elfo-oscuro
Madmaxista
sacado de noledigasamimadrequetrabajoenbolsa.blogspot.com
LAS LECCIONES DE LOS REFRANES
Seguimos regularmente sesudos análisis bursátiles, ya sean fundamentales y/o técnicos, para poder orientarnos en nuestras decisiones de inversión, y hacemos bien, pero… ¿utilizamos suficientemente la experiencia que acumulan los refranes y las citas sobre la Bolsa?
Creo que no, porque si lo hiciésemos, cometeríamos menos errores. Por ejemplo, “los árboles nunca llegan al cielo” o “No hay ‘boom’ sin ‘crash’”. Los que no han tenido en cuenta estos refranes no salieron a tiempo del “rally” alcista que la Bolsa vivió en el primer cuatrimestre de este año [2006].
Aún peor, conozco a bastantes que entraron cuando el Ibex 35 alcanzó los 12.000 puntos, creyendo que los árboles iban a llegar al cielo; vendieron en mayo de este año, llevados por las caídas que entonces acontecieron, y ahora vuelven a entrar porque piensan que los 15.000 puntos no están lejos… Es curioso, pero una gran mayoría de ciudadanos tienen tendencia a comprar caro y a vender barato, es decir, que entran en bolsa cuando el auge bursátil bate todos los récords, cuando la Bolsa interpreta música celestial, y salen cuando llegan los períodos de crisis, sin tener en cuenta que hay que hacer lo contrario, como indica el conocido refrán: “Comprar al son del cañón y vender al son del violón”. Apliquen este refrán, sistemáticamente, y verán los excelentes resultados que van a obtener.
Y cuando las bolsas bajan, acuérdense de que “no hay que coger un cuchillo que cae”… simplemente porque existe un alto porcentaje de posibilidades de que nos cortemos, que es lo que ocurre a los que compran durante las bajadas repetitivas con el objetivo de promediar los precios de adquisición sin esperar al cambio claro de tendencia, es decir, que el cuchillo esté en el suelo, sabiendo que, como no cesa de repetir André Kostolany: “Tendencia es igual a dinero más psicología”.
LA PSICOLOGÍA DEL INVERSOR
La psicología del inversor, de la que tanto se habla y de la que tan pocos entienden... La Bolsa existe desde hace siete siglos y me parece curioso que todavía no hayamos comprendido que son los seres humanos los que hacen que las bolsas suban y bajen. Algunas veces, llevado por comentarios que parecen generados “por el más allá”, uno puede tener la impresión de que los mercados bursátiles están manipulados por marcianos. Como es normal, y natural, los mercados los mueven los seres humanos. Lo que sí me parece que hay que tener en cuenta es cuántos seres humanos tienen las mismas emociones al mismo tiempo.
La psicología de las personas que intervienen en los mercados es impredecible… pero hay que distinguir entre una reacción psicológica puntual de una o varias personas y una reacción, al mismo tiempo, de miles de personas, sabiendo, además, que cuando esta última se produce es generalmente temporal. No debemos olvidar tampoco que las reacciones psicológicas “masivas” las provocan, en muchas ocasiones, los que tienen medios para hacerlo. Quiero decir, y estoy seguro de que muchos lectores lo habrán vivido, que durante unos días puede ocurrir que haya quienes se ponen a vender grandes cantidades de acciones, las bolsas bajan estrepitosamente… los pequeños inversores terminan por vender (por reacción psicológica…), cuando los que habían empezado los primeros a vender recompran más barato… que era lo que querían. Como en muchas ocasiones se generan, voluntariamente, falsos rumores.
OTROS REFRANES
Lo de “comprar rumores y vender noticias” es un poco más peliagudo de aplicar en la actualidad, simplemente porque este refrán podía ser útil en la época de los corros, de la negociación a viva voz, donde los rumores se generaban en pequeños círculos de privilegiados y la mayoría tenía fundamento, pero hoy en día el empacho informativo es tal, que la mayoría de rumores son falsos, como bien indica el refrán “se pregona vino y se vende vinagre”. Por ello, me parece más adecuado tener en cuenta la frase de Arthur Schopenhauer: “la cantidad de rumores que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia”.
