jaba
Madmaxista
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Agárrense los machos:
Frenazo a la convergencia: la productividad de España retrocede respecto a Europa a niveles de hace 30 años
http://www.elconfidencial.com/economia/noticia.asp?id=9525&edicion=26/03/2007&pass=
Los datos no pueden ser más explícitos. En 1975, año de la gloria del general Franco, la productividad del trabajo de la economía española representaba el 95,1% de la media de los países que forman hoy parte de la zona del euro. En 2006, según los datos provisionales que acaba de publicar el Banco de España, ese porcentaje ha caído hasta el 91,1%. Se trata del nivel más bajo desde los primeros años 70, cuando la economía española, en pleno desarrollismo, rompió por primera vez la barrera del 90%.
Posteriormente, ya en democracia, llegó a superar el 103%, fundamentalmente a causa de la destrucción de empleo más que a un avance real de la productividad del factor trabajo por causas tecnológicas, pero a partir de ese momento (primeros años 80) la capacidad de la economía para crear riqueza por ocupado comenzó a deslizarse por una pendiente de la que casi tres décadas después aún no se ha recuperado.
Las cifras del banco central no ofrecen dudas y están representadas en términos de paridad de poder de compra, lo que permite hacer las comparaciones de forma más homogénea con los países de la eurozona. Pese a que la productividad por ocupado en unidades de poder de compra de 2005 se ha duplicado desde 1970 hasta nuestros días -ha pasado de 25.000 unidades a 52.200 en 2006-, lo cierto es que los países de la unión monetaria han corrido mucho más, fundamentalmente a causa del frenazo que se ha producido en España a partir del año 1995. Desde ese año, la productividad por ocupado apenas ha crecido, pasando de 51.400 unidades de paridad de poder de compra a las citadas 52.200.
Explosión de empleo
Esto quiere decir que la economía española -que durante el periodo analizado ha crecido en todos los ejercicios por encima del 2%- debe su expansión económica -la más prolongada de nuestra reciente historia- a la explosión del empleo, más que a un avance real del uso de nuevas tecnologías.
Es decir, que si no se corrige el actual patrón de crecimiento la economía española necesita crear más de medio millón de puestos de trabajo al año para crecer en torno al 3,5%, algo que sólo puede hacer ‘importando’ mano de obra extranjera, ya que la oferta de trabajadores autóctonos, por razones demográficas, es limitada.
En algunas ocasiones, el vicepresidente Pedro Solbes ha mostrado su preocupación por el hecho de que el 80% del actual crecimiento del PIB sea consecuencia del factor trabajo, y apenas el 20% restante de avances tecnológicos. De hecho, la productividad total de todos los factores -incluido el stock de capital- ha pasado del nivel 100 en 1995 al 97,8% con que se cerró el año pasado.
El aspecto más preocupante es la evolución del stock de capital tecnológico respecto del Producto Interior Bruto, que ha pasado del 54,5% hace una docena de años al 55,9% en 2006, lo que significa un avance verdaderamente limitado. Por el contrario, el stock de capital humano ha crecido en ese mismo periodo ocho puntos, lo que pone de relieve la evidente discrepancia entre los dos factores que representan la productividad de la economía.
El uso intensivo del trabajo como motor del aumento del PIB no es, en absoluto, una cuestión baladí, toda vez que determina la sostenibilidad del crecimiento y su aproximación a los estándares de vida existentes en los países más avanzados. Y las últimas cifras muestran un frenazo en seco de la convergencia económica real con la Unión Europea.
Los datos son contundentes, según el Banco de España. En el año 2000, el PIB per cápita respecto a la UE representaba el 92,2 % de la media, porcentaje que saltó al 97,5% en 2003. Pues bien, según las cifras provisionales del banco central, el año 2006 se cerró con un PIB per cápita del 98,5%, apenas una décima más que el año anterior, pese a que la economía española ha crecido casi un tercio más que la Unión Europea. Es más, desde 2005 el PIB per cápita apenas ha avanzado ocho décimas respecto de la media de la UE.
La contrapartida, lógicamente, ha sido un aumento espectacular de la tasa de empleo, que de representar el 82% de la media en el año 1995, creció hasta el 92,1% en el año 2000 y el 99,8% el año pasado. Es decir, más empleo pero menos productivo, lo que frena la convergencia en términos reales con Europa.
