M
Miguelangel
Guest
Finalmente, la constitución europea (como tristemente se preveía) está
en coma. Y no se vislumbra que pueda salir e él en un futuro cercano.
Incluso diria yo que, para quedar en ese estado, es mejor que palme.
O no.
Hasta ahora, hay 9 países que la han ratificado. Más dos en los que se
ha dicho no (por motivos que poco tienen que ver con europa, en francia,
y por miedo y hastío en holanda). Falta el resto hasta 25.
Lo sorprendente es que no haya un plan B. O no se quiera contar al
público, lo que me parece más creíble.
Tal como yo lo veo, sólo hay dos caminos: pararse o seguir.
Si nos paramos a debatir una nueva constitución "más de izquierdas"
vamos a tener problemas. Los altísimos estándares de protección de
Alemania, Holanda, Suecia.... son impensables para otros países como
Polinia, chequia... incluso para España, en algunas regiones. Eso
significa que será imposible llegar a un acuerdo en eso a menos que se
decida aumentar los fondos estructurales. A lo que ya se ha dicho que
*no* en repetidas ocasiones. El miedo a perder parte del estatus en
algunos paises, la previsible pérdida de cobertura social para derivar
esos dineros a los nuevos paises del este, la mano de obra barata en la
propia europa (el conocido efecto "fontanero polaco")... hace que los
paises hasta ahora más ricos sean muy reacios a la nueva unión. En
realidad, no los gobiernos, que están dispuestos a asumir esos costes,
sino la población, para la que los conceptos de solidaridad e
integración suenan como muy lejanos, inmersos en una realidad de paro,
inseguridad y previsiones de futuro poco halagüeñas.
Es decir, esta vía supone dos problemas graves: el parón en la carrera
por el posicionamiento global (dando ventajas claras a la competencia) y
la homogeneización de modelos altamente desequilibrados
(previsiblemente, larguísimas e infrucutosas negociaciones).
La otra opción es seguir. Continuar con el modelo de varias velocidades
que ha estado dando un buen resultado hasta ahora en muchos temas
menores. Si hay un pais de la unión que decide poner en práctica una
iniciativa, puede hacerlo y funcionar como un "pais experimento". Así,
según sus resultados, el resto de paises tienen ya una info práctica sin
arriesgar, pudiendo implantar soluciones probadas. Sin embargo, algo que
ha funcionado en aspectos técnicos, no tengo muy claro que pudiera
hacerlo en aspectos más "espirituales" o políticos. El concepto mismo de
unión apunta a la indivisibilidad de la marcha. Aún así, quedaría
tambie´n en el aire saber quien podría, desde ahora, liderar el nuevo
proceso que se abre. Proceso del que se separan voluntariamente los
paises fundacionales y económicamente más potentes. Significaría una
apuesta muy fuerte por paises de seguno orden como España o Italia. Es
algo muy difícil de imaginar, pero es qeu la unión está realmente, en un
punto de apalancamiento a partir del cual cualquier camino es posible.
Es decir, modelo claro de dos velocidades políticas, asunción de la
unión como meta irrenunciable y cambio de los valores que han permitido
hasta ahora un tipo de liderazgo determinado por la capacidad económica
y poblacional por uno basado en la capacidad de acuerdo, innovaciópn
política y capacidad de crecimiento.
En cualquiera de los dos casos, mi visión es bastante pesimista.
---
Miguelangel :: postalnet@msn.com
en coma. Y no se vislumbra que pueda salir e él en un futuro cercano.
Incluso diria yo que, para quedar en ese estado, es mejor que palme.
O no.
Hasta ahora, hay 9 países que la han ratificado. Más dos en los que se
ha dicho no (por motivos que poco tienen que ver con europa, en francia,
y por miedo y hastío en holanda). Falta el resto hasta 25.
Lo sorprendente es que no haya un plan B. O no se quiera contar al
público, lo que me parece más creíble.
Tal como yo lo veo, sólo hay dos caminos: pararse o seguir.
Si nos paramos a debatir una nueva constitución "más de izquierdas"
vamos a tener problemas. Los altísimos estándares de protección de
Alemania, Holanda, Suecia.... son impensables para otros países como
Polinia, chequia... incluso para España, en algunas regiones. Eso
significa que será imposible llegar a un acuerdo en eso a menos que se
decida aumentar los fondos estructurales. A lo que ya se ha dicho que
*no* en repetidas ocasiones. El miedo a perder parte del estatus en
algunos paises, la previsible pérdida de cobertura social para derivar
esos dineros a los nuevos paises del este, la mano de obra barata en la
propia europa (el conocido efecto "fontanero polaco")... hace que los
paises hasta ahora más ricos sean muy reacios a la nueva unión. En
realidad, no los gobiernos, que están dispuestos a asumir esos costes,
sino la población, para la que los conceptos de solidaridad e
integración suenan como muy lejanos, inmersos en una realidad de paro,
inseguridad y previsiones de futuro poco halagüeñas.
Es decir, esta vía supone dos problemas graves: el parón en la carrera
por el posicionamiento global (dando ventajas claras a la competencia) y
la homogeneización de modelos altamente desequilibrados
(previsiblemente, larguísimas e infrucutosas negociaciones).
La otra opción es seguir. Continuar con el modelo de varias velocidades
que ha estado dando un buen resultado hasta ahora en muchos temas
menores. Si hay un pais de la unión que decide poner en práctica una
iniciativa, puede hacerlo y funcionar como un "pais experimento". Así,
según sus resultados, el resto de paises tienen ya una info práctica sin
arriesgar, pudiendo implantar soluciones probadas. Sin embargo, algo que
ha funcionado en aspectos técnicos, no tengo muy claro que pudiera
hacerlo en aspectos más "espirituales" o políticos. El concepto mismo de
unión apunta a la indivisibilidad de la marcha. Aún así, quedaría
tambie´n en el aire saber quien podría, desde ahora, liderar el nuevo
proceso que se abre. Proceso del que se separan voluntariamente los
paises fundacionales y económicamente más potentes. Significaría una
apuesta muy fuerte por paises de seguno orden como España o Italia. Es
algo muy difícil de imaginar, pero es qeu la unión está realmente, en un
punto de apalancamiento a partir del cual cualquier camino es posible.
Es decir, modelo claro de dos velocidades políticas, asunción de la
unión como meta irrenunciable y cambio de los valores que han permitido
hasta ahora un tipo de liderazgo determinado por la capacidad económica
y poblacional por uno basado en la capacidad de acuerdo, innovaciópn
política y capacidad de crecimiento.
En cualquiera de los dos casos, mi visión es bastante pesimista.
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Miguelangel :: postalnet@msn.com