Economía real y financiera

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Economía real y financiera


El consumo no se ha resentido aún porque se puede gastar con cargo al crédito, pero esto tiene un límite claro

Antonio Argandoña

Para muchos, lo de “economía financiera” suena a economía de casino, especulativa, probablemente falsa y, desde luego, engañosa. No lo niego. Pero no quiero hablar ahora de esa economía que, por otro lado, es bastante real, al menos en el sentido de que da de comer a mucha gente, genera servicios que aparecen en la contabilidad del producto interior bruto y nos garantiza que podamos cobrar unas pensiones (¿dignas?) el día de mañana.

La economía tradicional es, en términos de empresas, la de la cuenta de resultados: producir, comprar y vender; costes, precios y beneficios o pérdidas,… La economía financiera a la que me refiero aquí es la del balance: activos y pasivos. La que nos enseñaron en las facultades de Económicas es la primera. Pero ahora no se puede entender si no tenemos en cuenta la segunda. Porque cuando bajan los tipos de interés, como ocurrió en nuestro país desde que nos aproximamos a la moneda única, las empresas tienen incentivos para invertir más, y las familias para consumir más y comprar viviendas (o sea, cuenta de resultados). Pero comprar viviendas es aumentar activos, y como se compran a crédito, aumentar pasivos también (o sea, movimientos en el balance). Y una vez que firmamos la hipoteca, nos comprometemos a pagar unas letras cada mes, una parte de las cuales corresponde a los intereses (cuenta de resultados) y otra parte a la devolución del nominal (balance).

La cuantía de esas letras no está fijada de antemano, sino que depende de los tipos de interés. De modo que, cuando los tipos suben, los pagos mensuales son mayores. Es decir, lo que pasa en el balance condiciona los fondos disponibles para el consumo, que está en la cuenta de resultados. Para acabar de complicar la cosa, los activos se revalorizan o desvalorizan (la bolsa sube y baja, los fondos aumentan o disminuyen de valor, y los precios de las viviendas suben o bajan). Y los activos son la garantía que empleamos para endeudarnos (todavía estamos en el balance), con objeto de comprar una casa o unos bienes de consumo (y ya estamos otra vez en la cuenta de resultados).

¿Complicado? Claro: nadie nos ha podido convencer de que la economía sea fácil. Pero lo que pasa en lo que llamábamos economía financiera tiene una gran influencia en la economía real —y viceversa—. Cuando el Banco de Japón subió los tipos de interés a principios de la década de los 90, el precio de las viviendas se desplomó, las familias entraron en una situación financiera difícil (balance) y dejaron de consumir (cuenta de resultados); los bancos se encontraron con muchos créditos jovenlandéssos, redujeron el crédito (balance) y sus clientes frenaron la inversión y el consumo (cuenta de resultados). Cuando EEUU bajó los tipos de interés para salir de la recesión de 2001, la demanda de viviendas se disparó (cuenta de resultados), los americanos se sintieron más ricos (balance) y gastaron más (cuenta de resultados), lo que les llevó a un gran déficit por cuenta corriente y un gran endeudamiento con el exterior (balance). En España hemos tenido experiencias similares. En estos momentos, nuestras familias están bastante endeudadas, al menos con criterios históricos. Pero el valor de sus activos (viviendas, sobre todo) es mucho mayor que el de sus pasivos (hipotecas), todo ello en el balance. Las familias son, pues, solventes. El precio de las viviendas no ha caído (al menos oficialmente), de modo que las garantías de las hipotecas no están en peligro. Los bancos, no obstante, están mostrando ya una mayor prudencia en la concesión de hipotecas (balance). Pero las subidas de tipos de interés están mordisqueando la renta familiar disponible para el consumo —y ya estamos hablando de la cuenta de resultados (está en peligro la liquidez de los hogares)—. El consumo no se ha resentido todavía, porque las familias pueden gastar (cuenta de resultados) con cargo al crédito (balance). Pero esto tiene un límite claro. Entonces veremos la moderación del consumo, quizás una reducción de la renta disponible de las familias y, en definitiva, un mayor ahorro (pago de letras) y un menor consumo. De nuevo, la economía financiera y la economía real van de la mano.

Todo esto no es nuevo, desde luego. Pero nos ayuda a entender mejor la marcha de la economía. Ahora hay que combinar producción, empleo e ingresos, con solvencia financiera y liquidez, revalorización de los activos, nivel de endeudamiento y garantías crediticias. Y hay que añadir nuevas cualidades al acervo de los agentes económicos: liquidez, solvencia, prudencia y visión del futuro, junto con eficiencia, productividad, innovación y competitividad

http://www.negocios.com/gaceta/articleview/24687
 
Los Españoles vamos a pagar el pato, por ignorantes....

Aqui todo el mundo se creia que los tipos de interes siempre iban a estar al 2%:eek:
 
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