Complejo Militar Industrial

ERB

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Einsenhower: despedida y advertencias

En su discurso de despedida al fin de su mandato, Eisenhower incluirá un párrafo que sigue resonando como una advertencia respecto al peligro de una desmedida influencia en las decisiones que afectan los intereses de la nación por parte de lo que él denomina “el complejo industrial y militar en defensa de sus propios intereses”.

Extracto del Discurso

“Buenas noches mis queridos ciudadanos: Han pasado diez años desde la mitad de un siglo que ha sido testigo de cuatro grandes guerras entre grandes naciones. Hasta el último de estos conflictos mundiales, los Estados Unidos no tenían ninguna industria armamentística. [..]Pero no podemos por más tiempo arriesgar la defensa nacional a improvisación; nos han obligado a crear una industria de armamentos permanente de dimensiones gigantescas. Añadido a esto, tres millones y medio de hombres y mujeres directamente son contratados en este establishment. Cada año gastamos en seguridad militar más que la ganancia neta de todas las corporaciones de los Estados Unidos. Esta combinación de un inmenso establishment militar y una enorme industria armamentística es nueva en la experiencia americana. La influencia total – económica, política, aún espiritual – es sentida en cada ciudad, cada órgano legislativo de cada Estado, cada oficina del gobierno Federal. Reconocemos la necesidad imperativa de este desarrollo, pero no debemos dejar de comprender sus graves implicaciones. Nuestro trabajo duro, recursos y sustento están implicados; ha llegado a ser estructura misma de nuestra sociedad. En los consejos de gobierno, debemos protegernos contra la adquisición de una influencia injustificada, buscada o no, por el complejo militar industrial. El potencial de desastre existe y existirá. Nunca debemos dejar que el peso de esta combinación ponga en peligro nuestros derechos o procesos democráticos. No deberíamos dar nada por sentado ni seguro. Sólo una ciudadanía despierta y bien informada puede obligar a una enorme maquinaria industrial y militar de defensa ajustarse a nuestros métodos pacíficos y objetivos, de modo que la seguridad y la libertad puedan prosperar juntas.”


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El Negocio de las Armas

IAR-Noticias) 16-Agosto-07

El billón doscientos mil millones de dólares de gastos militares en el planeta y la expansión geométrica de las ganancias de los consorcios armamentistas del Complejo Industrial Militar estadounidense, son la prueba más irrefutable de la relación simbiótica de supervivencia establecida entre el sistema capitalista sionista con los conflictos armados y las ocupaciones militares. Uno se retroalimenta de los otros, y ambos términos de la ecuación conforman la piedra angular de la existencia misma del sistema que hoy controla el mundo.

Los “Perros de la Guerra”

El Pentágono y la “privatización” de la “guerra contraterrorista”

(IAR-Noticias) 22-Septiembre-06

En su planificación de “guerras futuras” el Pentágono estudia extender la privatización a más áreas de la ocupación militar, y las corporaciones militares privadas ya han comenzado a intercambiar información orientada a fusionar sus servicios en rubros determinados, a fin de competir con mayor posibilidad en el logro de próximos contratos. La trama de un negocio de US$ 100.000 millones al año en manos de los halcones y del lobby judío que controla la Casa Blanca.

Fuente: http://iarnoticias.com/secciones_2006/norteamerica/0078_privat_guerra_contrater_21sept06.html

Documentos TV: Video resumen del conglomerado industrial militar americano

Corrupción en congreso americano- negocio de las armas y guerras – contratistas – la industria americana enfocada a la guerra – ocupaciones y bombardeos – excelente montaje- el pentagono controla el congreso.

http://video.google.es/videoplay?docid=-4480954150247099831&hl=es
 

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Cazachamucos

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Nadie habla de los judíos, hablamos de los SIONISTAS GENOCIDAS
Cazachamucos
 

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El expansivo complejo industrial de las bioarmas de EE.UU.

Tom Burghardt
Global Research
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El distópico filme de ciencia ficción británico “28 Days Later” [28 días después o Exterminio] comienza con activistas por los derechos de los animales que se introducen en la Instalación de Investigación de Primates de Cambridge para liberar chimpancés utilizados en un programa secreto de armas.

Aterrorizado por la intrusión, un científico advierte a los intrusos que los chimpancés están infectados por un patógeno genéticamente modificando. Ignorando su advertencia, los chimpancés son liberados de sus jaulas e inmediatamente atacan a todo el que encuentran, desatando una plaga de proporciones inimaginables.

A pesar del extravagante guión (con activistas por los derechos de los animales colocados claramente en la mira) esta historia lúgubre y aleccionadora contiene un grano de verdad. Aunque bandas de zombis devoradores de carne no han invadido nuestras ciudades, hay una amenaza más sutil que aparece en el horizonte.

El sexto aniversario del asesinato del experto británico en bioarmas, el doctor David Kelly el 17 de julio de 2003, destapó más que las mentiras gubernamentales que allanaron el camino para la invasión ilegal y la ocupación de Iraq; sacó a la luz el tenebroso mundo de la investigación de guerra biológica en Gran Bretaña y en EE.UU.

Junto con los ataques con ántrax de 2001 en EE.UU. que asesinaron a cinco personas y expusieron a otras 10.000 a una forma armamentizada de la bacteria, la muerte de Kelly bajo circunstancias altamente cuestionables concentró la atención en el establishment occidental de bioarmas. Por un instante fugaz todos los ojos se dirigieron hacia una red internacional de investigadores médicos, especuladores corporativos y armamentistas del Pentágono ocupados como las proverbiales abejas en experimentos con letales microorganismos.

Y entonces, como dicen, se apagó la luz; mientras más cuerpos se amontonaban, los casos se “cerraban” y el dinero seguía fluyendo…

Un complejo expansivo bioarmamento-industria

La producción de bioarmas fue aparentemente prohibida cuando EE.UU. firmó la Convención de Armas Biológicas (BWC) en 1975. Sin embargo, la ausencia de algún régimen formal de verificación limitó desde el principio, algunos dicen intencionalmente, la efectividad del tratado.

Por cierto, un gigantesco agujero en el BWC permite la producción de “pequeñas cantidades” de agentes mortales “con propósitos médicos y defensivos.” Nótese, sin embargo, que no se prohíbe la producción en sí de tales agentes sino más bien, su transformación en “armas, equipos o medios de lanzamiento… con propósitos hostiles o en un conflicto armado.”

Y utilizando como pretexto los ataques del 11 de septiembre y los del ántrax, EE.UU.se lanzó a un programa sistemático e insensato para expandir la investigación de la creación de sistemas prohibidos de armas. Junto con un renovado interés en esos arriesgados proyectos, ahora bautizados eufemísticamente como “biodefensa” para evitar la violación del BWC, vino un inmenso aumento en el financiamiento con la construcción de nuevas instalaciones y con la “actualización” de las antiguas. Un informe de mayo de 2009 del Servicio de Investigación del Congreso (CRS) calcula que los gastos generales del gobierno han “aumentado de 690 millones de dólares en el año fiscal 2001 a 5.400 millones de dólares en el año fiscal 2008.”

Según el Centro de Control de Armas y No-Proliferación basado en Washington D.C., desde los ataques terroristas de 2001 “el gobierno de EE.UU. ha gastado o asignado cerca de 50.000 millones de dólares entre 11 departamentos y agencias federales para encarar la amenaza de armas biológicas. Para el año fiscal 2009, el gobierno de Bush propuso otros 8.970 millones de dólares en gastos relacionados con bioarmas, aproximadamente 2.500 millones más (un 39%) que la suma que el Congreso asignó para el año fiscal 2008.”

El grueso de esos fondos, según el Centro, han sido destinados a la Autoridad en Investigación y Desarrollo Avanzados en Biomedicina (BARDA) del Departamento de Salud y Servicios Humanos, (31.500 millones de dólares), al Departamento de Defensa (11.800 millones), al Departamento de Seguridad Interior (3.300 millones) y al Proyecto BioEscudo (5.500 millones de dólares).

Sin embargo, según numerosos estudios, es más probable que los patógenos letales se propaguen como un fuego incontrolado como resultado de un accidente de laboratorio que por un ataque por terroristas que esgriman gérmenes. Al escribir estas líneas, laboratorios con Nivel de Bioseguridad 3 (BSL-3) y Nivel de Bioseguridad 4 (BSL-4) brotan como hongos venenosos por todo EE.UU.

La denominación BSL-3 significa que una instalación está equipada para manejar agentes indígenas o exóticos que puedan causar una enfermedad seria o potencialmente letal después de ser inhalados. Ejemplos de sustancias manipuladas por un laboratorio BSL-3 incluyen tuberculosis, ántrax, bichito del Nilo occidental, SARS, salmonella, y fiebre amarilla.

