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Madmaxista
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20080326/vizcaya/alquileres-disparan-bilbao-alcanzan-20080326.html
«Rekalde, vivienda de dos dormitorios, sexto piso: 1.000 euros al mes». «Zorroza, piso de tres dormitorios, cuarta planta: 1.000 euros al mes». Es la cruda realidad con la que se topa todo aquel que busque un piso de alquiler en Bilbao. Estos dos ejemplos engrosan la oferta de vivienda en renta de 'idealista.com', el principal portal inmobiliario de la red, pero los resultados de la búsqueda son igual de gravosos para los bolsillos bilbaínos en cualquier otra inmobiliaria virtual o física, a pie de calle.
Y es que el mercado inmobiliario no piensa dar respiro en la capital vizcaína. En pleno estancamiento del precio de la compra-venta, el coste del alquiler ha cogido vuelo y no parece tener techo. Al punto de que las mensualidades medias en todos los barrios alcanzan ya la barrera de los 1.000 euros y en las zonas más céntricas superan fácilmente los 1.200. «Se están pidiendo cantidades desorbitadas y da igual que estemos hablando de Otxarkoaga o de la Gran Vía», aseguran desde Euskalcasa. «Lo más barato que solemos poder ofrecer ronda los 850 euros».
Otra inmobiliaria bilbaína, Plaza & Urquijo, describe la misma realidad: «En todas partes el precio ronda los 1.000 euros. Siempre puedes encontrar algo por 800 en determinados barrios, pero en el otro lado de la balanza están los del centro que se van hasta los 1.500». En Fincas Abando hacen un resumen rápido: «En el centro, de 900 a 1.500. En los barrios periféricos, de 800 a 900». Sólo Vascasa hace cálculos más 'asequibles': «En las zonas más deprimidas, como San Francisco, hay pisos por 700 euros», explican. Lo cierto es que Bilbao no es un caso aislado. La Cámara de la Propiedad Urbana de Barcelona ha emitido un informe en los últimos días que dibuja la misma situación en la ciudad condal. Pero, ¿qué ha provocado este repunte? Entre los expertos hay consenso en que la causa principal es el fuerte desequilibrio existente entre la oferta y la demanda. Según un estudio reciente de Arrenta, la agencia para el fomento del alquiler diseñada por la Asociación Europea de Arbitraje, por cada piso que se ofrece en renta en Bilbao, hay ocho personas que quieren arrendar una vivienda. «El desequilibrio en esta ciudad es el más pronunciado de las tres capitales vascas», asegura Carlos Ruiz, gerente de Arrenta.
En un país con una cultura de la propiedad tan arraigada, cabe preguntarse cómo hemos llegado a este desfase. Por una parte, la escalada de precios de compra-venta de los últimos años ha empujado, sobre todo a los jóvenes, al alquiler. Pero, además, «de dos años a esta parte, ha crecido mucho la demanda, fundamentalmente por la llegada de extranjeros», explican desde Plaza & Urquijo.
80% de extranjeros
De hecho, pese a la creciente variedad de perfiles entre los demandantes de alquileres, los expertos calculan que «el 80% de los contratos de arrendamiento en Bilbao los firman pagapensiones». En el desequilibrio también es fundamental que la oferta no ha crecido junto a la demanda. «Los propietarios siguen teniendo ese miedo de toda la vida al alquiler y guardan el piso vacío hasta que un familiar tenga necesidad de él», comenta Carlos Ruiz, de Arrenta. «La oferta es ridícula», sentencian desde Vascasa. Y, además, los que más reticencias generan entre los propietarios son los demandantes mayoritarios: los extranjeros.
