Wladimiro
Guest
Desde los tiempos del iluminado Anguita estoy escuchando eso sobre el
Partido Comunista de España de "el último que cierre la luz".
Siempre pensaba que el encargado de firmar su defunción sería un ortodoxo
comunista, quizás incluso romántico, agarrado a la hoz y al martillo, es
decir, a los principios que inspiraban el movimiento obrero y se hundiría
con él, como los clásicos capitanes de barco.
Pero nunca imaginaba que el fin del Partido Comunista de España fuera así.
Los encargados de firmar su defunción y de apagar la luz son dos individuos
patéticos, expertos en perder elecciones y confianza sin cambiar su
histriónica mueca cínica. Los encargados de enterrar lo que queda del PCE
son dos señores del PSOE, uno por convicción y otro por hambre: Frutos
(perdedor con Almunia) y Alcaraz (perdedor de todo).
Y eso es triste. Es más triste si consideramos que fue el Partido Comunista
de España el ÚNICO que luchó contra la dictadura de Franco. Incluso en
aquellos tiempos cuando se decía "El Partido" todo el mundo miraba con un
guiño de complicidad porque todos sabíamos a qué partido nos estábamos
refiriendo.
Muchos de los que ahora somos cuarentones podemos recordar al Partido
Comunista de España, incluso sin formar parte de él, como una organización
digna, orgullosa, y sobre todo coherente. Seguro que muchos hemos escuchado
canciones de Victor Jara, de Paco Ibañez, incluso de Labordeta, en sus sedes
o en sus fiestas, y veíamos la candidez y/o la seguridad de sus militantes.
Eran dignos, shishi. Eran coherentes, estuviesen equivocados o no.
Pero su final es tragicómico: líderes mendigando unas migajas de poder en el
PSOE, que se regodea y hace que bailen como monos amaestrados antes de
darles lo que buscan: un carguito para seguir manteniendo a sus familias,
viviendo del cuento, políticos profesionales que ya no engañan a nadie, por
mucho que disfracen de verdes, jovenlandesados, fucsias, gente de izquierdas o transparentes.
En el País Vasco un tipo que le da igual ocho que ochenta, mientras pueda
arañar poder, como Madrazo. Parece que no recuerda que el PNV y EA son
partidos conservadores, o como se decía antes "de derechas".
En Andalucía, un tipo analfabeto que apenas puede pronunciar una frase
seguida sin equivocarse. 25 años viviendo del cuento, sin trabajar, como
diputado, concejal, etc, y como en las últimas elecciones no consigue ser
votado ni siquiera por su provincia, se queda fuera de la vida política y
sin empleo conocido. Cualquiera en su situación iría a la oficina del INEM,
pero no. Este tipo NO. A este tipo, para que pueda seguir comiendo a final
de mes, el PCA lo hace responsable de Andalucía. Así tiene un sueldo.
Callado como una fruta mientras los escándalos del ayuntamiento de Sevilla y
de la Junta de Andalucía pasan a su alrededor. Y el asiente, sabe que no hay
que morder la mano que te da de comer.
En otras comunidades más de lo mismo. Y así llegamos a Alcaraz, ese
dipsómano ególatra, que es capaz de convertir un problema de faldas en una
crisis política, como en los mejores culebrones venezolanos. Tirado,
mendigante, suplicando una limosna ,consigue de sus amigos de la Casa Común
un puestecillo en el Consejo de RTVE, para ir tirando.La cadena SER lo
contrata también a sus tertulias, a condición de que diga "si, buana" a la
línea editorial. Y ahora, que ha conseguido entre chapuzas un dinerillo de
aquí y de allá, está completamente dispuesto a pagarle a sus amos: demoler
lo poco que queda del PCE de manera mísera y vergonzante, escondiendo el
carné del Partido Comunista de España detrás de la VISA Oro.
Patético.
¿Quién votará en las próximas elecciones a IU, el disfraz de un PCE
inexistente, puro espectro fantasmagórico de lo que un día fue El
Partido?¿Quien votará a unos vividors oportunistas que esperan que sus
siglas se caigan, para correr detrás del puño y la rosa y así poder
conseguir una jubilación tranquila?.
¿Quién votará a IU sabiendo que no es que sea el PSOE, sino incluso más que
el PSOE, su guardia jovenlandesa, su kamikazes a sueldo?
Lo dicho, el funeral del PCE se merecía mejores oficiantes. O al menos, una
pizca de dignidad.
