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Os paso el segundo reportaje sobre la vivienda en Europa. Ahora toca Alemania. Os lo he traducido al castellano para que lo entendáis, pero de todas maneras también os paso el link para quien prefiera leerlo en catalán.
http://www.avui.es/avui/diari/06/gen/26/141761.htm
Alemania, el país que sufre el alquiler forzado
- Los precios están estacados desde 1990
- Sólo el 42% de los alemanes tiene vivienda en propiedad
- La cuota sube pero la situación económica y algunas leyes mantienen un fenómeno que proviene de la postguerra
Cristian Segura
En 1945, el año en que acabó la Segunda Guerra Mundial, un 70% de las construcciones urbanas que había en Alemania habían dejado de ser útiles. Hundidas por los bombardeos de los aliados, la mayoría de los ciudadanos no tenían casa a pesar de que éste es un derecho básico en cualquier democracia. Una vez fundada la República Federal, el plan de reconstrucción de estas estructuras fue su prioridad principal. La administración pública y una extensa red de cooperativas fueron, entonces, los principales promotores del mercado de viviendas. Una política de alquileres bajos fue la opción elegida para asegurar el refugio de los ciudadanos alemanes. Sesenta años después, su herencia aún sigue vigente.
Sólo el 42% de los 39,3 millones de viviendas que hay en Alemania son de propiedad. El gobierno ha intentado aumentar este índice pero han sido mucho los impedimentos, sobre todo la burbuja inmobiliaria que se produjo a mediados de los años 90, ocasionada por el exceso de confianza de los consumidores a raíz de la reunificación entre las dos Alemanias, la del este y la del oeste. Las consecuencias aún se notan: crecimiento económico en las regiones del este prácticamente estancado desde 1996 y el refuerzo de las medidas por luchar contra el crecimiento de la inflación, en especial la ley que establece que Hacienda obtiene las plusvalías que gana un particular en la venta de un inmueble durante los primeros ocho años de propiedad de la vivienda.
Un incremento del 2% en cinco años
El lento crecimiento económico –por debajo del 2% en los últimos cinco años- y el paro afectan de diversas maneras. El turismo de segundas residencias sigue siendo un fenómeno minoritario y la construcción de casas y apartamentos sólo ha crecido un 2% desde 2000. Las entidades bancarias dan por hecho que se agravará la situación este año porque para conseguir reducir el déficit público, el gobierno ha decidido eliminar las subvenciones millonarias que concedía a las personas que compraban la segunda vivienda. También tiene un efecto negativo el paro, que a parte de alimentar un desánimo general en la población, ha descubierto fenómenos como la subasta de viviendas de personas insolventes, con un record en 2004 de 92.570 inmuebles subastados.
El precio de compra del metro cuadrado se mantiene estancado desde el año 1990, según un informe de 2005 del servicio de estudios del Deutsche Bank. En cambio, el metro cuadrado de alquiler ha experimentado, en el mismo período, un retroceso del 1,6%, según la Oficina Federal de Estadística. El precio medio del metro cuadrado de alquiler es de 5,9 euros. El Deutsche Bank valora la horquilla de precios entre los 5 euros en los estados del este y los 11 euros de media en las ciudades ricas, como Munich o Hamburgo.
Las condiciones para vivir en Alemania parecen óptimas pero el gobierno está preocupado porque la tendencia confirma que existe un desequilibrio entre la oferta y la demanda que afecta en primer lugar al sector de la construcción. El problema es que en el país hay demasiadas viviendas sin ocupar, consecuencia inevitable de un pogresivo envejecimiento de la población y de los movimientos migratorios. En Alemania la pérdida de natalidad es más acelerada que en el resto de Europa, y no se está compensando con un flujo elevado de inmi gración porque la economía no lo requiere. En el este del país la situación aún es más extrema por la falta de perspectivas de futuro. Desde la reunificación, en 1990, la población de la zona ha bajado un 8%. El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung informaba la semana pasada que en el este hay 1,2 millones de viviendas sin ocupar y que en estos quince años se han derribado unas 130.000.