Por otra parte, un laboratorio BSL-4 manipula los patógenos más letales conocidos por la humanidad; en otras palabras agentes infecciosos transmitidos por aerosoles que causan enfermedades fatales para las que no existen tratamientos conocidos. Ejemplos de sustancias manejadas por un laboratorio BSL-3 incluyen, el bichito de Marburg, el bichito Ébola, la fiebre de Lassa y la fiebre hemorrágica Crimea-Congo.

Investigadores del CRS informaron que “entidades no-federales también han expandido o construido laboratorios de alta contención adicionales. Aparte de la amenaza de bioterrorismo, una creciente percepción de la amenaza planteada por enfermedades emergentes y re-emergentes ha llevado a la proliferación internacional de laboratorios de alta contención, ya que las tecnologías utilizadas están ampliamente disponibles.”

Sorprendentemente, el CRS no pudo determinar la cantidad exacta de laboratorios BSL-3 que operan actualmente en EE.UU. Sin embargo, el equipo investigador del Congreso dijo que “se calcula que la cantidad total de espacio BSL-4 planificado o existente en EE.UU. se ha multiplicado unas doce veces desde 2004.”

Gran parte de ese trabajo, convenientemente, es subcontratado a corporaciones privadas con poca o ninguna supervisión efectiva. Entre las firmas más destacadas que han recibido la generosidad del gobierno federal para trabajo de BSL-3 y BSL-4 según CRS, están “Lovelace Respiratory Research Institute, Battelle Memorial Institute, Southern Research Institute, y otros.” ¡Por cierto, gran parte puede permanecer oculto bajo la rúbrica de “información confidencial” y de “propiedad intelectual”, incluida la subcontratación de la investigación de armas secretas!

Durante audiencias en 2007 ante el Subcomité sobre Supervisión e Investigaciones del Comité de Energía y Comercio del Congreso, el presidente del comité, Bart Stupak (demócrata de Michigan), dijo:

Estos laboratorios BSL -3 y -4 son instalaciones en las que se realiza investigación con bichito y bacterias altamente infecciosos que pueden causar daño corporal o muerte. Algunas de las enfermedades más exóticas y más peligrosas son manejadas en los laboratorios BSL-3 y -4, incluyendo ántrax, fiebre aftosa y fiebre Ébola. La liberación accidental o deliberada de algunos de los agentes biológicos manejados en esos laboratorios podría tener consecuencias catastróficas. Sin embargo, como nos informa la Oficina General de Auditoría de EE UU (GAO), ni una sola agencia gubernamental tiene la responsabilidad en última instancia de asegurar la seguridad y de proteger esos laboratorios de alta contención. Sin embargo, la GAO señala que tiene lugar una considerable expansión de la cantidad de laboratorios BSL tanto en EE.UU. como en el extranjero pero que se desconoce la dimensión de esa expansión. (“Gérmenes, bichito y Secretos: la proliferación silenciosa de biolaboratorios en EE.UU.” Audiencia ante el Subcomité sobre Supervisión e Investigaciones del Comité de Energía y Comercio del Congreso, Cámara de Representantes de EE.UU. 4 de octubre de 2007, Serial No. 110-70, pp. 1-2)

Las audiencias revelaron que nadie “en el gobierno federal llega a saber con seguridad cuántos de estos laboratorios existen en EE.UU., mucho menos qué investigación realizan o si son salvos y seguros.” Ni “protegidas” ni “seguras” esas instalaciones son, sin embargo, altamente lucrativas.

Sólo en 2007, se informó sobre unos 100 “incidentes” de ese tipo; sin embargo, “hay indicios de que la cantidad real de incidentes podría ser mucho más elevada,” según el representante Stupak. Las líneas directivas para las informaciones son tan permisivas que patógenos peligrosos como hantavirus, SARS y la fiebre del dengue no “están en la lista de agentes seleccionados” ni se requiere que “el robo, la pérdida o la liberación de esos agentes… sea informada a funcionarios federales.”

Según Edward Hammond, director del ahora difundo Proyecto Sunshine, unas 20.000 personas que trabajan en más de 400 sitios en EE.UU. realizan investigación sobre organismos que pueden ser utilizados como bioarmas. Eso representa un aumento multiplicado por diez en el empleo en semejantes instalaciones desde los ataques con ántrax de 2001.

Utilizando la Ley de Libertad de la Información para obtener datos del gobierno federal, Hammond obtuvo antecedentes de una serie de comités de bioseguridad universitarios. Lo que descubrió fue inquietante para decir lo menos. Plaga, ántrax, fiebre de las Montañas Rocosas, tularemia, brucelosis y fiebre Q; son algunos de los patógenos letales que han escapado a la contención debido a malas prácticas de seguridad y que llevaron a enfermedades accidentales de trabajadores de los laboratorios.

Los científicos han advertido durante años que mientras más gente manipula esas sustancias tóxicas, mayor será la probabilidad de que sucedan desgracias. Entre los incidentes más conocidos, Hammond informó sobre los siguientes:

* Texas A&M University: Trabajadores fueron expuestos a la fiebre Q cuando escapó a la contención;
* Universidad de Nuevo México: un trabajador fue pinchado por una aguja cargada con ántrax mientras a otro lo clavaron con una jeringa llena de un microbio no revelado, genéticamente modificado;
* Medical Center de la Universidad de Ohio: trabajadores fueron expuestos a coccidioidomicosis;
* Universidad de Chicago: un pinchazo con una jeringa de un trabajador de un laboratorio con una sustancia no revelada que requería fuerte contención, con gran probabilidad ántrax o plaga;
* Universidad de California en Berkeley: trabajadores manipularon sin contención la fiebre de las Montañas Rocosas, transmitida por el aire. Había sido etiquetada por error como “inofensiva.”

Más recientemente, Global Security Newswire informó en junio que en el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EE.UU. (USAMRIID) en Fort Detrick, Md., “encontraron casi 10.000 frascos más de patógenos potencialmente letales que los que se sabía que estaban almacenados en el lugar.”

Afirmando que hay “múltiples niveles de seguridad,” el comandante adjunto de Ft. Detrick coronel Mark Kortepeter dijo que era “extremadamente improbable” que alguna de las muestras del centro hayan sido sacadas de contrabando. “Improbable,” pero no imposible.

Entre las 9.200 muestras adicionales descubiertas durante el inventario había “agentes bacterianos que causan plaga, ántrax y tularemia; bichito equina venezolana, oriental y occidental; bichito de la fiebre del Valle del Rift (FVR); bichito Junín; bichito Ébola, y neurotoxinas botulínicas.” ¡Y hablan de una “cultura de la seguridad”!

Si alguno de esos patógenos escapara o lo “desaparecieran,” podría ser transformado en un arma apocalíptica.

Genes de diseño, armas de diseño

En “Emerging Technologies: Genetic Engineering and Biological Weapons,” el investigador Edward Hammond describió cómo “la ingeniería genética puede contribuir de muchas maneras a programas de bioarmas ofensivas. Mediante la manipulación genética, agentes de bioguerra clásica como ser ántrax o plaga pueden ser convertidos en armas más eficientes. Las barreras de acceso a agentes como viruela, Ébola o gripe española están siendo bajadas por técnicas genéticas y genómicas.”

La investigación del ADN recombinante, que ya no pertenece al campo de la ciencia ficción, está siendo explotada por emprendedores especuladores corporativos con intenciones decididamente siniestras. Hammond escribe que aunque “el acceso a bichito y cepas altamente virulentos es cada vez más regulado y restringido,” cuando se trata de toxinas letales como el bichito de la viruela (erradicado de los laboratorios hace más de 20 años… es sólo cuestión de tiempo antes de que se posibilite la síntesis artificial de agentes o combinaciones de agentes.”

La evidencia disponible sugiere que un tal trabajo, alarmantemente, avanza a un ritmo rápido.

En 2002, un equipo de investigación de la Universidad de Nueva York en Stony Brook sintetizó el poliovirus. Hammond escribe que “los investigadores construyeron el poliovirus ‘partiendo de cero’ mediante la síntesis química. Comenzando por la secuencia genética del agente, que está disponible en línea, los investigadores sintetizaron secuencias del bichito en el laboratorio y pidieron otras secuencias de ADN hechas a pedido a una fuente comercial. Entonces las combinaron para formar todo el genoma del polio. En un último paso, la secuencia de ADN fue activada agregando un cóctel químico que inició la producción de un bichito patogénico viviente. El experimento fue financiado por DARPA, la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa de EE.UU.”