Adiós, PCE, adiós...
Partido Comunista de España de "el último que cierre la luz".
Siempre pensaba que el encargado de firmar su defunción sería un ortodoxo
comunista, quizás incluso romántico, agarrado a la hoz y al martillo, es
decir, a los principios que inspiraban el movimiento obrero y se hundiría
con él, como los clásicos capitanes de barco.
Pero nunca imaginaba que el fin del Partido Comunista de España fuera así.
Los encargados de firmar su defunción y de apagar la luz son dos individuos
patéticos, expertos en perder elecciones y confianza sin cambiar su
histriónica mueca cínica. Los encargados de enterrar lo que queda del PCE
son dos señores del PSOE, uno por convicción y otro por hambre: Frutos
(perdedor con Almunia) y Alcaraz (perdedor de todo).
Y eso es triste. Es más triste si consideramos que fue el Partido Comunista
de España el ÚNICO que luchó contra la dictadura de Franco. Incluso en
aquellos tiempos cuando se decía "El Partido" todo el mundo miraba con un
guiño de complicidad porque todos sabíamos a qué partido nos estábamos
refiriendo.
Muchos de los que ahora somos cuarentones podemos recordar al Partido
Comunista de España, incluso sin formar parte de él, como una organización
digna, orgullosa, y sobre todo coherente. Seguro que muchos hemos escuchado
canciones de Victor Jara, de Paco Ibañez, incluso de Labordeta, en sus sedes
o en sus fiestas, y veíamos la candidez y/o la seguridad de sus militantes.
Eran dignos, shishi. Eran coherentes, estuviesen equivocados o no.
Pero su final es tragicómico: líderes mendigando unas migajas de poder en el
PSOE, que se regodea y hace que bailen como monos amaestrados antes de
darles lo que buscan: un carguito para seguir manteniendo a sus familias,
viviendo del cuento, políticos profesionales que ya no engañan a nadie, por
mucho que disfracen de verdes, jovenlandesados, fucsias, gente de izquierdas o transparentes.
En el País Vasco un tipo que le da igual ocho que ochenta, mientras pueda
arañar poder, como Madrazo. Parece que no recuerda que el PNV y EA son
partidos conservadores, o como se decía antes "de derechas".
En Andalucía, un tipo analfabeto que apenas puede pronunciar una frase
seguida sin equivocarse. 25 años viviendo del cuento, sin trabajar, como
diputado, concejal, etc, y como en las últimas elecciones no consigue ser
votado ni siquiera por su provincia, se queda fuera de la vida política y
sin empleo conocido. Cualquiera en su situación iría a la oficina del INEM,
pero no. Este tipo NO. A este tipo, para que pueda seguir comiendo a final
de mes, el PCA lo hace responsable de Andalucía. Así tiene un sueldo.
Callado como una fruta mientras los escándalos del ayuntamiento de Sevilla y
de la Junta de Andalucía pasan a su alrededor. Y el asiente, sabe que no hay
que morder la mano que te da de comer.
En otras comunidades más de lo mismo. Y así llegamos a Alcaraz, ese
dipsómano ególatra, que es capaz de convertir un problema de faldas en una
crisis política, como en los mejores culebrones venezolanos. Tirado,
mendigante, suplicando una limosna ,consigue de sus amigos de la Casa Común
un puestecillo en el Consejo de RTVE, para ir tirando.La cadena SER lo
contrata también a sus tertulias, a condición de que diga "si, buana" a la
línea editorial. Y ahora, que ha conseguido entre chapuzas un dinerillo de
aquí y de allá, está completamente dispuesto a pagarle a sus amos: demoler
lo poco que queda del PCE de manera mísera y vergonzante, escondiendo el
carné del Partido Comunista de España detrás de la VISA Oro.
Patético.
¿Quién votará en las próximas elecciones a IU, el disfraz de un PCE
inexistente, puro espectro fantasmagórico de lo que un día fue El
Partido?¿Quien votará a unos vividors oportunistas que esperan que sus
siglas se caigan, para correr detrás del puño y la rosa y así poder
conseguir una jubilación tranquila?.
¿Quién votará a IU sabiendo que no es que sea el PSOE, sino incluso más que
el PSOE, su guardia jovenlandesa, su kamikazes a sueldo?
Lo dicho, el funeral del PCE se merecía mejores oficiantes. O al menos, una
pizca de dignidad.
Adiós, PCE, adiós...