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¿No se decia que basilea II perjudicaria a la banca española?
Pues parece que es lo contrario.
¿No se decia que basilea II perjudicaria a la banca española?
Pues parece que es lo contrario.
El Banco de España le ha quitado la etiqueta de tema tabú a las provisiones genéricas. Está dispuesto a escuchar propuestas de las entidades para que su enorme coste sea más llevadero para bancos y cajas.
Las provisiones genéricas –un concepto contable difícil de entender para el común de los mortales, pero vital para todas las entidades financieras en España– podrían experimentar cambios muy significativos próximamente. El Banco de España ha invitado a bancos y cajas, directamente y a través de algunas de sus respectivas patronales, a que presenten fórmulas propias para aliviar el multimillonario lastre que suponen esas provisiones en sus cuentas, siempre que se ajusten a los estrictos criterios de prudencia bancaria y gestión del riesgo que mantiene el regulador.
Estas provisiones –las que realiza una entidad por los créditos que concede, independientemente de si tienen riesgo–, son autóctonas del mercado español. Son distintas de las provisiones específicas –las realizadas ante créditos dudosos–, y no existen en otros países de Europa. Esto hace que bancos y cajas siempre se hayan quejado de su existencia. Las entidades, además de argumentar que suponen una desventaja competitiva con respecto a otros países, empiezan a alegar que el problema ha adquirido una dimensión enorme.
Las provisiones genéricas –al fin y al cabo un dinero que por ley tiene que estar aparcado– han ido creciendo en paralelo al espectacular crecimiento del crédito en España, hasta cifras multimillonarias. Según datos del Banco de España, las entidades tenían 16.906 millones de euros en provisones genéricas inmobilizadas en 2004 y 20.803 millones en 2005. El problema es aún más significativo teniendo en cuenta que las tasas de jovenlandéssidad en España son extremadamente bajas en comparación con Europa –0,7% frente a cerca del 2%. Esto hace que a simple vista el sistema español esté sobreprovisionado, con tasas de cobertura de jovenlandéssidad que en algunos casos superan el 500%–.
Desde que entró en vigor la circular 04/2004 –la famosa normativa que dio lugar hace año y medio a las provisiones genéricas en su versión actual–, el Banco de España impuso una rigurosa disciplina para su cumplimiento. Fuentes financieras señalan que la prudencia del regulador seguirá siendo la norma que rija lo referente a provisiones genéricas, que en ningún caso se eliminarán. Lo que sí caben son fórmulas más flexibles –y no el café para todos– para ajustarlas a la realidad de cada entidad.
La propia circular contempla excepciones a la regla. Por ejemplo, que el consejo –bajo la filosofía de implicarse más en la gestión del riesgo– pueda presentar fórmulas propias al Banco de España para ajustar las provisiones genéricas a ese banco o caja, teniendo en cuenta sus especifidades. Esto podría traducirse, llegado el caso, en que una entidad con ratios de cobertura de fallidos del 500% –por poner un ejemplo– determine, después de años de experiencia y de tasas de jovenlandéssidad permanentemente bajas, situarse en un nivel del 250%, comprometiéndose a mantenerlo así en el tiempo. De esta forma, liberaría provisiones. Algunas entidades perciben ahora más predisposición a escuchar desde el Banco de España, a cuyo frente está Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que en julio sustituyó a Jaime Caruana, considerado el padre de la circular 04/2004.
El nuevo marco legal sobre capital ayudará a suavizar el problema
Bancos y cajas esperan que la entrada en vigor de la nueva normativa de Basilea II, prevista para 2008, sea el aliado perfecto para aliviar el peso de las provisiones genéricas. Basilea II permite a las entidades crear sus propios sistemas de evaluación del riesgo. Son los llamados modelos avanzados.
Por el momento, sólo BBVA, Grupo Santander, Sabadell, Popular, La Caixa, Caja Madrid y Caixa Catalunya han presentado los suyos al Banco de España para que los apruebe. Los modelos avanzados permiten afinar mucho más en la gestión del riesgo, en función de conceptos como las tasas de jovenlandéssidad y la tipología de créditos. En tanto que el riesgo se podrá medir con más precisión, Basilea II permitirá que bancos y cajas hagan un ajuste más fino también de las provisiones que necesitan y de otros parámetros de sus balances (recursos propios, por ejemplo).
En teoría, la entrada en vigor de las normas de contabilidad internacional (NIC), hace dos años, debía haber producido un efecto parecido, ya que en ellas no se contempla la idea de unas provisiones no directamente vinculadas con el riesgo. Antes de las NIC, las entidades españolas realizaban estas dotaciones para insolvencias bajo el nombre de provisiones estadísticas, que tenían que desaparecer con las NIC –cuyo objetivo principal era la homologación internacional de la contabilidad–. Pese a las presiones de la patronal de los bancos (AEB) y de las cajas (Ceca), el Banco de España decidió entonces reincorporar estas dotaciones bajo la fórmula de provisiones genéricas.
Lo pudo hacer porque las NIC dejaron amplia discrecionalidad a los reguladores nacionales.
Ahora, las entidades españolas esperan que el Banco de España asuma otra postura en el momento de elegir cómo aplicar Basilea II en España.
Disciplina
El Banco de España está dispuesto a escuchar propuestas de las entidades financieras para aliviar el peso de las provisiones genéricas, que sólo existen en la banca española.
En ningún caso se pondrá en discusión la firme disciplina de solvencia que ha caracterizado el sistema financiero español.
La banca española tiene una calidad de activos muy superior a sus competidores europeos y una mayor cobertura de los activos dudosos.