Aunque el poliovirus no es “muy adecuado” como bioarma, “el experimento ilustra posibilidades que generan verdaderos problemas si técnicas similares llegaran a ser aplicables a agentes como la viruela.” Hammond asegura que en 2002 “una técnica semejante fue demostrada.” Por cierto, “las secuencias completas de por lo menos dos variedades diferentes de viruela se encuentran en Internet, y últimamente ha sido lanzado un nuevo sitio en Internet dedicado a secuencias genómicas de bichito que produce la viruela.”

De modo tan amedrentador como el potencial como bioarma de una viruela genéticamente modificada, investigadores de EE.UU., dirigidos por un patólogo del Pentágono, “comenzaron recientemente a reconstruir genéticamente” la peligrosa variedad de influenza responsable por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo de 1918-1919. “En un experimento,” nos informa Hammond, “un bichito parcialmente reconstruido de 1918 mató ratones, mientras bichito construidos con genes de un bichito de gripe contemporáneo apenas tuvo algún efecto.” Durante el estallido de 1918-1919 murieron unos 40 millones de personas en la esa época en el 2020 de la que yo le hablo global.

Hammond informa que una muestra de tejido pulmonar de un soldado de 21 años que murió en 1918 en Ft. Jackson en Carolina del Sur “produjo lo que buscaban los investigadores del Ejército: muestras intactas de RNA viral que pudieran ser analizadas y secuenciadas. En una primera publicación en 1997, fueron revelados nueve breves fragmentos de RNA viral de la gripe española. Debido a la burda preparación del tejido en 1918, no se recuperaron secuencias de bichito vivo o de RNA viral completo.”

Pero lejos de inhibir a los investigadores del Pentágono, los propugnadores de la bioguerra saltaron de alegría cuando científicos del Ejército recuperaron muestras intactas de RNA viral que fueron subsiguientemente despedazadas y analizadas. En 2002, según Hammond, “cuatro de los ocho segmentos de RNA viral habían sido completamente secuenciados, incluidos los dos segmentos que son considerados como de mayor importancia para la virulencia del bichito.”

Esto conduce a un desasosegado sentimiento de que tal vez el actual estallido de la variedad H1N1 de gripe porcina podría ser el resultado de algún experimento demencial que salió mal. Adrian Gibbs, destacado científico australiano quien colaboró con investigación que condujo al desarrollo del medicamento Tamiflu, dijo a Bloomberg News “la nueva variedad puede haberse desarrollado accidentalmente en bemoles utilizados por los científicos para cultivar bichito y por los fabricantes de medicamentos para producir banderillas. Gibbs dice que llegó a su conclusión como parte de un esfuerzo de rastrear los orígenes del bichito analizando su diseño genético.”

“Mientras antes lleguemos a comprender de dónde provino, más seguras se harán las cosas,” dijo Gibbs a Bloomberg. “Podría ser un error que ocurrió en una instalación de producción de banderilla o el bichito podría haber saltado de un cerdo a otro mamífero o a un pájaro antes de llegar a los humanos, dijo.”

Gibbs no es ningún chalado y sus afirmaciones, por lo menos inicialmente, fueron tomadas en serio por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Kenji Fukada, director general adjunto de seguridad sanitaria y del medio ambiente de la OMS dijo que la agencia está estudiando el informe de Gibbs. Por otra parte, el Centro Estadounidense de Control de Enfermedad en Atlanta descartó sus resultados, y decidió que “no existe evidencia” que apoye las conclusiones del científico.

Su investigación es considerada verosímil y el científico dijo que su análisis es apoyado por otros investigadores, incluyendo a Richard Webby, virólogo en St. Jude Children’s Research Hospital en Memphis quien estableció que “la nueva variedad es el producto de dos cepas diferentes de influenza que han circulado entre los cerdos en Norteamérica y Europa durante más de una década.”

Gibbs dijo a la publicación financiera que no veía evidencia de que “el bichito derivado de los cerdos haya sido un producto deliberado, hecho por el hombre.” El investigador dijo: “No pienso que pueda ser una cosa maligna. Es mucho más probable que alguna cosa al azar haya juntado esos dos bichito.”

Fukada dijo posteriormente que la proposición de Gibbs “no corresponde a la evidencia.” El funcionario de la OMS dijo que la organización tendrá que estudiar el artículo de investigación de Gibbs cuando sea publicado, pero indicó que “es poco probable que cambie las conclusiones de los expertos.”

Puede que Gibbs se equivoque y que sus resultados sean relegados a las afirmaciones hipotéticas. Habiendo dicho eso, sin embargo, no se puede descartar fácilmente el peligro de que H1N1 o algún derivado pueda ser armamentizado.

Por cierto el Journal of the Royal Society of Medicine se alarmó tanto por la perspectiva que comentó en 2003: “Las posibilidad para la transmisión [de la influenza] mediante ingeniería genética o por aerosoles sugiere un enorme potencial para el bioterrorismo.” Inexpresada, por cierto, quedó la mayor amenaza planteada por semejante investigación oculta, o sea el terrorismo de Estado, o más específicamente, el terrorismo de Estado estadounidense.

Tom Burghardt es colaborador frecuente de Global Research.

America's Expansive Bioweapons Industrial Complex

http://www.rebelion.org/noticias/mu...jo-industrial-de-las-bioarmas-de-ee.uu.-89563
 
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ERB

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La guerra y el PIB

En plena segunda guerra mundial el PIB de los aliados creció de una manera brutal. En el caso de EEUU en 1944 la tasa de desempleo era sólo del 1.4%, la más baja de su historia. Así que muchos se preguntarán ¿No habrá tentaciones de arreglar la actual crisis económica mediante un conflicto bélico?

La idea básica de esta teoría viene a ser que la preparación de una guerra requiere gran inversión pública. Por ejemplo, se necesitan más soldados los cuales a su vez necesitan botas, alimentos, transporte, medicinas, etc. ésto a su vez generará mucho negocio en los sectores relacionadas con la fabricación y comercialización de estos productos que debido al repentino incremento de la demanda se verían obligados a contratar personal extra y así comenzaríamos un ciclo virtuoso que empujaría la economía del país. Por otro lado, si además la guerra se celebra en un escenario lejano la gente se animaría a consumir más ya que el miedo a la recesión y pérdida de trabajo desaparece.

Mucho se ha debatido en la historia sobre este tema y no creo que pueda aportar nada nuevo, así que veamos que nos cuenta el clásico libro de economía “Economía en una lección” de Henry Hazlitt y publicado en 1946, poco después del final de la segunda guerra mundial.

Supongamos que un golfillo lanza una piedra contra el escaparate de una panadería. El panadero aparece furioso en el portal, pero el pilluelo ha desaparecido. Empiezan a acudir curiosos, que contemplan con mal disimulada satisfacción los desperfectos causados y los trozos de vidrio sembrados sobre el pan y las golosinas. Pasado un rato, la gente comienza a reflexionar y algunos comentan entre sí o con el panadero, que después de todo la desgracia tiene también su lado bueno: ha de reportar beneficio a algún cristalero.

Al meditar de tal suerte elaboran otras conjeturas. ¿Cuánto cuesta una nueva luna? ¿Cincuenta dólares? Desde luego es una cifra importante, pero al fin y al cabo, si los escaparates no se rompieran nunca, ¿qué harían los cristaleros? Por tales cauces la multitud se dispara. El vidriero tendrá cincuenta dólares más para gastar en las tiendas de otros comerciantes, quienes, a su vez, también incrementarán sus adquisiciones en otros establecimientos, y la cosa seguirá hasta el infinito. El escaparate roto irá engendrando trabajo y riqueza en artículos cada vez más amplios. La lógica conclusión sería, si las gentes llegasen a deducirla, que el golfillo que arrojó la piedra, lejos de constituir díscola amenaza, convertiríase en un auténtico filántropo.

Pero sigamos adelante y examinemos el asunto desde otro punto de vista. Los que presenciaron el suceso tenían, al menos en su primera conclusión, completa razón. Este pequeño acto de vandalismo significa, en principio, beneficios para algún cristalero, quien recibirá la noticia con satisfacción análoga a la del dueño de una funeraria que sabe de una defunción. Pero el panadero habrá de desprenderse de cincuenta dólares que destinaba a adquirir un traje nuevo. Al tener que reponer la luna se verá obligado a prescindir del traje o de alguna necesidad o lujo equivalente. En lugar de una luna y cincuenta dólares sólo dispondrá de la primera o bien, en lugar de la luna y el traje que pensaba comprar aquella misma tarde, habrá de contentarse con el vidrio y renunciar al traje. La comunidad, como conjunto, habrá perdido un traje que de otra forma hubiera podido disfrutar; su pobreza se verá incrementada justamente en el correspondiente valor.

