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Quevedo escribe esto en 1640, cuando tiene lugar Sublevación de Cataluña (1640) - Wikipedia, la enciclopedia libre
El tema y la tema de los de Barcelona, que podrán más fácilmente negar que son catalanes que no el ser temosos, es el refrán que dice "No es por el güevo, sino por el fuero". Yo les probaré "que no es por el güevo ni por el fuero". Y últimamente (valiéndome de su intención y de la invidia de los enemigos de España) "que será por el güevo y no por el fuero". No dirán que escribo desaforadamente, ni que guiso mal mi discurso, pues los doy batidos con tres güevos, tres fueros, que son toda su golosina. ... Que no es por el güevo ni por el fuero, el güevo lo dice, el fuero no tiene que decir: ni han quebrado el uno ni el otro los ministros de su majestad. ... La guerra tan injusta que Francia hace hoy a toda la Cristiandad en esta monarquía más con cizaña que con valor ni con valentía, levantando a Barcelona y a Portugal y asistiéndolos a la traición -confiesa en gloria nuestra que todas las naciones apestadas de herejía, incorporadas en Francia, no pueden dar cuidado a España sin españoles-, guerra es esta más colorada con la vergüenza que con la sangre. Y halos de burlar el intento, porque al español más le constituye en serlo la lealtad que la patria, de manera que deja de ser español en dejando de ser leal. ... Son los catalanes aborto monstruoso de la política. Libres con señor; por esto el conde de Barcelona no es dignidad, sino vocábulo y voz desnuda. Tienen príncipe como el cuerpo alma para vivir y como éste alega contra la razón apetitos y vicios, aquéllos contra la razón de su señor alegan privilegios y fueros. Dicen que tienen Conde, como el que dice que tiene tantos años, teniéndole los años a él. El provecho que dan a sus reyes es el que da a los alquimistas su arte; promételes que harán del plomo oro, y con los gastos los obligan a que del oro hagan plomo. Ser su virrey es tal cargo, que a los que lo son se puede decir que los condenan, y no los honran. Su poder en tal cargo es sólo ir a saber lo que él y el Príncipe no pueden. Sus embajadas a su gobernador cada hora no tratan de otra cosa sino de advertirle que no puede ni ordenar ni mandar ni hacer nada, anegándole en privilegios.
Los corteses catalanes, gente enojada, terrible, y pacífica suave; gente que con facilidad dan la vida por la honra y por defenderlas entrambas se adelantan a si mismos, que es como adelantarse a todas las naciones del mundo...
Los trabajos de Persiles y Segismunda, cap. XII, lib. III (1617).
Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza única. Y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre [en sus playas fue derrotado Don Quijote], los llevo sin ella sólo por haberla visto.
El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (la segunda parte de El Quijote), cap. LXXII (1615)
...llegaron a Barcelona poco antes que el sol se pusiese. Admiroles el hermoso sitio de la ciudad y la estimaron por flor de las bellas ciudades del mundo, honra de España, temor y espanto de los circunvecinos y apartados enemigos, regalo y delicia de sus moradores, amparo de los extranjeros, escuela de la caballería, ejemplo de lealtad y satisfacción de todo aquello que de una grande, famosa y rica y bien fundada ciudad puede pedir un discreto y curioso deseo.
El tema y la tema de los de Barcelona, que podrán más fácilmente negar que son catalanes que no el ser temosos, es el refrán que dice "No es por el güevo, sino por el fuero". Yo les probaré "que no es por el güevo ni por el fuero". Y últimamente (valiéndome de su intención y de la invidia de los enemigos de España) "que será por el güevo y no por el fuero". No dirán que escribo desaforadamente, ni que guiso mal mi discurso, pues los doy batidos con tres güevos, tres fueros, que son toda su golosina. ... Que no es por el güevo ni por el fuero, el güevo lo dice, el fuero no tiene que decir: ni han quebrado el uno ni el otro los ministros de su majestad. ... La guerra tan injusta que Francia hace hoy a toda la Cristiandad en esta monarquía más con cizaña que con valor ni con valentía, levantando a Barcelona y a Portugal y asistiéndolos a la traición -confiesa en gloria nuestra que todas las naciones apestadas de herejía, incorporadas en Francia, no pueden dar cuidado a España sin españoles-, guerra es esta más colorada con la vergüenza que con la sangre. Y halos de burlar el intento, porque al español más le constituye en serlo la lealtad que la patria, de manera que deja de ser español en dejando de ser leal. ... Son los catalanes aborto monstruoso de la política. Libres con señor; por esto el conde de Barcelona no es dignidad, sino vocábulo y voz desnuda. Tienen príncipe como el cuerpo alma para vivir y como éste alega contra la razón apetitos y vicios, aquéllos contra la razón de su señor alegan privilegios y fueros. Dicen que tienen Conde, como el que dice que tiene tantos años, teniéndole los años a él. El provecho que dan a sus reyes es el que da a los alquimistas su arte; promételes que harán del plomo oro, y con los gastos los obligan a que del oro hagan plomo. Ser su virrey es tal cargo, que a los que lo son se puede decir que los condenan, y no los honran. Su poder en tal cargo es sólo ir a saber lo que él y el Príncipe no pueden. Sus embajadas a su gobernador cada hora no tratan de otra cosa sino de advertirle que no puede ni ordenar ni mandar ni hacer nada, anegándole en privilegios.
La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero, de Francisco de Quevedo, 1640.
Unas dos/tres décadas antes, Cervantes escribia:
Los corteses catalanes, gente enojada, terrible, y pacífica suave; gente que con facilidad dan la vida por la honra y por defenderlas entrambas se adelantan a si mismos, que es como adelantarse a todas las naciones del mundo...
Los trabajos de Persiles y Segismunda, cap. XII, lib. III (1617).
Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza única. Y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre [en sus playas fue derrotado Don Quijote], los llevo sin ella sólo por haberla visto.
El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (la segunda parte de El Quijote), cap. LXXII (1615)
...llegaron a Barcelona poco antes que el sol se pusiese. Admiroles el hermoso sitio de la ciudad y la estimaron por flor de las bellas ciudades del mundo, honra de España, temor y espanto de los circunvecinos y apartados enemigos, regalo y delicia de sus moradores, amparo de los extranjeros, escuela de la caballería, ejemplo de lealtad y satisfacción de todo aquello que de una grande, famosa y rica y bien fundada ciudad puede pedir un discreto y curioso deseo.
Las dos doncellas, una de las Novelas ejemplares (1613).
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