En todo caso, lo que no debemos olvidar es que, cuando compramos acciones de las empresas, “no hay que poner todos los bemoles en la misma cesta”, y que “no hay que comprar la vaca cuando te dan la leche gratis”, simplemente porque la rentabilidad de los dividendos es muy a menudo superior a lo que se puede esperar de una adquisición de nuevas acciones, pero dado que “es más fácil comprar que vender”, debemos aprender a vender, o a comprar, dejando que “el último euro lo gane otro” y siendo conscientes de que, en ciertas situaciones, “es mejor cortarse la mano que el brazo”, sin olvidar que “mientras no se vende, no se pierde” y que “no hacer nada es tomar una decisión”. Cada uno de los refranes anteriores es toda una filosofía de la vida bursátil, ¿o no?
LA BOLSA COMO FILOSOFÍA DE LA VIDA
Aunque los que operan en “intraday” (comprar y vender en el mismo día) no estén de acuerdo conmigo, es aconsejable “no invertir en bolsa a corto plazo” ni “tomar decisiones a bote pronto” porque “el rico sueña con el año que viene y el pobre piensa en el día de hoy” y “la muerte está tan segura de ganar que te da una vida de ventaja”. Acordémonos, también, del tiempo para hacer pequeños análisis de los ciclos económicos y de los sectores empresariales que se comportan mejor, según dichos ciclos, porque “durante la época de la fiebre del oro, los vendedores de picos y palas fueron los primeros que hicieron fortuna”. Por ejemplo, cuando los tipos de interés suben, las empresas del sector financiero alcanzan márgenes de beneficio superiores a los que obtienen cuando los tipos de interés están bajos.
Para terminar, me parece adecuado hacer referencia a un proverbio chino que utilizo muy a menudo en mis conferencias y en mis artículos. Dicho proverbio dice: “Si quieres comer durante un año, siembra simientes; si quieres comer durante varios años, planta árboles; pero si quieres comer durante toda la vida… educa al pueblo”. Pues eso… hay que seguir difundiendo la cultura bursátil y financiera. ]
LAS LECCIONES DE LOS REFRANES
Seguimos regularmente sesudos análisis bursátiles, ya sean fundamentales y/o técnicos, para poder orientarnos en nuestras decisiones de inversión, y hacemos bien, pero… ¿utilizamos suficientemente la experiencia que acumulan los refranes y las citas sobre la Bolsa?
Creo que no, porque si lo hiciésemos, cometeríamos menos errores. Por ejemplo, “los árboles nunca llegan al cielo” o “No hay ‘boom’ sin ‘crash’”. Los que no han tenido en cuenta estos refranes no salieron a tiempo del “rally” alcista que la Bolsa vivió en el primer cuatrimestre de este año [2006].
Aún peor, conozco a bastantes que entraron cuando el Ibex 35 alcanzó los 12.000 puntos, creyendo que los árboles iban a llegar al cielo; vendieron en mayo de este año, llevados por las caídas que entonces acontecieron, y ahora vuelven a entrar porque piensan que los 15.000 puntos no están lejos… Es curioso, pero una gran mayoría de ciudadanos tienen tendencia a comprar caro y a vender barato, es decir, que entran en bolsa cuando el auge bursátil bate todos los récords, cuando la Bolsa interpreta música celestial, y salen cuando llegan los períodos de crisis, sin tener en cuenta que hay que hacer lo contrario, como indica el conocido refrán: “Comprar al son del cañón y vender al son del violón”. Apliquen este refrán, sistemáticamente, y verán los excelentes resultados que van a obtener.
Y cuando las bolsas bajan, acuérdense de que “no hay que coger un cuchillo que cae”… simplemente porque existe un alto porcentaje de posibilidades de que nos cortemos, que es lo que ocurre a los que compran durante las bajadas repetitivas con el objetivo de promediar los precios de adquisición sin esperar al cambio claro de tendencia, es decir, que el cuchillo esté en el suelo, sabiendo que, como no cesa de repetir André Kostolany: “Tendencia es igual a dinero más psicología”.
