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Fecia afirma que «no se podía mantener» el mismo crecimiento tras siete años de expansión y que el sector tiende a normalizar su tamaño
R. CARRIZOSA
La estabilidad en la demanda de viviendas en la provincia y el mayor grado de cumplimiento en entregas y terminaciones de pisos son indicadores de una ralentización de la actividad constructora a lo largo de este ejercicio, tras un largo periodo de expansión de siete años. La constatación más inmediata de esta situación es la variación en el censo laboral y empresarial. Ambas estadísticas sectoriales revelan que desde diciembre pasado esta actividad ha perdido más de 1.500 empresas y 10.200 trabajadores al pasar de las 12.421 constructoras de diciembre de 2005 a las actuales 11.169, así como de los 72.972 obreros a los 62.698, según los datos de la patronal provincial Fecia.
Su presidente, Ramón Jerez, asegura que el ritmo de crecimiento que había adquirido el sector «no se podía mantener». Para el responsable empresarial, este año la construcción está entrando en un periodo de «normalización, ya que tanto el tamaño como el ritmo de las obras se están adecuando». Y es que tras los últimos siete años el «boom» de la actividad ha «sobredimensionado» el sector, lo que ha dado como resultado la aparición de 4.808 empresas y de 23.380 nuevos empleados al pasar de las 6.361 censadas en 1999 a las 11.169 actuales y de los 34.318 trabajadores a los 62.698, según los últimos datos.
El salto cuantitativo se registró en 2003 cuando la actividad constructora ya superaba las 10.000 firmas y los 62.000 obreros. La variación en la tendencia descendente se ha producido a lo largo de este año, precisamente, a partir de mayo cuando las cifras absolutas ya se situaban en las 11.000 constructoras y los 66.434 empleados, lejos del máximo de los 72.972 obreros con que se cerró el pasado año y que se mantuvo hasta el primer trimestre de 2006.
Esta depuración natural a la que está asistiendo el sector está afectando a «empresas pequeñas de poco más de cinco trabajadores, de tipo auxiliar que surgieron a partir de la expansión» y que ahora por la ralentización o la finalización de las promociones en las que trabajaban han cesado en su actividad. Según Jerez, esta reducción «no está afectando a grandes firmas consolidadas en la provincia. Las que han dejado de trabajar eran pequeñas», insiste, «sin un fuerte sostén económico, auxiliares que accedían a las subcontrataciones de las obras».
A pesar del importante número de constructoras y empleo perdido, Jerez considera que «la situación no es preocupante», ya que lo que se ha ralentizado es el ritmo de las obras, «pero no se va a paralizar. Lo que está ocurriendo es que se está estabilizando y en cuanto al número de trabajadores no creo que bajemos ya de los 60.000».
El presidente de la patronal también suaviza las alertas sindicales sobre la pérdida de empleo y las últimas cifras del paro en el sector más dinámico de la economía provincial, junto al turismo. Las cifras elevan el número de parados a más de 9.000 en Alicante.
Para Jerez, el futuro de estas empresas y de estos trabajadores no se verá truncado. «La construcción es una actividad nómada que tradicionalmente ha registrado una importante movilidad geográfica. La actividad ahora para estas firmas y empleados se encuentra en otras provincias de la Comunidad, así como en otras autonomías cercanas como Murcia, Almería o Albacete».