http://www.avui.es/avui/diari/06/gen/26/141761.htm
Alemania, el país que sufre el alquiler forzado
- Los precios están estacados desde 1990
- Sólo el 42% de los alemanes tiene vivienda en propiedad
- La cuota sube pero la situación económica y algunas leyes mantienen un fenómeno que proviene de la postguerra
Cristian Segura
En 1945, el año en que acabó la Segunda Guerra Mundial, un 70% de las construcciones urbanas que había en Alemania habían dejado de ser útiles. Hundidas por los bombardeos de los aliados, la mayoría de los ciudadanos no tenían casa a pesar de que éste es un derecho básico en cualquier democracia. Una vez fundada la República Federal, el plan de reconstrucción de estas estructuras fue su prioridad principal. La administración pública y una extensa red de cooperativas fueron, entonces, los principales promotores del mercado de viviendas. Una política de alquileres bajos fue la opción elegida para asegurar el refugio de los ciudadanos alemanes. Sesenta años después, su herencia aún sigue vigente.
Sólo el 42% de los 39,3 millones de viviendas que hay en Alemania son de propiedad. El gobierno ha intentado aumentar este índice pero han sido mucho los impedimentos, sobre todo la burbuja inmobiliaria que se produjo a mediados de los años 90, ocasionada por el exceso de confianza de los consumidores a raíz de la reunificación entre las dos Alemanias, la del este y la del oeste. Las consecuencias aún se notan: crecimiento económico en las regiones del este prácticamente estancado desde 1996 y el refuerzo de las medidas por luchar contra el crecimiento de la inflación, en especial la ley que establece que Hacienda obtiene las plusvalías que gana un particular en la venta de un inmueble durante los primeros ocho años de propiedad de la vivienda.
Un incremento del 2% en cinco años
El lento crecimiento económico –por debajo del 2% en los últimos cinco años- y el paro afectan de diversas maneras. El turismo de segundas residencias sigue siendo un fenómeno minoritario y la construcción de casas y apartamentos sólo ha crecido un 2% desde 2000. Las entidades bancarias dan por hecho que se agravará la situación este año porque para conseguir reducir el déficit público, el gobierno ha decidido eliminar las subvenciones millonarias que concedía a las personas que compraban la segunda vivienda. También tiene un efecto negativo el paro, que a parte de alimentar un desánimo general en la población, ha descubierto fenómenos como la subasta de viviendas de personas insolventes, con un record en 2004 de 92.570 inmuebles subastados.
El precio de compra del metro cuadrado se mantiene estancado desde el año 1990, según un informe de 2005 del servicio de estudios del Deutsche Bank. En cambio, el metro cuadrado de alquiler ha experimentado, en el mismo período, un retroceso del 1,6%, según la Oficina Federal de Estadística. El precio medio del metro cuadrado de alquiler es de 5,9 euros. El Deutsche Bank valora la horquilla de precios entre los 5 euros en los estados del este y los 11 euros de media en las ciudades ricas, como Munich o Hamburgo.
Las condiciones para vivir en Alemania parecen óptimas pero el gobierno está preocupado porque la tendencia confirma que existe un desequilibrio entre la oferta y la demanda que afecta en primer lugar al sector de la construcción. El problema es que en el país hay demasiadas viviendas sin ocupar, consecuencia inevitable de un pogresivo envejecimiento de la población y de los movimientos migratorios. En Alemania la pérdida de natalidad es más acelerada que en el resto de Europa, y no se está compensando con un flujo elevado de inmi gración porque la economía no lo requiere. En el este del país la situación aún es más extrema por la falta de perspectivas de futuro. Desde la reunificación, en 1990, la población de la zona ha bajado un 8%. El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung informaba la semana pasada que en el este hay 1,2 millones de viviendas sin ocupar y que en estos quince años se han derribado unas 130.000.