En una palabra, lo que gana el cristalero lo pierde el sastre. No ha habido, pues, nueva oportunidad de «empleo». La gente sólo consideraba dos partes de la transacción: el panadero y el cristalero; olvidaba una tercera parte, potencialmente interesada: el sastre. Este olvido se explica por la ausencia del sastre de la escena. El público verá reparado el escaparate al día siguiente, pero nunca podrá ver el traje extra, precisamente porque no llegó a existir. Sólo advierten tales espectadores aquello que tienen delante de los ojos.
Como bien concluye ese capítulo, la necesidad no es demanda, la verdadera demanda económica requiere no sólo necesidad, sino también poder de compra, por más que nos empeñemos o se empeñen en ello.

El dinero extra gastado en la guerra o en la ventana rota es dinero que no se gastará en otras cosas y proviene de una combinación de los siguientes factores::

1. Incremento de impuestos (Subida de precios en el caso del sastre)
2. Menor gasto en otras áreas (Menor inversión del sastre)
3. Incremento de la deuda

Como podéis imaginar, a largo plazo, ninguno de estos tres puntos, por muy bien que los mezclemos tiende a contribuir hacia un crecimiento económico saludable. Lo cual no quiere decir que ciertos sectores si se beneficien, pero el país en general no lo hace.

La guerra y el PIB El blog del Euribor: Economia para todos
 

ERB

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Política de guerra permanente

Contrariamente a lo que predican analistas y modernos sacerdotes pacifistas del sistema, el ideario de realización de la civilización imperial capitalista no se basa en la búsqueda de la (idílica) “paz social”, sino en la búsqueda de la (pragmática) guerra militar como factor primario de dominación y control a escala global. El capitalismo solo hace la “paz” cuando tiene ganada la guerra.

Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
Informe especial

La “paz social” (substancia matriz del “sistema democrático” de dominio vigente) no surge a priori como un objetivo, sino como un resultante exitoso del control militar sobre las resistencias sociales que el sistema capitalista establece para mantener sus estrategias de explotación del hombre por el hombre y de concentración de riqueza en pocas manos.

“Hacer el amor y no la guerra”, es un mito pacifista que se subvierte dentro de la necesidad histórica del sistema capitalista de lanzar guerras militares permanentes como método de conquista y apropiación primaria de mercados y de materias primas para el sostenimiento de su estructura económica productiva imperial.

El sistema capitalista (producto histórico de la dominación del hombre por el hombre) no se alimenta de la paz sino de la guerra concebida como el primer escalón de las políticas y estrategias de dominación (sustento de la explotación económica) a escala global.

Es más, los propios procesos históricos ya incorporaron la “economía de guerra” (emergente de la industria de la guerra) como un segmento clave de la economía capitalista que en caso de colapsar arrastraría consigo a todo el sistema a escala global.

La guerra y el dominio

La historia de la humanidad, es la historia de la conquista y de la dominación del hombre por el hombre en distintas etapas y grados de evolución transformacional que transcurren de lo simple a lo complejo.

El control del oponente es la base del dominio, a nivel del hombre y su entorno primero, y de los sistemas (políticos, económicos y sociales) que rigen las sociedades, después.

Cuando el primer hombre primitivo controló y dominó por medio de la fuerza a otro, estaba estableciendo el principio de la dominación del hombre por el hombre que rigió el desarrollo de todas las civilizaciones imperialistas conocidas hasta ahora, y cuya máxima expresión de desarrollo estratégico se da con el sistema capitalista.

La búsqueda del control y del dominio, a su vez, definen el carácter imperialista de las distintas civilizaciones (incluida la capitalista) que fueron marcando la evolución y el trazado de la historia humana a partir del dominio hegemónico.

Las distintas “civilizaciones” a lo largo de la historia no fueron producto de la libre creación del espíritu y de la mente humana, sino un emergente de estrategias y políticas orientadas a la conquista (militar, económica, política y social) de las clases más poderosas sobre los estamentos más débiles de la población humana.

La guerra, el uso y el control del poder militar, la capacidad de destrucción masiva, fue el factor primario que posibilitó (por medio de la conquistas) que grupos reducidos de individuos (las “clases dominantes”) impusieran su voluntad sobre las mayorías y las condenaran a la servidumbre y el esclavismo.

Desde la antigüedad, pasando por Grecia y Roma hasta el “sistema capitalista”, las guerras fueron herramientas estratégicas (claves) para la construcción de los distintos sistemas de dominio basados en el control masivo de poblaciones para concentrar (por medio de la explotación del trabajo social) poder y riquezas económicas.

Históricamente, los “ricos” (la concentración del poder económico) no nacieron de un repollo, sino que son el emergente evolutivo y transformacional de un sistema de dominio del hombre por el hombre (el control y el dominio sobre los “pobres”) que descansa en última instancia en la concentración del poder militar y en la capacidad para hacer la guerra.

Si EEUU no contara con la maquinaria nuclear militar del Pentágono, cinco flotas (aviones, barcos y submarinos) con poder nuclear y 800 bases militares distribuidas por todo el planeta con capacidad de destruir varias veces la tierra, su poderío imperial económico financiero no hubiera podido existir.

El dólar no es la “moneda patrón” del sistema capitalista por méritos propios, sino porque detrás suyo se encolumna el poderío nuclear militar de EEUU que oficia de gendarme armado para el sostén del sistema.

En un escenario siempre mutante y constante, las guerras (imperiales) evolucionaron de la colonización militar a la colonización de cerebros, sin perder su objetivo primario de conquistar y controlar para dominar.

Por eso la dinámica funcional de la historia humana (en todos sus estadios) se rige por las estrategias de control y dominación desarrolladas por medio de las guerras imperiales.

Y contrariamente a lo que predican los modernos “pacifistas” a ultranza, las guerras no se hacen para dar de baja de la suscripción de la vida sino que se hacen para controlar y dominar. Las masacres militares no son un objetivo a priori, sino un resultante del objetivo a priori de la búsqueda del control y del dominio militar.

O sea que, en primer lugar, y según lo que surge como comprobación fáctica y estadística de cualquier estudio estratégico, las guerras imperiales no se hacen para dar de baja de la suscripción de la vida, sino para controlar y dominar.

En segundo lugar, la destrucción material y los genocidios humanos que producen las guerras (de conquista imperial) vienen como consecuencia de la búsqueda de control y dominio sobre un oponente que resiste, y no al revés.

Por lo tanto, las guerras (de conquista imperial) no se planifican para dar de baja de la suscripción de la vida, sino para apoderarse de un objetivo estratégico siguiendo la motivación imperialista central de controlar para dominar, y su concepto de aplicación va desde territorios hasta sociedades y hombres.

Toda acción de dominación del hombre por el hombre (implícita en la guerra de conquista imperial) se rige por un axioma estratégico: para dominar, primero hay que controlar por medio de la guerra.

El que planea una guerra de conquista no lo hace para destruir, sino que lo hace con un objetivo estratégico de controlar y dominar blancos de apoderamiento trazados de antemano, sean territorios (guerra militar), recursos económicos y mercados (guerra económica), países y sociedades (guerra social), o mentes (guerra psicológica).

Al contrario de lo que cree la mayoría, el resultado exitoso de las guerras no se mide por la destrucción militar, sino por la consecución de los objetivos con el menor costo de destrucción física o de vidas humanas.

Vale como ejemplo la operación militar Plomo Sólido que Israel lanzó sobre Gaza, en enero pasado, que fue lanzada para controlar y/o exterminar a Hamás, pero terminó en una derrota y en un fracaso internacional para el estado judío por la masacre de civiles inocentes y la destrucción de infraestructura en la que derivó.

La guerra por otras vías


Desde la prehistoria hasta la actualidad, todas las civilizaciones dominantes se valieron de la guerra imperialista para controlar y dominar:

A) Territorios (conquista territorial) = Control político

B) Recursos naturales (conquista de recursos) = Control económico

C) Sociedades (conquista de las sociedades) = Control social

D) Individuos (conquista de las mentes) = Control ideológico

Los imperios antiguos (Grecia, Roma) sólo habían llegado a la conquista territorial (guerra militar) y a la conquista de recursos (guerra económica), y apenas habían tocado el primer estadio de la guerra social (conquista de la sociedad), imponiendo sus idiomas o sus creencias religiosas en los territorios conquistados (caso del latín con Roma, o caso de la religión católica con los imperios de la Edad Media).

Con el Imperio del sistema capitalista, la guerra por el dominio y el control completa el ciclo evolutivo con la guerra social (conquista de las sociedades) y la guerra psicológica (conquista de las mentes).

Esta instancia de guerra por el control y el dominio de las sociedades y de las mentes, se posibilita por el advenimiento de la Revolución Industrial en el siglo XIX, que luego condujo a la Revolución Tecnológica e Informática del siglo XX.

Es decir que la guerra por el dominio y control de las sociedades y de las mentes, sólo se produjo a partir de la interacción funcional de la tecnología mediática (medios de comunicación) y de la informática (electrónica y computación) orientada a un objetivo de control y dominio mediante una estrategia comunicacional.

