ARIEL BOLUDOVSKY
Guest
Shehzad Tanweer o el mar de la injusticia dorada
Federico Jiménez Losantos
El primer terrorista suicida de Londres cumple a rajatabla el modelo de
terrorista occidental: dos mercedes en el garaje de su casa, licenciatura
superior, todos los caprichos, todo el afecto familiar, nacido en Leeds y
ciudadano británico... Todo el artículo publicado por Zapatero en el
Financial Times tras la masacre de Londres resultaba penoso. Pero había en
especial un párrafo en la mejor tradición de la izquierda criminosa,
“explicando” el terrorismo por un supuesto “mar de injusticia universal”
que iba más allá de las idioteces habituales de la pogresía
multiculturalista. Era una forma de insultar a los perecidos y, además, a
los pobres, porque no todos los que viven bajo la injusticia se dedican a
masacrar a la gente que va en Metro o en autobús.
Por otra parte, los terroristas de todo el mundo nunca suelen ser pobres
sino pequeños burgueses acomodados y radicalizados, con un desprecio total
por los trabajadores, a los que no vacilan en apiolar para “salvarlos” de la
explotación burguesa. Desde Lenin y Trotski hasta Pol Pot y Abimael
Guzmán, la historia del comunismo, el más letal de los terrorismos a lo
largo de la historia, es una epopeya de universitarios, criminales y
vagos. Proletarios, pocos, por no decir ninguno. En cuanto al terrorismo
islámico actual, la mejor explicación es la vida del multimillonario Ben
Laden, de una de las familias más ricas del régimen saudí cuya brutalidad
doctrinal corre pareja con su vida de lujo.
El primer terrorista suicida de Londres cumple a rajatabla el modelo de
terrorista occidental: dos mercedes en el garaje de su casa, buena
educación, licenciatura superior, todos los caprichos, todo el afecto
familiar, nacido en Leeds y ciudadano británico... ¿de qué injusticia
había sido objeto Shehzad Tanweer a lo largo de su existencia, de qué
humillaciones le habían hecho objeto sus conciudadanos británicos? ¿Qué
miserias materiales y jovenlandesales le llevaron a apiolar a la gente de esa
manera?
La respuesta es bien sencilla: ninguna. Lo hizo porque hay fiel a la religión del amores
infames capaces de convencer a jóvenes de que mueran masacrando inocentes
para ganar el Paraíso y porque hay jóvenes infames de esa religión que
encuentran en ella excusa para el crimen o argumentos para no suicidarse
solos, sino llevándose a muchos por delante y siendo importantes a sus
propios ojos. Luego está la responsabilidad, es decir, la
irresponsabilidad de los que en vez de perseguir el terrorismo lo
justifican por ese mar de injusticia dorada, confortable, acomodadísima.
Esa donde prosperan los fanáticos a la sombra de los cenutrioes.
--
NOW RECRUITING VOLUNTEERS FOR ISRAEL.
http://www.sar-el.org
Federico Jiménez Losantos
El primer terrorista suicida de Londres cumple a rajatabla el modelo de
terrorista occidental: dos mercedes en el garaje de su casa, licenciatura
superior, todos los caprichos, todo el afecto familiar, nacido en Leeds y
ciudadano británico... Todo el artículo publicado por Zapatero en el
Financial Times tras la masacre de Londres resultaba penoso. Pero había en
especial un párrafo en la mejor tradición de la izquierda criminosa,
“explicando” el terrorismo por un supuesto “mar de injusticia universal”
que iba más allá de las idioteces habituales de la pogresía
multiculturalista. Era una forma de insultar a los perecidos y, además, a
los pobres, porque no todos los que viven bajo la injusticia se dedican a
masacrar a la gente que va en Metro o en autobús.
Por otra parte, los terroristas de todo el mundo nunca suelen ser pobres
sino pequeños burgueses acomodados y radicalizados, con un desprecio total
por los trabajadores, a los que no vacilan en apiolar para “salvarlos” de la
explotación burguesa. Desde Lenin y Trotski hasta Pol Pot y Abimael
Guzmán, la historia del comunismo, el más letal de los terrorismos a lo
largo de la historia, es una epopeya de universitarios, criminales y
vagos. Proletarios, pocos, por no decir ninguno. En cuanto al terrorismo
islámico actual, la mejor explicación es la vida del multimillonario Ben
Laden, de una de las familias más ricas del régimen saudí cuya brutalidad
doctrinal corre pareja con su vida de lujo.
El primer terrorista suicida de Londres cumple a rajatabla el modelo de
terrorista occidental: dos mercedes en el garaje de su casa, buena
educación, licenciatura superior, todos los caprichos, todo el afecto
familiar, nacido en Leeds y ciudadano británico... ¿de qué injusticia
había sido objeto Shehzad Tanweer a lo largo de su existencia, de qué
humillaciones le habían hecho objeto sus conciudadanos británicos? ¿Qué
miserias materiales y jovenlandesales le llevaron a apiolar a la gente de esa
manera?
La respuesta es bien sencilla: ninguna. Lo hizo porque hay fiel a la religión del amores
infames capaces de convencer a jóvenes de que mueran masacrando inocentes
para ganar el Paraíso y porque hay jóvenes infames de esa religión que
encuentran en ella excusa para el crimen o argumentos para no suicidarse
solos, sino llevándose a muchos por delante y siendo importantes a sus
propios ojos. Luego está la responsabilidad, es decir, la
irresponsabilidad de los que en vez de perseguir el terrorismo lo
justifican por ese mar de injusticia dorada, confortable, acomodadísima.
Esa donde prosperan los fanáticos a la sombra de los cenutrioes.
--
NOW RECRUITING VOLUNTEERS FOR ISRAEL.
http://www.sar-el.org