Eric Finch
Será en Octubre
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He estado poniéndome al día en relación con periódicos y revistas atrasados, y me he encontrado con un artículo publicado en El País Semanal de 27 de agosto.
Aunque el tema principal es el de las parejas en que la muyer tiene más ingresos que el hombre, en un momento determinado se habla de que "[...] un equipo de investigadoras de la Universidad de Oviedo que navega entre la economía y la sociología lleva casi diez años observando los comportamientos de las parejas españolas con dos sueldos. Sandra Dema, miembro del equipo coordinado por la doctora Capitolina Díaz, explica que "la figura del varón proveedor que se resiste a ceder protagonismo a la muyer se explica por la distinta concepción que unos y otras tienen del dinero". Dema argumenta que ellos todavía piensan más en los grandes gastos y ellas atienden a los más pequeños y cotidianos. Aquellos que son vitales para salir adelante. "La mayoría de ellos se preocupan más por el precio de la casa o la letra del coche, mientras que las muyeres establecen sus prioridades en lo que les cuesta el colegio de los hijos o el carro de la compra. Incluso en parejas en las que ella gana más que él"".
Algo más adelante, se dice algo que a mi me ha dejado estrepitado: "[...] las investigadoras de la Universidad de Oviedo recomiendan que las parejas apliquen el cariño a la gestión de los recursos económicos. "Comprar un piso juntos puede llegar a significar un acto de amor", concluye Sandra Dema".
La primera parte me parece curiosa pero no le doy más crédito dado no coincide con mi perfil, pero la he copiado por si alguien quiere hacer algún comentario (y porque servía como presentación de Sandra Dema). Es el extravagante consejo dirigido a las parejas el que me ha puesto fuera de combate. Por nada del mundo me imagino planeando la compra de vivienda como un acto de amor: debo de ser un tarado, un sociópata, un amargado, un antisocial, un insensible... pero no. No me hago a la idea. ¿Qué gónadas viriles tiene que ver el endeudamiento a cuarenta años y la compra de un bien por el doble de su valor real con el amor?
Y he pensado para mis adentros... ¿será esta forma de pensar la que ha llevado, en parte, las cosas a su estado actual? ¿Les sucede a los compradores de vivienda lo que a los urogallos (que se vuelven sumamente vulnerables en el cortejo nupcial porque no piensan en otra cosa que en el apareamiento)? ¿Será tanto amor el origen de la pepitoria que se está cocinando? ¿Habrá que erigir un monumento a los pepitos de cada localidad, como amantes de leyenda que son, que no desmerecerían de Capuletos y Montescos?
Y he seguido pensando para mis adentros... No, señora. El matrimonio tiene, a la larga, mucho más que ver con el patrimonio que con el amor, cuando el sueldo que entra en una casa es bajo y hay que hacer equilibrios en la cuerda floja para llegar a fin de mes: "donde no hay arina, todo es mohina". Como decía en otro hilo, puedo creer en el amor y en el matrimonio pero mezclarlos con la administración del dinero de la casa me parece una majadería. Como me parece una majadería este consejo en 2006, en el momento en que la vivienda se está vendiendo a precios disparatados y gran parte del buen pueblo español está endeudado a larguísimo plazo cuando no sabe si mañana va a tener o no trabajo.
Y he seguido pensando para mis adentros... en cómo tantísima gente se ha dejado engañar durante tanto tiempo. Casi me arruinan la cita aquella de que "se puede engañar a pocos mucho tiempo o a muchos poco tiempo, pero es imposible engañar a muchos mucho tiempo". Algo no cuadra.
Estimado foro. Aquí van mis preguntas, por si alguien está interesado en contestarlas:
1ª. ¿Soy demasiado materialista al hablar del matrimonio, o sólo estoy siendo tan prudente como mis abuelos, que sabían lo que eran las crisis de verdad y estar con el agua al cuello?
2ª. ¿Tengo motivos para estar indignado con Sandra Dema o símplemente he malinterpretado sus palabras?
3ª ¿Tiene que ver la sobreabundancia de pepitos con el estado de la educación primaria, secundaria e incluso universitaria en España? ¿Lo dejaremos, por el contrario, en una cosa cultural, endémica, inmune a los sucesivos planes de educación?
