ABC: Zapatero empieza a perder el control de la economía a meses de las generales

Zapatero empieza a perder el control de la economía a unos meses de las generales

Y. G., S. G.

MADRID. El optimismo desmesurado con que Rodríguez Zapatero «vende» la situación económica, con vistas a las próximas elecciones generales, no se ve respaldado por los últimos indicadores económicos. A la persistente subida de las hipotecas, que puede poner en peligro muchas economías familiares que ven cómo tienen que destinar cada vez mayor cuota de sus ingresos mensuales a hacer frente a sus deudas, se unen ahora los malos datos del paro y la subida de los precios de los alimentos básicos.

En agosto se registró el mayor aumento de paro de las últimas décadas y aunque el Gobierno asegura que es un paréntesis y un dato puntual, oposición, sindicatos y patronal coinciden en dar más relevancia a estas cifras e incluso las interpretan como un indicio de cambio en el ciclo económico.

Y si la subida de tipos de interés es preocupante para las endeudadas familias españolas, que tendrán que recortar el consumo para pagar la subida de la hipoteca, el escenario es mucho más grave si va acompañado de una destrucción de puestos de trabajo.

Desde hace meses, organismos económicos nacionales e internacionales han venido alertando de que el verdadero peligro para la economía española, en la que la deuda familiar ha crecido de manera exponencial en los últimos años, alcanzando máximos históricos ejercicio tras ejercicio, es la destrucción de empleo. Mientras los hogares sigan teniendo trabajo, y por tanto ingresos, podrán redistribuir sus rentas para hacer frente a sus deudas, pero si pierden el empleo, no tendrán posibilidad de pagar sus créditos y se desataría una crisis global.

Junto al mal dato de paro, ayer se conoció que en agosto se registró una fuerte caída de la confianza de los consumidores, cuyo índice se desplomó al mínimo anual influido por la crisis de la hipotecas «subprime» en Estados Unidos.

Por si esto fuera poco, los temores de un repunte de los precios de los alimentos básicos en este próximo otoño se vieron confirmados ayer con el anuncio de los fabricantes de pan de que el precio del mismo subirá al menos un 40% de aquí a fin de año.

Y no será sólo el pan. El encarecimiento de los cereales, como consecuencia de la mayor demanda procedente de los grandes países asiáticos, unido al uso de éstos para la fabricación de biocombustible y la mala cosecha en la mayoría de países de Europa, salvo España y Portugal, conllevará la subida del precio del pollo, la ternera, el cordero, los bemoles, la leche y, en general, los alimentos más consumidos.

Con estos datos sobre la mesa, y con las elecciones a unos meses vista, los políticos, como era de esperar, han arrimado el ascua a su sardina.


Herencia agotada

El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, no dudó ayer en asegurar que «la herencia económica de los gobiernos del PP se ha acabado» porque el presidente no ha hecho «nada» en estos tres años al frente del Gobierno.

Rajoy recordó que lleva tres años reclamando al Ejecutivo socialista reformas económicas porque «no se puede vivir de la inercia» y de la «buena herencia recibida de Aznar».

También desde CiU se aseguraba ayer que el dato de paro en agosto era «pésimo», según afirmó su portavoz de Trabajo y Asuntos Sociales, Carles Campuzano, quien aseguró que en su opinión podrían anunciar un cambio de tendencia en la dinámica del mercado de trabajo en los últimos años, por lo que reclamó nuevas políticas orientadas a «incorporar en el mercado a las personas que pierden su trabajo».

Desde el PSOE se defienden. La responsable de Economía y Empleo, Inmaculada Rodríguez-Piñero, respondió a los populares que el Gobierno de Zapatero ha mejorado con creces la herencia recibida. Pero lo cierto es que el «España va mejor que bien» del optimista presidente del Gobierno se ve enturbiado en este cierre de legislatura por la economía real. Por ello, Rodríguez Zapatero ya recurre al anuncio de medidas puntuales y electoralistas como los 2.500 euros por hijo, las deducciones del alquiler para jóvenes o la subida de las pensiones mínimas.

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