Las inmobiliarias esgrimen estas razones para explicar la generalidad de los casos, pero también hay otro factor influyente «entre el sector de mayor poder adquisitivo», afirma Plaza & Urquijo. Es el estancamiento del mercado de compra-venta. «Hay gente que se puede permitir pagar mensualidades de 1.200 o 1.500 euros al mes en pleno Ensanche a la espera de ver lo que pasa con los precios dentro de uno o dos años». Ante este panorama, empiezan a vislumbrarse algunas consecuencias. La primera, una vuelta a la compra. «Normalmente, la gente alquila porque no puede permitirse comprar, pero si el precio de un arrendamiento es similar al de una cuota de la hipoteca, la gente prefiere buscar la propiedad», resumen desde Arrenta. «La gente se lanza y hace ofertas alocadas a la baja, pero, dado el estancamiento de la venta, muchos propietarios aceptan la propuesta», aseguran en Plaza & Urquijo.
Al contrario que la venta, el alquiler se vuelve innegociable. «Piden 1.000 euros independientemente de los metros cuadrados, de la zona, exigen condiciones leoninas de fianzas, avales bancarios... La gente no lo puede asumir y se quedan vacíos. Es un círculo vicioso que está estancando el mercado del alquiler», afirman en Euskalcasa. La segunda consecuencia es la metamorfosis de las propias inmobiliarias. «Antes, prácticamente ninguna empresa dedicaba parte de su negocio al alquiler y ahora estamos notando que hay un cambio y dedican parte de su personal a hacerse con una cartera de clientes en ese sector», explica Carlos Ruiz. «Hace años, el 70% de las operaciones eran de compra-venta y ahora, con la ralentización de ese mercado, el alquiler supone el 60%», calcula Vascasa.
Todos coinciden en que la solución pasa por estimular la salida de pisos vacios al mercado de arrendamiento, de modo que el incremento de oferta sea lo que regule el precio. «Las políticas públicas de los gobiernos dirigidas a los inquilinos están muy bien, pero ahora lo que es urgente es incentivar la oferta para que los propietarios vean rentabilidad en poner su piso en alquiler», explican. Dadas las reticencias, juzgan necesario «que los desahucios sean más rápidos, que se generalicen los programas de garantía de cobro y los seguros contra jovenlandesesos».
«Rekalde, vivienda de dos dormitorios, sexto piso: 1.000 euros al mes». «Zorroza, piso de tres dormitorios, cuarta planta: 1.000 euros al mes». Es la cruda realidad con la que se topa todo aquel que busque un piso de alquiler en Bilbao. Estos dos ejemplos engrosan la oferta de vivienda en renta de 'idealista.com', el principal portal inmobiliario de la red, pero los resultados de la búsqueda son igual de gravosos para los bolsillos bilbaínos en cualquier otra inmobiliaria virtual o física, a pie de calle.
Y es que el mercado inmobiliario no piensa dar respiro en la capital vizcaína. En pleno estancamiento del precio de la compra-venta, el coste del alquiler ha cogido vuelo y no parece tener techo. Al punto de que las mensualidades medias en todos los barrios alcanzan ya la barrera de los 1.000 euros y en las zonas más céntricas superan fácilmente los 1.200. «Se están pidiendo cantidades desorbitadas y da igual que estemos hablando de Otxarkoaga o de la Gran Vía», aseguran desde Euskalcasa. «Lo más barato que solemos poder ofrecer ronda los 850 euros».
Otra inmobiliaria bilbaína, Plaza & Urquijo, describe la misma realidad: «En todas partes el precio ronda los 1.000 euros. Siempre puedes encontrar algo por 800 en determinados barrios, pero en el otro lado de la balanza están los del centro que se van hasta los 1.500». En Fincas Abando hacen un resumen rápido: «En el centro, de 900 a 1.500. En los barrios periféricos, de 800 a 900». Sólo Vascasa hace cálculos más 'asequibles': «En las zonas más deprimidas, como San Francisco, hay pisos por 700 euros», explican. Lo cierto es que Bilbao no es un caso aislado. La Cámara de la Propiedad Urbana de Barcelona ha emitido un informe en los últimos días que dibuja la misma situación en la ciudad condal. Pero, ¿qué ha provocado este repunte? Entre los expertos hay consenso en que la causa principal es el fuerte desequilibrio existente entre la oferta y la demanda. Según un estudio reciente de Arrenta, la agencia para el fomento del alquiler diseñada por la Asociación Europea de Arbitraje, por cada piso que se ofrece en renta en Bilbao, hay ocho personas que quieren arrendar una vivienda. «El desequilibrio en esta ciudad es el más pronunciado de las tres capitales vascas», asegura Carlos Ruiz, gerente de Arrenta.