Esos tres factores (medios de comunicación, electrónica y computación, y estrategias comunicacionales) posibilitaron que la guerra por el control y el dominio imperial capitalista tocara su máximo estadio de desarrollo estratégico: la Guerra de Cuarta Generación.

Porqué el capitalismo no puede prescindir de la guerra militar

El desarrollo tecnológico e informático, la globalización del mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública mundial, convirtieron a la Guerra Psicológica mediática en el arma estratégica dominante de la 4GW (Guerra de Cuarta Generación), a la que se agrega una variante “contraterrorista” tras los ataques explosivos del 11-S en EEUU.

De esta manera, y a partir del 11-S norteamericano, la “Guerra Psicológica” (con su variante la “Guerra Contraterrorista”) conforma la columna vertebral estratégica de la Guerra de Cuarta Generación, con los Medios de Comunicación convertidos en los nuevos ejércitos de conquista.

La Guerra Psicológica define el estadio superior de las estrategias de control y dominación ensayadas hasta ahora por los sistemas imperialistas (dominación del hombre por el hombre) que se fueron sucediendo hasta llegar al sistema capitalista.

¿Y porqué en este estadio avanzado del control social sin el uso de las armas el capitalismo no puede prescindir del uso de la guerra militar?

Por tres razones precisas que la justifican:

A) Las guerras y los conflictos militares alimentan a los complejos militares y la industria bélica (con facturación billonaria) constituida en la pata complementaria de la rentabilidad capitalista trasnacional.

B) Los conflictos intercapitalistas por petróleo y recursos estratégicos esenciales para la supervivencia futura de la potencias sólo se resuelven en última instancia (y a nivel de desenlace) por la guerra militar.

C) Solamente el aparato y el arsenal militar nuclear garantizan efectivamente la supervivencia del Estado imperial y de las potencias centrales, que sin la supremacía del poder militar serían engullidos y destruidos por el resto de los países que integran el sistema a nivel planetario.

Esta realidad fáctica, entre una multiplicidad de factores interactivos, explica porqué el capitalismo (hasta su desaparición) está centralmente determinado por la guerra militar como factor primario de dominio y de preservación de su sistema económico de explotación del hombre por el hombre.

En este escenario, marcado por la ley y las contradicciones de su propia supervivencia, el sistema capitalista está condenado a vivir en la “guerra permanente”, y, consecuentemente solo hay “paz” en el microchip instalado en el cerebro de los colonizados mediáticos que alimentan la rueda del dominio sin el uso de las armas.

IAR Noticias / El factor primario: Porqué el capitalismo hace la guerra y no el amor
 

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El grandioso tablero de ajedrez y los usureros de la guerra

Peter Dale Scott
Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


-En los asuntos del gobierno, debemos protegernos de la indebida influencia, solicitada o no, de este Complejo Militar-Industrial. Existe el potencial para el desastroso crecimiento de un poder extraviado de este complejo. No podemos permitir que el peso de esta combinación amenace las libertades de nuestro proceso democrático. No debemos confiar en nada. Sólo una ciudadanía alerta e informada puede enfrentarse al engranaje de la vasta maquinaria militar-industrial de forma que la seguridad del país y sus libertades puedan prosperar juntas.

Dwight David Eisenhower,"Military-Industrial Complex Speech," 1961, [1]

“Mi observación es que el impacto de elecciones nacionales en el clima de los negocios para SAIC ha sido mínimo. El énfasis en dónde ocurre el gasto federal usualmente cambia, pero el gasto federal total nunca disminuye. SAIC siempre siguió creciendo a pesar de cambios en la dirigencia política en Washington.” Ex administrador de SAIC, citado en Donald L. Barlett y James B. Steele: "Washington's $8 Billion Shadow." Vanity Fair, marzo de 2007[2]

“Hacemos la doctrina militar estadounidense” Ed Soyster, MPRI [3]

El mito del grandioso tablero de ajedrez: la geopolítica y la locura imperial de grandeza

En “The Road to 9/11” resumí la dialéctica de las sociedades abiertas: cómo expanden con su energía, llevando a un nivel más elevado de corporaciones y agencias más secretas, que terminan por debilitar a su país de origen mediante guerras innecesarias y agobiadoras. [4] No soy el único en ver a EE.UU. en las etapas finales de ese proceso, que desde el Renacimiento ha abatido a España. Holanda y Gran Bretaña.

Gran parte de lo que escribí resumió los pensamientos de escritores que me precedieron como Paul Kennedy y Kevin Phillips. Pero hay un aspecto de la maldición de la expansión que no subrayé suficientemente: cómo la dominación crea ilusiones megalómanas de control insuperable y cómo a su vez esa ilusión es cristalizada en una ideología prevaleciente de dominación. Me sorprende que tan pocos, hasta ahora, hayan señalado que desde el punto de vista público esas ideologías son ilusorias, tal vez incluso demenciales. En este ensayo argumentaré, sin embargo, que lo que parece demencial desde un punto de vista público tiene sentido desde la perspectiva más estrecha de aquellos que se benefician con la provisión de violencia e inteligencia privada empresarial.

La ideología de la dominación fue expresada en el caso de los gobernantes británicos por Sir Halford Mackinder en 1919: “Quien gobierna Europa Oriental domina el Corazón del Territorio; Quien domina el corazón del territorio gobierna la Isla Mundo; Quien domina la Isla Mundo gobierna el Mundo.” [5] Esta frase, aunque expresada después que el poder de Gran Bretaña ya había comenzado a declinar, articuló con exactitud las ansiedades de los planificadores imperiales que se vieron jugando “el Gran Juego”, y quienes por lo tanto sacrificaron en 1809 todo un ejército británico de doce mil hombres en las tierras salvajes de Afganistán.

Expandida por Karl Haushofer y otros alemanes en la supuesta “ciencia” de la geopolítica, esta doctrina ayudó a inspirar el desastroso “Drang nach Osten” ["Afán de ir hacia el este"], que terminó rápidamente con las esperanzas militares del Tercer Reich nancy. Se podría haber pensado que a estas alturas las lecciones de Napoleón e Hitler hubieran eclipsado todas las ilusiones de que cualquier potencia pudiera dominar por sí sola la “Isla Mundo,” y mucho menos el mundo.

Kissinger, por lo pronto, parece haber aprendido esa lección, cuando escribió que: “Al decir geopolítica, quiero decir un enfoque que presta atención a los requerimientos del equilibrio.” [6] Pero (en gran parte por su compromiso con el equilibrio en el orden mundial) Kissinger fue pasado por alto por los eventos a mediados de los años setenta, llevando al triunfo del modo de pensar de la dominación global, como lo expresaron pensadores como Zbigniew Brzezinski.[7]

El propio Brzezinski ha reconocido cómo sus infundadas maquinaciones en Afganistán en 1978-1979 produjeron las reacciones de al-Qaeda y del terrorismo yihadista. Al preguntársele en 1998 si lamentaba su aventurerismo, Brzezinski respondió:

“¿Lamentado qué? La operación secreta fue una excelente idea. Atrajo a los rusos a la trampa afgana ¿y quiere que lo lamente? El día en el que los soviéticos cruzaron oficialmente la frontera, escribí al presidente Carter diciendo, en esencia: ‘Ahora tenemos la oportunidad de dar a la URSS su Guerra de Vietnam.’”

Nouvel Observateur: “¿Y tampoco lamenta haber apoyado el fundamentalismo islámico, que ha dado armas y orientación a futuros terroristas?”

Brzezinski: “¿Qué es más importante en la historia del mundo? ¿Los talibanes o el colapso del imperio soviético? ¿Algunos fieles a la religión del amor agitados o la liberación de Europa Central y el fin de la Guerra Fría?”

