Creo que ahí de todo, yo he visto uno con un jersey de polo que ponia, "Casa de campo"
pero estos niñatos...no son nacionales...o sí?????
El del polo Casa de Campo parece que es dominicano. Y dicho lo cual, parece que no son nacionales, pero vaya a saber, porque el look y demás que tienen es internacional, en la sierra de Madrid y en ciertos sitios de la ciudad te los puedes cruzar con toda normalidad, por ejemplo, misma ropa, mismas gafas de sol, mismos peinados y hasta las actitudes de varios. He visto varias poses que también he visto a personas que visten igual en un restaurante junto a un embalse en la sierra, un sitio que está muy bien y demás, pero claro, sablazaco.
Esta gente no tiene nacionalidad definida que los identifique, es la billetera la que lo hace y tienen cierta costumbre de conocerse entre ellos y tener un idioma común, aparte de el de los billetes, que es el del inglés aprendido en colegios privados e internados. Lo mismo en el colegio de Suiza que en sus primeras escapadas de jóvenes a Ibiza o en el puerto deportivo de Sotogrande o...o en tantos sitios en los que coinciden. Si sus papós y sus abus son los que controlan el tinglado desde siempre.
Estos son de dos tipos, los vivos, que se zumban a las lumpen que se arriman a sus discotecas, zonas de esparcimiento y demás, pero que se acaban casando con la hija de algún papó de la misma casta. Y los lentitos, que pican y acaban pescados por una advenediza con pechotes tan grandes como corta es su falda. Con las niñas de papó pasa algo parecido, pero es más difícil que las pesque un pobre, no les suelen dejar entrar en sus discotecas, por ejemplo.
Cuando en un país cuecen habas, estas personas, simplemente, se van levitando a otro. De La Habana a Miami, del Madrid republicano a Biarritz o de Bagdad a Niza. Da igual la época y el régimen, son la espuma blanca que surge sobre la vulgar cerveza y su reino no es de este mundo. Por eso les da lo mismo que nos riamos de ellos por ser ridículos a nuestros ojos, mientras uno de nosotros le pela un langostino sobre la mesa y otra de los nuestros le pela el gambón bajo la mesa. Y jamás les faltarán vasallos.
Estaría bien un hilo de fotos colgadas por nuestra otra castuza, la política, que aunque parezcan parecidas no lo son, conviven como castas, pero no suele ser en los mismos espacios. No les gustan los advenedizos.