En un país con una cultura de la propiedad tan arraigada, cabe preguntarse cómo hemos llegado a este desfase. Por una parte, la escalada de precios de compra-venta de los últimos años ha empujado, sobre todo a los jóvenes, al alquiler. Pero, además, «de dos años a esta parte, ha crecido mucho la demanda, fundamentalmente por la llegada de extranjeros», explican desde Plaza & Urquijo.
80% de extranjeros
De hecho, pese a la creciente variedad de perfiles entre los demandantes de alquileres, los expertos calculan que «el 80% de los contratos de arrendamiento en Bilbao los firman pagapensiones». En el desequilibrio también es fundamental que la oferta no ha crecido junto a la demanda. «Los propietarios siguen teniendo ese miedo de toda la vida al alquiler y guardan el piso vacío hasta que un familiar tenga necesidad de él», comenta Carlos Ruiz, de Arrenta. «La oferta es ridícula», sentencian desde Vascasa. Y, además, los que más reticencias generan entre los propietarios son los demandantes mayoritarios: los extranjeros.
Las inmobiliarias esgrimen estas razones para explicar la generalidad de los casos, pero también hay otro factor influyente «entre el sector de mayor poder adquisitivo», afirma Plaza & Urquijo. Es el estancamiento del mercado de compra-venta. «Hay gente que se puede permitir pagar mensualidades de 1.200 o 1.500 euros al mes en pleno Ensanche a la espera de ver lo que pasa con los precios dentro de uno o dos años». Ante este panorama, empiezan a vislumbrarse algunas consecuencias. La primera, una vuelta a la compra. «Normalmente, la gente alquila porque no puede permitirse comprar, pero si el precio de un arrendamiento es similar al de una cuota de la hipoteca, la gente prefiere buscar la propiedad», resumen desde Arrenta. «La gente se lanza y hace ofertas alocadas a la baja, pero, dado el estancamiento de la venta, muchos propietarios aceptan la propuesta», aseguran en Plaza & Urquijo.
Al contrario que la venta, el alquiler se vuelve innegociable. «Piden 1.000 euros independientemente de los metros cuadrados, de la zona, exigen condiciones leoninas de fianzas, avales bancarios... La gente no lo puede asumir y se quedan vacíos. Es un círculo vicioso que está estancando el mercado del alquiler», afirman en Euskalcasa. La segunda consecuencia es la metamorfosis de las propias inmobiliarias. «Antes, prácticamente ninguna empresa dedicaba parte de su negocio al alquiler y ahora estamos notando que hay un cambio y dedican parte de su personal a hacerse con una cartera de clientes en ese sector», explica Carlos Ruiz. «Hace años, el 70% de las operaciones eran de compra-venta y ahora, con la ralentización de ese mercado, el alquiler supone el 60%», calcula Vascasa.
Todos coinciden en que la solución pasa por estimular la salida de pisos vacios al mercado de arrendamiento, de modo que el incremento de oferta sea lo que regule el precio. «Las políticas públicas de los gobiernos dirigidas a los inquilinos están muy bien, pero ahora lo que es urgente es incentivar la oferta para que los propietarios vean rentabilidad en poner su piso en alquiler», explican. Dadas las reticencias, juzgan necesario «que los desahucios sean más rápidos, que se generalicen los programas de garantía de cobro y los seguros contra jovenlandesesos».