javp
Madmaxista
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* La fortísima subida de las viviendas ha agotado las posibilidades financieras de los potenciales compradores. Se olvida que para poder vender, hace falta alguien que pueda comprar. Si los posibles compradores no pueden pagar lo que quieren los vendedores, no van a poder vender. Al final, resulta que el precio lo fijan los compradores. Y estos últimos no pueden pagar más.
Las últimas y próximas subidas del Euribor encima están encarenciendo el precio de venta de las viviendas (la financiación, para ser más exactos) sin controlarlo los vendedores. Es decir, ante una subida de intereres y un precio de venta invariable, la financiación se ha encarecido. Por consiguiente, en cierto modo, esa vivienda se ha encarecido.
* Agotada la capacidad de compra de los potenciales compradores, hace unos años se solucionaba alargando el plazo de amortización del préstamo, pasando de 15 años a 25-30 años. Más allá de este período de tiempo no se puede alargar el plazo de amortización. Aparte de que es un disparate imaginar hipotecas de mayor duración, cuando se supera el umbral de los 30 años de duración de la hipoteca, el aumento del período de tiempo apenas reduce la cuota mensual. De manera, que hipotecas de más allá de 30 años no permiten la compra de viviendas más caras. El que no puede pagar una cuota de una hipoteca de 30 años tampoco puede pagar una cuota de una hipoteca de 35 o 40 años, ya que la cuota es prácticamente la misma.
* Si los vendedores no pueden pagar más y las posibilidades de financiación a más largo plazo, como hemos visto, tampoco son la solución, el mercado, para que siga existiendo, no le queda más remedio que un ajuste a la baja. Los aterrizajes suaves sólo caben en la mente de los ministros de economía y gobernadores de bancos centrales. En la realidad se imponen, en cambio, correcciones bruscas o cracks. Es sólo cuestión de tiempo. Y cada vez queda menos.

Las últimas y próximas subidas del Euribor encima están encarenciendo el precio de venta de las viviendas (la financiación, para ser más exactos) sin controlarlo los vendedores. Es decir, ante una subida de intereres y un precio de venta invariable, la financiación se ha encarecido. Por consiguiente, en cierto modo, esa vivienda se ha encarecido.
* Agotada la capacidad de compra de los potenciales compradores, hace unos años se solucionaba alargando el plazo de amortización del préstamo, pasando de 15 años a 25-30 años. Más allá de este período de tiempo no se puede alargar el plazo de amortización. Aparte de que es un disparate imaginar hipotecas de mayor duración, cuando se supera el umbral de los 30 años de duración de la hipoteca, el aumento del período de tiempo apenas reduce la cuota mensual. De manera, que hipotecas de más allá de 30 años no permiten la compra de viviendas más caras. El que no puede pagar una cuota de una hipoteca de 30 años tampoco puede pagar una cuota de una hipoteca de 35 o 40 años, ya que la cuota es prácticamente la misma.
* Si los vendedores no pueden pagar más y las posibilidades de financiación a más largo plazo, como hemos visto, tampoco son la solución, el mercado, para que siga existiendo, no le queda más remedio que un ajuste a la baja. Los aterrizajes suaves sólo caben en la mente de los ministros de economía y gobernadores de bancos centrales. En la realidad se imponen, en cambio, correcciones bruscas o cracks. Es sólo cuestión de tiempo. Y cada vez queda menos.