LA PSICOLOGÍA DEL INVERSOR
La psicología del inversor, de la que tanto se habla y de la que tan pocos entienden... La Bolsa existe desde hace siete siglos y me parece curioso que todavía no hayamos comprendido que son los seres humanos los que hacen que las bolsas suban y bajen. Algunas veces, llevado por comentarios que parecen generados “por el más allá”, uno puede tener la impresión de que los mercados bursátiles están manipulados por marcianos. Como es normal, y natural, los mercados los mueven los seres humanos. Lo que sí me parece que hay que tener en cuenta es cuántos seres humanos tienen las mismas emociones al mismo tiempo.
La psicología de las personas que intervienen en los mercados es impredecible… pero hay que distinguir entre una reacción psicológica puntual de una o varias personas y una reacción, al mismo tiempo, de miles de personas, sabiendo, además, que cuando esta última se produce es generalmente temporal. No debemos olvidar tampoco que las reacciones psicológicas “masivas” las provocan, en muchas ocasiones, los que tienen medios para hacerlo. Quiero decir, y estoy seguro de que muchos lectores lo habrán vivido, que durante unos días puede ocurrir que haya quienes se ponen a vender grandes cantidades de acciones, las bolsas bajan estrepitosamente… los pequeños inversores terminan por vender (por reacción psicológica…), cuando los que habían empezado los primeros a vender recompran más barato… que era lo que querían. Como en muchas ocasiones se generan, voluntariamente, falsos rumores.
OTROS REFRANES
Lo de “comprar rumores y vender noticias” es un poco más peliagudo de aplicar en la actualidad, simplemente porque este refrán podía ser útil en la época de los corros, de la negociación a viva voz, donde los rumores se generaban en pequeños círculos de privilegiados y la mayoría tenía fundamento, pero hoy en día el empacho informativo es tal, que la mayoría de rumores son falsos, como bien indica el refrán “se pregona vino y se vende vinagre”. Por ello, me parece más adecuado tener en cuenta la frase de Arthur Schopenhauer: “la cantidad de rumores que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia”.
En todo caso, lo que no debemos olvidar es que, cuando compramos acciones de las empresas, “no hay que poner todos los bemoles en la misma cesta”, y que “no hay que comprar la vaca cuando te dan la leche gratis”, simplemente porque la rentabilidad de los dividendos es muy a menudo superior a lo que se puede esperar de una adquisición de nuevas acciones, pero dado que “es más fácil comprar que vender”, debemos aprender a vender, o a comprar, dejando que “el último euro lo gane otro” y siendo conscientes de que, en ciertas situaciones, “es mejor cortarse la mano que el brazo”, sin olvidar que “mientras no se vende, no se pierde” y que “no hacer nada es tomar una decisión”. Cada uno de los refranes anteriores es toda una filosofía de la vida bursátil, ¿o no?
LA BOLSA COMO FILOSOFÍA DE LA VIDA
Aunque los que operan en “intraday” (comprar y vender en el mismo día) no estén de acuerdo conmigo, es aconsejable “no invertir en bolsa a corto plazo” ni “tomar decisiones a bote pronto” porque “el rico sueña con el año que viene y el pobre piensa en el día de hoy” y “la muerte está tan segura de ganar que te da una vida de ventaja”. Acordémonos, también, del tiempo para hacer pequeños análisis de los ciclos económicos y de los sectores empresariales que se comportan mejor, según dichos ciclos, porque “durante la época de la fiebre del oro, los vendedores de picos y palas fueron los primeros que hicieron fortuna”. Por ejemplo, cuando los tipos de interés suben, las empresas del sector financiero alcanzan márgenes de beneficio superiores a los que obtienen cuando los tipos de interés están bajos.
Para terminar, me parece adecuado hacer referencia a un proverbio chino que utilizo muy a menudo en mis conferencias y en mis artículos. Dicho proverbio dice: “Si quieres comer durante un año, siembra simientes; si quieres comer durante varios años, planta árboles; pero si quieres comer durante toda la vida… educa al pueblo”. Pues eso… hay que seguir difundiendo la cultura bursátil y financiera. ]