Cuando le preguntaron si el fundamentalismo islámico representa una amenaza mundial, Brzezinski respondió

“¡Tonterías!” [8]

De alguna manera, el Brzezinski posterior a Afganistán se ha hecho más moderado en sus expectativas para el poder de EE.UU.: Notablemente advirtió contra la Guerra del Golfo en 1990 y también contra la agitación del vicepresidente Cheney, mientras éste ocupaba su puesto, a favor de algún tipo de ataque preventivo contra Irán. Pero nunca ha retractado la retórica Mackinderita de su libro de 1997 “The Grand Chessboard,” que resucita la ilusión de “controlar” la región vital eurasiática:

Por primera vez en la historia, una potencia no-eurasiática ha emergido no sólo como árbitro esencial de las relaciones de poder eurasiáticas sino también como la potencia suprema del mundo. La derrota y el colapso de la Unión Soviética fue el paso final en la rápida superioridad de una potencia del Hemisferio Occidental, EE.UU., como la única y, por cierto, la primera potencia verdaderamente global.” (p. xiii)

“Para EE.UU., el principal premio geopolítico es Eurasia… Ahora una potencia no-eurasiática predomina en Eurasia, y la superioridad global de EE.UU. depende directamente de durante cuánto tiempo y con cuánta efectividad sostiene su preponderancia en el continente Eurasiático.” (p.30)

“Para decirlo en una terminología que evoca la era más brutal de los antiguos imperios, los tres grandes imperativos de la geoestrategia imperial son: impedir la colusión y mantener la dependencia de la seguridad entre los vasallos, mantener dóciles y protegidos a los Estados tributarios, y evitar que los bárbaros se unan.” (p.40) [9]

Este tipo de modo de hablar temerario no se limita a Brzezinski. Su llamado a la dominación unilateral se hizo eco del borrador de la DPG (Guía de Planificación de la Defensa) de 1992, preparada para el secretario de defensa Cheney por los neoconservadores Paul Wolfowitz y Lewis "Scooter" Libby: “Debemos mantener los mecanismos para disuadir a potenciales competidores de llegar a aspirar a un papel regional o global más amplio.” [10]. Es repetido también en el Estudio PNAC [Proyecto para el Nuevo Siglo Americano] de 2000:

"Rebuilding America’s Defenses" [Reconstruyendo las defensas de EE.UU.] y en la Estrategia de Seguridad Nacional de Bush-Cheney de septiembre de 2002 (NSS 2002). [11] Y es resumido por el megalómano documento estratégico del JCS [Estado Mayor Conjunto] Joint Vision 2020, “La dominación de espectro completo significa la capacidad de las fuerzas de EE.UU., operando solas o con aliados, de derrotar a cualquier adversario y de controlar cualquier situación a través de toda la gama de las operaciones militares.” [12]

Una retórica tan exagerada pierde contacto con la realidad, es peligrosamente engañosa, e incluso posiblemente insana. Sin embargo es útil, incluso vital, para aquellas corporaciones que se han acostumbrado a beneficiarse con la Guerra Fría, y que enfrentaban profundos recortes en los gastos de defensa e inteligencia de EE.UU. en los primeros años después del colapso de la Unión Soviética. Se les suman otros grupos (mencionados a continuación) que también tienen interés en preservar el modo de pensar de dominación en Washington. Incluyen a los nuevos proveedores de servicios militares privatizados, o lo que puede ser llamado violencia empresarial, en respuesta a los recortes del presupuesto de la defensa.

El verdadero grandioso tablero de ajedrez: los que se benefician con la violencia continua

La engañosa pomposidad de la retórica de Brzezinski es inherente sobre todo en la falsa metáfora del título de su libro. Los “vasallos” no son piezas de ajedrez que se mueven sin esfuerzo con una sola mano. Son seres humanos con mentes propias; y entre los seres humanos es seguro que un exceso injusto de poder provoque no sólo resentimiento sino una resistencia exitosa en última instancia. Esto se puede ver fácilmente en Asia, desde la evolución del sentimiento anti-estadounidense en Irán a Hizb-ut-Tahrir (HT) en Asia Central: aunque todavía aparentemente no-violento, la retórica de HT es ahora cada vez más agresivamente anti-estadounidense. [13]

La noción de un solo jugador de ajedrez es igualmente falsa, especialmente en Asia Central, donde Estados dominantes (EE.UU., Rusia y China) y Estados locales son todos débiles por igual. Allí las corporaciones multinacionales como BP y Exxon son grandes protagonistas. En países como Kazajstán y Azerbaiyán dejan enanos al poder estatal local y también a la presencia gubernamental de EE.UU., sea oficial o encubierta. Los verdaderos poderes locales tienden a ser dos, en cuyo control los gobiernos se muestran notoriamente ineptos: primero, los “fieles a la religión del amor agitados” que Brzezinski ridiculiza insensatamente, y segundo, el tráfico ilícito, sobre todo el narcotráfico. [14]

En última instancia, sin embargo, Brzezinski no es inhibido por su metáfora ajedrecística. El objetivo de un juego de ajedrez es ganar. El objetivo de Brzezinski es bastante diferente: ejercer permanentes restricciones sobre el poder de China y sobre todo de Rusia. Por lo tanto se ha opuesto sensatamente a acciones desestabilizadoras como un ataque occidental contra Irán, mientras apoya la permanente contención de Rusia con un cerco de bases y oleoductos occidentales. (En 1995 Brzezinski voló a Azerbaiyán y ayudó a negociar el oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan que une a Azerbaiyán con Turquía.) [15]

Como he argumentado en otro sitio, Brzezinski (aunque sin duda piensa él mismo en términos de estrategia) promueve por lo tanto una política que corresponde fuertemente a las necesidades de la industria petrolera y sus patrocinadores. Estos últimos incluyen a sus patrones, los Rockefeller, quienes primero lo lanzaron a la prominencia nacional. [16]

En marzo de 2001, los principales grandes del petróleo (Exxon Mobil, Chevron, Conoco, y Shell) tuvieron su oportunidad para diseñar las estrategias energéticas del nuevo gobierno, incluida la política en Oriente Próximo, al participar en secreto en la Fuerza de Tareas de Energía del vicepresidente Cheney. [17] La Fuerza de Tareas, supimos más tarde, desarrolló un mapa de los campos petrolíferos de Iraq, dividiendo el sudoeste en nueve “Bloques de Exploración.” Un mes antes, un documento del Consejo de Seguridad Nacional de Bush había señalado que la Fuerza de Tareas de Cheney consideraría “acciones relacionadas con la captura de nuevos y existentes campos de petróleo y gas.” [18] Anteriormente, las compañías petroleras habían participado en una fuerza de tareas no-gubernamental que pidió “un inmediato estudio político sobre Iraq incluyendo evaluaciones militares, energéticas, económicas y político/diplomáticas.” [19]

Desde luego, las compañías petroleras no estaban solas en la presión por una acción militar contra Iraq. Después del 11-S, Rumsfeld, Wolfowitz, y Douglas Feith establecieron la neoconservadora Oficina de Planes Especiales (OSP) del Pentágono, que pronto “rivalizó tanto con la CIA como con la propia Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA) del Pentágono, como la principal fuente de inteligencia del presidente Bush sobre la posible posesión de armas de destrucción masiva y la conexión con al-Qaeda de Iraq.” [20] La influencia neoconservadora en el gobierno, apoyada por Lewis Libby en la oficina del vicepresidente Cheney, triunfó sobre el escepticismo de la CIA y la DIA: esas dos falsas acusaciones contra Sadam Hussein, o lo que un crítico llamó “inteligencia basada en la fe,” se convirtieron brevemente en la ideología oficial de EE.UU. Algunos, notablemente Dick Cheney, nunca se han retractado.

Muchos periodistas se mostraron ansiosos de promover las doctrinas de la OSP: Judith Miller del New York Times escribió una serie de artículos sobre las armas de destrucción masiva de Sadam, basándose, como la propia OSP, en la propaganda del exiliado iraquí Ahmed Chalabi.[21] La colaboradora en el libro de Miller, Laurie Mylroie, fue aún más lejos, al argüir que “Sadam no estuvo sólo detrás del ataque de 1993 contra el Trade Center, sino también de cada incidente terrorista anti-estadounidense de la década pasada, de los atentados contra las embajadas de EE.UU. en Kenia y Tanzania, a la demolición del edificio federal en Oklahoma City, al propio 11 de septiembre.” [22] Muchos de esos propugnadores, notablemente Feith, Libby, y Mylroie, tenían vínculos con Israel, que tenía tantos motivos como cualquier compañía petrolera para desear que ejércitos de EE.UU. se establecieran en Asia Central. [23]

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Peter Dale Scott, ex diplomático canadiense y profesor de inglés en la Universidad de California, Berkeley, es poeta, escritor, e investigador. Sus libros más recientes en prosa son: “The Road to 9/11” (2007) y la nueva edición expandida de “War Conspiracy” (2008). Su nuevo libro de poemas (incluyendo poemas políticos) es

“Mosaic Orpheus,” de M***ll-Queen's University Press. Su sitio en la web es: Peter Dale Scott: Poetry and Political Writings
 
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Contratistas militares privados (PMC) – Su negocio es la violencia con fines de lucro

La incongruencia de una reacción militar ante la amenaza de terrorismo ha sido señalada por una serie de expertos en contraterrorismo, como el coronel en retiro del ejército de EE.UU., Andrew Bacevich:

El concepto de guerra global como respuesta al radicalismo islámico violenta es deficiente. No debiéramos estar dedicados a invadir y ocupar otros países. Eso no va a encarar la amenaza. Por otra parte, va a llevar a la bancarrota al país y a desbaratar a las fuerzas armadas. [24]