Frenazo a la convergencia: la productividad de España retrocede respecto a Europa a niveles de hace 30 años
http://www.elconfidencial.com/economia/noticia.asp?id=9525&edicion=26/03/2007&pass=
Los datos no pueden ser más explícitos. En 1975, año de la gloria del general Franco, la productividad del trabajo de la economía española representaba el 95,1% de la media de los países que forman hoy parte de la zona del euro. En 2006, según los datos provisionales que acaba de publicar el Banco de España, ese porcentaje ha caído hasta el 91,1%. Se trata del nivel más bajo desde los primeros años 70, cuando la economía española, en pleno desarrollismo, rompió por primera vez la barrera del 90%.
Posteriormente, ya en democracia, llegó a superar el 103%, fundamentalmente a causa de la destrucción de empleo más que a un avance real de la productividad del factor trabajo por causas tecnológicas, pero a partir de ese momento (primeros años 80) la capacidad de la economía para crear riqueza por ocupado comenzó a deslizarse por una pendiente de la que casi tres décadas después aún no se ha recuperado.
Las cifras del banco central no ofrecen dudas y están representadas en términos de paridad de poder de compra, lo que permite hacer las comparaciones de forma más homogénea con los países de la eurozona. Pese a que la productividad por ocupado en unidades de poder de compra de 2005 se ha duplicado desde 1970 hasta nuestros días -ha pasado de 25.000 unidades a 52.200 en 2006-, lo cierto es que los países de la unión monetaria han corrido mucho más, fundamentalmente a causa del frenazo que se ha producido en España a partir del año 1995. Desde ese año, la productividad por ocupado apenas ha crecido, pasando de 51.400 unidades de paridad de poder de compra a las citadas 52.200.
Explosión de empleo
Esto quiere decir que la economía española -que durante el periodo analizado ha crecido en todos los ejercicios por encima del 2%- debe su expansión económica -la más prolongada de nuestra reciente historia- a la explosión del empleo, más que a un avance real del uso de nuevas tecnologías.
Es decir, que si no se corrige el actual patrón de crecimiento la economía española necesita crear más de medio millón de puestos de trabajo al año para crecer en torno al 3,5%, algo que sólo puede hacer ‘importando’ mano de obra extranjera, ya que la oferta de trabajadores autóctonos, por razones demográficas, es limitada.
En algunas ocasiones, el vicepresidente Pedro Solbes ha mostrado su preocupación por el hecho de que el 80% del actual crecimiento del PIB sea consecuencia del factor trabajo, y apenas el 20% restante de avances tecnológicos. De hecho, la productividad total de todos los factores -incluido el stock de capital- ha pasado del nivel 100 en 1995 al 97,8% con que se cerró el año pasado.
El aspecto más preocupante es la evolución del stock de capital tecnológico respecto del Producto Interior Bruto, que ha pasado del 54,5% hace una docena de años al 55,9% en 2006, lo que significa un avance verdaderamente limitado. Por el contrario, el stock de capital humano ha crecido en ese mismo periodo ocho puntos, lo que pone de relieve la evidente discrepancia entre los dos factores que representan la productividad de la economía.
El uso intensivo del trabajo como motor del aumento del PIB no es, en absoluto, una cuestión baladí, toda vez que determina la sostenibilidad del crecimiento y su aproximación a los estándares de vida existentes en los países más avanzados. Y las últimas cifras muestran un frenazo en seco de la convergencia económica real con la Unión Europea.
Los datos son contundentes, según el Banco de España. En el año 2000, el PIB per cápita respecto a la UE representaba el 92,2 % de la media, porcentaje que saltó al 97,5% en 2003. Pues bien, según las cifras provisionales del banco central, el año 2006 se cerró con un PIB per cápita del 98,5%, apenas una décima más que el año anterior, pese a que la economía española ha crecido casi un tercio más que la Unión Europea. Es más, desde 2005 el PIB per cápita apenas ha avanzado ocho décimas respecto de la media de la UE.
La contrapartida, lógicamente, ha sido un aumento espectacular de la tasa de empleo, que de representar el 82% de la media en el año 1995, creció hasta el 92,1% en el año 2000 y el 99,8% el año pasado. Es decir, más empleo pero menos productivo, lo que frena la convergencia en términos reales con Europa.