Aunque el tema principal es el de las parejas en que la muyer tiene más ingresos que el hombre, en un momento determinado se habla de que "[...] un equipo de investigadoras de la Universidad de Oviedo que navega entre la economía y la sociología lleva casi diez años observando los comportamientos de las parejas españolas con dos sueldos. Sandra Dema, miembro del equipo coordinado por la doctora Capitolina Díaz, explica que "la figura del varón proveedor que se resiste a ceder protagonismo a la muyer se explica por la distinta concepción que unos y otras tienen del dinero". Dema argumenta que ellos todavía piensan más en los grandes gastos y ellas atienden a los más pequeños y cotidianos. Aquellos que son vitales para salir adelante. "La mayoría de ellos se preocupan más por el precio de la casa o la letra del coche, mientras que las muyeres establecen sus prioridades en lo que les cuesta el colegio de los hijos o el carro de la compra. Incluso en parejas en las que ella gana más que él"".
Algo más adelante, se dice algo que a mi me ha dejado estrepitado: "[...] las investigadoras de la Universidad de Oviedo recomiendan que las parejas apliquen el cariño a la gestión de los recursos económicos. "Comprar un piso juntos puede llegar a significar un acto de amor", concluye Sandra Dema".
La primera parte me parece curiosa pero no le doy más crédito dado no coincide con mi perfil, pero la he copiado por si alguien quiere hacer algún comentario (y porque servía como presentación de Sandra Dema). Es el extravagante consejo dirigido a las parejas el que me ha puesto fuera de combate. Por nada del mundo me imagino planeando la compra de vivienda como un acto de amor: debo de ser un tarado, un sociópata, un amargado, un antisocial, un insensible... pero no. No me hago a la idea. ¿Qué gónadas viriles tiene que ver el endeudamiento a cuarenta años y la compra de un bien por el doble de su valor real con el amor?
Y he pensado para mis adentros... ¿será esta forma de pensar la que ha llevado, en parte, las cosas a su estado actual? ¿Les sucede a los compradores de vivienda lo que a los urogallos (que se vuelven sumamente vulnerables en el cortejo nupcial porque no piensan en otra cosa que en el apareamiento)? ¿Será tanto amor el origen de la pepitoria que se está cocinando? ¿Habrá que erigir un monumento a los pepitos de cada localidad, como amantes de leyenda que son, que no desmerecerían de Capuletos y Montescos?
Y he seguido pensando para mis adentros... No, señora. El matrimonio tiene, a la larga, mucho más que ver con el patrimonio que con el amor, cuando el sueldo que entra en una casa es bajo y hay que hacer equilibrios en la cuerda floja para llegar a fin de mes: "donde no hay arina, todo es mohina". Como decía en otro hilo, puedo creer en el amor y en el matrimonio pero mezclarlos con la administración del dinero de la casa me parece una majadería. Como me parece una majadería este consejo en 2006, en el momento en que la vivienda se está vendiendo a precios disparatados y gran parte del buen pueblo español está endeudado a larguísimo plazo cuando no sabe si mañana va a tener o no trabajo.
Y he seguido pensando para mis adentros... en cómo tantísima gente se ha dejado engañar durante tanto tiempo. Casi me arruinan la cita aquella de que "se puede engañar a pocos mucho tiempo o a muchos poco tiempo, pero es imposible engañar a muchos mucho tiempo". Algo no cuadra.
Estimado foro. Aquí van mis preguntas, por si alguien está interesado en contestarlas:
1ª. ¿Soy demasiado materialista al hablar del matrimonio, o sólo estoy siendo tan prudente como mis abuelos, que sabían lo que eran las crisis de verdad y estar con el agua al cuello?
2ª. ¿Tengo motivos para estar indignado con Sandra Dema o símplemente he malinterpretado sus palabras?
3ª ¿Tiene que ver la sobreabundancia de pepitos con el estado de la educación primaria, secundaria e incluso universitaria en España? ¿Lo dejaremos, por el contrario, en una cosa cultural, endémica, inmune a los sucesivos planes de educación?
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