Por limitaciones presupuestarias, EE.UU. ha recurrido a subordinados incontrolables para que representen su poder público en esos lugares remotos. En este ensayo me concentraré sobre todo en un grupo de estos, los así llamados Contratistas Militares Privados (PMC) quienes están autorizados a cometer violencia en nombre de sus empleadores. Esas corporaciones recuerdan a los saqueadores ‘condottieri’ o ejércitos mercenarios privados contratados por las ricas ciudades Estado de la Italia del Renacimiento. [25]

En la retrospectiva histórica, podemos ver la contribución de los notoriamente célebres ‘condottieri’ a la violencia que supuestamente debían enfrentar. Algunos, cuando estaban desempleados, se convirtieron en poco más que bandidos depredadores. Otros, como el celebrado Farinata a quien Dante colocó en el Infierno, se volvieron contra sus ciudades nativas. Sobre todo, el poder de facto acumulado por los condottieri significó que, con el paso del tiempo, llegaron a dictar condiciones a sus aparentes empleadores. [26] (Fueron un temprano ejemplo de violencia empresarial, y el modo más común de evitar su paso destructor era “comprar alivio mediante la oferta de soborno.” 27])

Para contrarrestar la presión sobre los activos limitados de las fuerzas armadas, Donald Rumsfeld incrementó el creciente uso de Contratistas Militares Privados (PMC) en la Guerra de Iraq. En un momento hasta 100.000 personas fueron empleadas por los PMC en la ocupación de Iraq por EE.UU. Algunas estuvieron involucradas en eventos controvertidos, como el escándalo de la prisión Abu Ghraib en Iraq, y la muerte y quema de cuatro contratistas empleados en Faluya. La licencia de la firma más controvertida, Blackwater, fue anulada por el gobierno iraquí en 2007, después que ocho civiles iraquíes fueron muertos sin motivo en un tiroteo que ocurrió después de la explosión de un coche bomba. [28] (Después de mucha publicidad negativa, Blackwater cambió de nombre en 2009, y ahora se llama Xe Worldwide.

En medio del furor público por PMC como Blackwater se notó insuficientemente la diferencia en motivación entre estos y el Pentágono. Mientras el objetivo declarado de Rumsfeld y de las fuerzas armadas en Iraq era terminar la violencia en ese país, los PMC obviamente tenían un interés financiero en su continuación. De ahí que no sea ninguna sorpresa que algunos de los mayores PMC también hayan sido partidarios políticos de la continuación de la mal considerada “Guerra contra el Terror”.

Blackwater fue uno de los ejemplos más notorios: Erik Price, su fundador y único propietario, forma parte de una familia que figura entre los mayores donantes del Partido Republicano y otras causas derechistas, como ser el Consejo para Política Nacional. Su hermana declaró una vez a la prensa que “mi familia es el mayor donante de contribuciones blandas [donaciones fuera de la regulación federal, N. del T.] al Partido Republicano nacional.” [29]

Compañías privadas de inteligencia y la provisión de violencia

Blackwater ha atraído la atención crítica de los medios dominantes estadounidenses. Pero fue sólo un caballo en el grandioso tablero de ajedrez, aunque un caballo con la capacidad de influenciar las jugadas. Se ha prestado mucho menos atención a Diligence LLC. Diligence, una compañía más poderosa, que a diferencia de Blackwater interactuaba fuertemente con Wall Street, “se estableció en Bagdad [en julio de 2003] para proveer seguridad a compañías involucradas en la reconstrucción iraquí. En diciembre, estableció una nueva subsidiaria llamada Diligence Middle East, y expandió sus servicios para que incluyeran el filtrado, el examen y el entrenamiento de contrataciones locales, y la provisión de informes diarios de inteligencia a sus clientes corporativos.” [30]

La influencia política de Diligence ciertamente eclipsó y duró más que la de Blackwater. Dos de sus directores fundadores (Lanny Griffiths y Ed Rogers) fueron también fundadores del influyente equipo de cabildeo republicano Barbour Griffiths y Rogers (posteriormente rebautizado BGR). Haley Barbour, el fundador sénior de BGR, también actuó como presidente del Comité Nacional Republicano de 1993 a 1997.

Diligence LLC recibió licencia para actuar en Iraq como contratista militar privado (PMC). Pero podría ser llamado Contratista Privado de Inteligencia (PIC) ya que es virtualmente un vástago de la CIA:

Diligence fue fundada por William Webster, el único individuo que dirigió tanto la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el FBI. Mike Baker, su director ejecutivo, pasó 14 años en la CIA como oficial de operaciones encubiertas en el terreno especializado en contraterrorismo y operaciones de contrainsurgencia. Whitley Bruner, su oficial jefe de operaciones en Bagdad, fue antes jefe de estación de la CIA en Iraq. [31]

Su socio en Diligence Middle East (DME) es New Bridge Strategies, cuyo propósito ha sido descrito por el New York Times como “firma consultora para asesorar a compañías que desean hacer negocios en Iraq, incluidas las que buscan partes de proyectos de reconstrucción financiados con dinero público.” [32] Su influencia política fue bosquejada por el Financial Times:

New Bridge fue establecida en mayo [2003] y llevada a la atención pública por los republicanos influyentes en su consejo – en su mayoría vinculados a uno u otro [funcionario] del gobierno de Bush o a la propia familia. Incluyen a Joe Allbaugh, jefe de la campaña presidencial de George W. Bush, Ed Rogers y Lanny Griffith, antiguos asistentes de George H.W. Bush. [33]

La firma Barbour, Griffith and Rogers fue el financista inicial de Diligence, que comparte un piso de oficinas con BGR y New Bridge en un edificio a cuatro cuadras de la Casa Blanca. Financial Times vinculó el éxito de New Bridge en la obtención de contratos con su relación con Neil Bush, hermano del presidente. [34] Cuando

Mack McLarty, Jefe de Gabinete en la Casa Blanca de Clinton, renunció, llegó a ser director de Diligence, y también se unió a Henry Kissinger para dirigir, hasta 2008, Kissinger McLarty Associates.

Otro Contratista Privado de Inteligencia o PIC es Science Applications International Corporation (SAIC), una corporación de 8.000 millones de dólares involucrada en contratos con la defensa, la comunidad de la inteligencia y con la seguridad interior. Según los veteranos periodistas Donald Barlett y James Steele:

SAIC ha mostrado una misteriosa capacidad para prosperar en cualquier clima político concebible. Es la mano invisible tras una inmensa porción del Estado de seguridad nacional – el sector del gobierno cuyos fondos son ilimitados y cuyo continuo crecimiento es asegurado cada vez que un político emite la palabra “terrorismo.” SAIC representa, en otras palabras, un negocio privado que se ha convertido en una forma de gobierno permanente…. [SAIC] encarna algo que va más allá de la peor pesadilla de Eisenhower – el complejo “militar-industrial-contraterrorismo.” [35]

(Más adelante su artículo dejó claro que SAIC no es una burocracia unificada, sino más bien algo como una plataforma para empresariado individual en la obtención de contratos: “en SAIC su tarea fue fundamentalmente vender sus ideas de alta tecnología y su experticia de alto valor a [cualesquiera] agencias gubernamentales que tengan dinero que gastar y un impulso para comprar.”) [36]

Antes de llegar a ser Secretario de Defensa, Robert M. Gates fue miembro del consejo de directores de SAIC. El personal de SAIC también ha sido reclutado de la CIA, NSA [Agencia Nacional de Seguridad] y DARPA [Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa].

Numerosos miembros influyentes del establishment nacional de seguridad se encaramaron a la nómina de SAIC, entre ellos John M. Deutch, subsecretario de energía bajo el presidente Jimmy Carter y director de la CIA bajo el presidente Bill Clinton; el contraalmirante William F. Raborn, quien dirigió el desarrollo del submarino Polaris, y el contraalmirante Bobby Ray Inman, quien sirvió de forma diversa como director de la Agencia Nacional de Seguridad, vice director de la CIA, y vice director de la Agencia de Defensa de la Inteligencia. [37]

SAIC ayudó a suministrar la inteligencia defectuosa sobre las armas de destrucción masiva de Sadam que luego generó amplios contratos para SAIC en Iraq.

