamente empezaba a ser perceptible una ralentización del mercado inmobiliario, expresado en una moderación en el crecimiento de los precios y en un alargamiento del plazo de venta de algunas promociones y de la vivienda usada, esta tendencia se podría agudizar en los próximos meses, por el nuevo rumbo de la política monetaria. Esto, que en principio podría ser una buena noticia para los compradores, no tendrá a corto plazo unos efectos reales, pues será compensado por el encarecimiento de la financiación. Por tanto, el esfuerzo para acceder a una primera vivienda seguirá siendo prácticamente el mismo. Porque, al fin y al cabo, las causas que han motivado que la vivienda haya alcanzado unos precios desorbitados permanecen constantes: especulación sobre el suelo, favorable coyuntura económica y del empleo, presión de la inmi gración, modificación de la estructura familiar.
Aunque quizá lo único positivo sea que, ante una ralentización en el incremento de los precios, la inversión especulativa acabe abandonando el sector en busca de otras alternativas.
Juan Carlos Martínez Lázaro es profesor del Instituto de Empresa.