El personal de SAIC jugó un papel decisivo en montar el caso de que existían armas de destrucción masiva en Iraq bajo Sadam Hussein, y que la guerra era la única manera de librarse de ellas. Cuando no se encontraron armas de destrucción masiva, personal de SAIC compuso la comisión establecida para que investigara cómo la inteligencia estadounidense pudo haberse equivocado tan desastrosamente, incluido Gordon Oehler, el director adjunto para estudios de la comisión, un veterano de 25 años de la CIA, Jeffrey R. Cooper, vicepresidente y funcionario jefe de ciencias de una de las sub-unidades de SAIC y Samuel Visner, vicepresidente de desarrollo corporativo de SAIC quien también pasó por la puerta giratoria y volvió a la NSA. David Kay, quien después presidió el Grupo de Estudio Iraq (que mostró que Hussein no poseía armas de destrucción masiva, demostrando al hacerlo que la guerra fue lanzada de manera fraudulenta), es también accionista de SAIC y ex director del Centro de Tecnología y Análisis de Contraterrorismo de SAIC. [38]

Sobra decir que esa comisión, sobrecargada con personal de SAIC, no informó que el propio SAIC había sido una parte importante del problema. Pero según Barlett y Steele, el mismo David Kay dijo en 1998 al Comité de Servicios Armados del Senado:

que Sadam Hussein “sigue en el poder con armas de destrucción masiva” y que “se requiere una acción militar.” Advierte que a menos que EE.UU. actúe ahora “vamos a ver que las mayores fuerzas armadas del mundo tienen sus manos atadas.”

Durante los cuatro años siguientes, Kay y otros asociados con SAIC insistieron con ahínco en la amenaza planteada por Iraq. Wayne Downing, general en retiro y estrecho asociado de Ahmad Chalabi, cabildeó enérgicamente por una invasión de Iraq, señalando que los iraquíes “están listos a llevar la guerra… a ultramar. Utilizarían todos los medios a su disposición para atacarnos.” En muchas de sus apariciones en la televisión en cadena y por cable antes de la guerra, Downing fue identificado simplemente como “analista militar.” Hubiera sido correcto señalar que era miembro del consejo de directores de SAIC y accionista de la compañía…

El 11-S fue una tragedia personal para miles de familias y una tragedia nacional para todo EE.UU., pero sirvió los intereses de contratistas privados militares y de la inteligencia incluyendo a SAIC. Después de los ataques, el gobierno de Bush lanzó su “Guerra Global contra el Terror” (GWOT), cuya principal consecuencia ha sido la canalización de decenas de miles de millones de dólares a compañías que prometen hacer alguna cosa – cualquier cosa – por ayudar. SAIC estaba lista. Cuatro años antes, anticipando la próxima gran fuente de ingresos del gobierno, SAIC había establecido el Centro de Tecnología y Análisis de Contraterrorismo. Según SAIC, el propósito de la nueva unidad era presentar “una visión exhaustiva de las amenazas terroristas, incluida toda la gama de armas de destrucción masiva, altos explosivos más tradicionales, y ciber-amenazas a la infraestructura nacional.” En octubre de 2006, la compañía dijo directamente a potenciales inversionistas que la guerra contra el terror seguiría seguir una industria lucrativa de crecimiento. [39]

Barlett y Steele podrían haber mencionado que el analista sénior de SAIC, Fritz Ermarth, asociado de tiempo antiguo de Gates desde sus años en la CIA, es ahora funcionario del Centro Nixon. Comentando en 2003 sobre el discurso del secretario de Estado Colin Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Ermarth elogió a Powell por sus acusaciones (en las que repitió una de las historias falsas de Judith Miller) sobre la adquisición por Sadam de tubos de aluminio “para centrífugas y no cohetes.” Ermarth reprochó sin embargo a Powell el que no hubiera mencionado dos temas: la participación iraquí en el atentado del World Trade Center de 1993 (una acusación de Laurie Mylroie que ha sido generalmente desacreditada), y que “Durante los años setenta y ochenta… la URSS y sus aliados apoyaron a terroristas en Europa Occidental y en Turquía,” (aludiendo a las falsas acusaciones, promovidas entonces por Robert Gates y Claire Sterling, sobre el intento de asesinato del Papa Pablo II por Mehmet Ali Agça).[40]

Por cierto no quiero sugerir que SAIC haya creado sin ayuda de nadie la voluntad de combatir en Iraq. Los esfuerzos combinados de contratistas de la defensa, compañías petroleras, PMC y PIC crearon un modo de pensar en el que fueron atrapados todos los que estaban ansiosos de poder, incluidos, tengo que decirlo, académicos carreristas. En Iraq, como en Afganistán y Vietnam una generación antes, un pasaje seguro para consultas en Washington era el apoyo a intervenciones que pronto la gente de a pie vio que serían desastrosas.

El beneplácito de los académicos ha aprobado incluso la privatización de los servicios de inteligencia que acabamos de describir. Según la politóloga Anna Leander:

Firmas privadas no sólo suministran, sino también analizan inteligencia. Traductores, analistas e ‘interrogadores’ privados son contratados, como lo ilustra la participación de Tiran y CACI en Abu Ghraib. Incluso de modo más directo, se contrata a firmas privadas para evaluar amenazas y riesgos y sugerir qué hacer al respecto. Esto involucra la construcción de un cuadro de seguridad como lo hacen por ejemplo Diligence LLC y SAIC, dos firmas especializadas en la recolección y análisis de inteligencia… Esta privatización de la inteligencia tiene consecuencias directas para la relación entre los PMC y los discursos de la seguridad. Coloca a las firmas en una posición en la cual están directamente involucradas en la producción de esos discursos. Suministran una parte creciente de la información que forma la base de decisiones sobre si algo es o no es un tema de seguridad.

Leander concluye que esta privatización es beneficiosa: “empodera un entendimiento más militar de la seguridad que, por su parte, empodera a los PMC como expertos particularmente legítimos en seguridad.” [41]

Otro politólogo, Chaim Kaufmann, ha señalado de modo más crítico que los argumentos a favor de la escalada y lo que llama la inflación de la amenaza contra Iraq no fueron adecuadamente disciplinados por “el mercado de las ideas.” Da cinco motivos para esta falla, debidamente apoyados por otros politólogos. Pero la razón obvia mencionada por Barlett y Steele – el lucro – no es mencionada. [42]

Lo que hemos descrito hasta ahora es propugnación disfrazada de experticia. Pero asociados en el extranjero de

Diligence LLC y sus aliados también han sido acusados de operaciones de bandera falsa con el propósito de provocar la guerra.

La aprobación de la Ley Patriota generó un nuevo campo de beneficios para contratistas de SAIC – vigilancia interior de ciudadanos de EE.UU. – así como nuevos centros de fusión de inteligencia para realizarla.

“Como parte de la misión de seguridad interior del Pentágono, el ex secretario de defensa Donald Rumsfeld creó la oficina de Actividad de Contrainteligencia en el Terreno [CIFA] en 2002 y repletó su personal con contratistas de Booz Allen, BAE systems, SAIC, y otros proveedores de personal aprobado. CIFA, como hemos visto, fue utilizada contra gente sospechosa de albergar mala voluntad contra el gobierno de Bush y sus políticas… Actualmente, hay cuarenta y tres centros de fusión existentes y planificados en EE.UU., en los cuales agencias de inteligencia, el FBI, la policía local, bases de datos del sector privado, y denunciantes anónimos son combinados y analizados por analistas de contraterrorismo… Según la Central de Información de Privacidad Electrónica, el proyecto inculca al Departamento de Seguridad Interior enormes poderes de vigilancia interior.” [43]

Esos centros de fusión, que “combinan a las fuerzas armadas, el FBI, la policía estatal, y otros, han sido promovidos internamente por el Ejército de EE.UU., como medio para evitar restricciones que impiden que los militares espíen a la población interior.” [44] Como respuesta a esas críticas, la secretaria del Departamento de Seguridad Interior, Napolitano, declaró en marzo de 2009 que el mandato de los centros de fusión no es lanzar operaciones independientes de vigilancia interior, sino conectar los puntos entre información obtenida legalmente que ya estaba en bases de datos fragmentadas en “depósitos.” [45] No mencionó que parte de esa información provenía de fuentes privadas e incluso anónimas.

Una contratista de SAIC, Neoma Syke, trabajó en un centro de fusión semejante, ejerciendo un doble papel:

Durante 2003-2004, “trabajó para SAIC” como analista de protección de fuerza con el 205 Batallón de Inteligencia Militar de SAIC. Y mientras era “contratista para SAIC”, específicamente “el 205 Batallón de Inteligencia Militar de SAIC, aparentemente sirvió como Oficial de Guardia de Contrainteligencia en el Centro de Acción de Crisis de USARPAC. [46]

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Peter Dale Scott, ex diplomático canadiense y profesor de inglés en la Universidad de California, Berkeley, es poeta, escritor, e investigador. Sus libros más recientes en prosa son: “The Road to 9/11” (2007) y la nueva edición expandida de “War Conspiracy” (2008). Su nuevo libro de poemas (incluyendo poemas políticos) es

“Mosaic Orpheus,” de M***ll-Queen's University Press. Su sitio en la web es: Peter Dale Scott: Poetry and Political Writings
 
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